"Me tomo como un piropo que me llamen jacobino"
Jos¨¦ Borrell. Candidato socialista a la presidencia del GobiernoEste socialista, que logr¨® disipar siquiera por unos d¨ªas el estado catat¨®nico de la militancia al ganar contra todo pron¨®stico las elecciones primarias, se ha convertido en un heraldo del equilibrio del Estado auton¨®mico ante los "peajes" del PP a CiU y el PNV. Para Borrell, olvidarse del futuro, como hace el PP, se est¨¢ desvelando como el mayor d¨¦ficit actual de una Espa?a que en el pr¨®ximo siglo ser¨¢ posnacionalista sin renunciar a la igualdad y la diferencia.
Pregunta. La derecha valenciana dice que tiene en usted al mejor candidato del PSOE porque es el culpable de que no se hiciera antes la autov¨ªa Madrid-Valencia y de que no prosperase el parque central de Valencia. Respuesta. Esto forma parte de los intentos de descalificaci¨®n habituales del PP. La autov¨ªa Madrid-Valencia la construimos pr¨¢cticamente toda los socialistas, menos un trozo de diez kil¨®metros, que es el que pasa sobre el r¨ªo Cabriel. Contin¨²o pensando que hubiese sido mucho m¨¢s r¨¢pida, mucho m¨¢s barata y mucho m¨¢s respetuosa con el medio ambiente la soluci¨®n que yo propuse. Es la primera vez en la vida que primero se hace el trazado y luego se hace la declaraci¨®n de impacto ambiental para justificar la decisi¨®n que se ha tomado. Pero el 99% de la autov¨ªa la construimos los socialistas. Igual que el tren de velocidad alta entre Barcelona y Valencia, que ya es casi una realidad. P. La Comunidad Valenciana tradicionalmente ha destacado y contado muy poco en Madrid. ?Tiene alguna teor¨ªa al respecto? R. ?sta es una sensaci¨®n que tienen todos los pueblos. Vengo ahora de Galicia y all¨ª me dec¨ªan lo mismo. Los gallegos piensan que cuentan poco, en Catalu?a piensan que pagan demasiado, los andaluces se sienten marginados... ?ste es un pa¨ªs que vive mucho de los agravios comparativos, y la derecha siempre se ha esforzado en desarrollar este sentimiento de agravio. Con esto no se hace un pa¨ªs. Nosotros tenemos que hacer un discurso constructivo que trate con justicia a todas la comunidades y que tenga unos planteamientos solidarios. P. ?Qu¨¦ noticias tiene de la Comunidad Valenciana bajo el gobierno del PP? R. Me llegan noticias de la gesti¨®n del PP en todas la comunidades, y con algunos acontecimientos que si nos hubiesen ocurrido a nosotros, hubiesen sido mucho m¨¢s ruidosos. El caso del consejero de Obras P¨²blicas, Luis Fernando Cartagena, dimitido y procesado, es s¨®lo un ejemplo de eso que aparece hoy como un sarampi¨®n de comportamientos irregulares del PP en muchas partes. El discurso de la regeneraci¨®n pol¨ªtica de Aznar no se corresponde con la realidad. Estamos asistiendo a un proceso de degeneraci¨®n pol¨ªtica que pasa por vaciar de contenido y de funci¨®n a los ¨®rganos representativos. Mi gran cr¨ªtica a Aznar es el menosprecio al Parlamento: se habla del Pa¨ªs Vasco en todas partes menos en el Parlamento, y todo el mundo hace propuestas sobre el futuro de la Espa?a auton¨®mica en cualquier parte que no sea el lugar donde reside la representaci¨®n nacional. P. ?A Madrid s¨®lo llegan noticias de Valencia relativas a la corrupci¨®n? R. Tambi¨¦n llegan noticias muy preocupantes sobre la privatizaci¨®n de la sanidad. El PP est¨¢ convirtiendo la sanidad en una mercanc¨ªa por el sistema de concesi¨®n administrativa de la atenci¨®n sanitaria a una empresa privada en un contrato dominado por la l¨®gica del beneficio del concesionario y del gestor. Tantos miles de pesetas por habitante y aj¨²stese usted a esa cantidad: si lo hace por menos, usted gana y si lo hace por m¨¢s, usted quiebra y ya pondr¨¦ a otro. Es una l¨®gica infernal. ?C¨®mo podemos saber si cuando llegue un anciano que necesite una pr¨®tesis muy cara se la van a poner o lo van a dejar cojo en un rinc¨®n? Si lo que domina es el criterio de beneficio de quien pone la pr¨®tesis, ?qui¨¦n nos asegura que no se va a deteriorar la calidad de la asistencia y se va a excluir aquellos casos m¨¢s costosos? Si dejamos que el sistema sanitario se privatice, como est¨¢ haciendo a la chita callando el PP, habremos dejado de considerar a la salud como un derecho que debe ser garantizado a todos por igual. La Comunidad Valenciana se ha convertido en el laboratorio de ensayo de aplicaciones regresivas del PP. Tambi¨¦n me llegan noticias del par¨®n de la pol¨ªtica hidr¨¢ulica. Tres a?os despu¨¦s, despu¨¦s de tanto denuesto y tanta cr¨ªtica, ?d¨®nde est¨¢ el plan hidrol¨®gico del PP? ?Cu¨¢l es? ?En qu¨¦ consiste? Cuando llegue la pr¨®xima sequ¨ªa nos va a coger mucho menos preparados para hacerle frente que hace tres a?os. Quien tenga que gestionar la siguiente sequ¨ªa se acordar¨¢ amargamente del tiempo que ha perdido este Gobierno para no enfrentarse a nadie, abdicando de preparar el futuro. Cuando uno vende todos los activos, privatiza todas las empresas, desarma el sistema tributario, endeuda a la Seguridad Social, deja de invertir, se olvida de la prevenci¨®n hidrol¨®gica, privatiza la sanidad y prioriza la ense?anza p¨²blica, se est¨¢ olvidando del futuro. Hoy el mayor d¨¦ficit que tiene este pa¨ªs es de futuro. P. ?Usted es tan jacobino como dicen o m¨¢s? R. Depende de lo que se entienda por jacobino. Me lo tomo como un piropo, en el sentido que Machado dio a la palabra en ese verso que utilic¨¦ tanto durante las primarias: "Hay en mis venas gotas de sangre jacobina". Tambi¨¦n tengo en mis venas gotas de sangre jacobina, en el sentido que tiene la palabra de pasi¨®n por la justicia. Se suele confundir jacobino con centralista, pero el sentido profundo de jacobino es su dimensi¨®n hist¨®rica tal como la describe Stendhal en La cartuja de Parma, que es una profunda pasi¨®n por la justicia. En este sentido, s¨ª, yo soy jacobino. P. Usted vaticina que la Espa?a del siglo XXI ser¨¢ posnacionalista. ?Quiere decir que las posiciones que pierda el nacionalismo centr¨ªfugo ser¨¢n ganadas por el nacionalismo centr¨ªpeto? R. No, quiero decir que el siglo XX ha estado labrado por el concepto de naci¨®n. Los nacionalismos han llenado el siglo y lo llenan ahora, en los ¨²ltimos estertores de los conflictos balc¨¢nicos. Cuando el nacionalismo se ha puesto incandescente, y eso ha ocurrido por lo menos dos veces en este siglo, ha conducido al imperialismo y a la primera guerra mundial o al fascismo y a la segunda guerra mundial. En cambio, el siglo XXI no se construir¨¢ sobre la idea de la naci¨®n, sino sobre la estructura en red de ciudades, de regiones y de continentes enteros. El siglo XXI tiene que ser la superaci¨®n del concepto nacional para conducir a la integraci¨®n en conceptos pol¨ªticos supranacionales, como es el caso de Europa o lo que se est¨¢ produciendo a golpe de globalizaci¨®n econ¨®mica en todo el mundo. P. ?No se refer¨ªa a los nacionalismos perif¨¦ricos? R. Tambi¨¦n a ellos. El nacionalismo es un problema que se cura viajando. El sentimiento nacionalista proviene muchas veces del aislamiento, del culto de la propia personalidad, de una cierta endogamia intelectual. En un mundo sin distancias ni fronteras hay que respetar a la vez las identidades locales, y en ese sentido yo soy un gran defensor de las identidades primarias del ser humano: su infancia, su paisaje, su lengua, su cultura, su forma de ser... Necesitamos ra¨ªces, pero al mismo tiempo necesitamos entender que ya ning¨²n problema relevante se puede resolver a nivel del espacio pol¨ªtico de la naci¨®n, grande o peque?a, con Estado o sin ¨¦l. P. ?El PP es ahora m¨¢s comprensivo con los nacionalismos que el PSOE? R. No, Aznar ha tenido que pasar de decir aquello de "Pujol, enano, habla castellano", cuando cre¨ªa que iba a sacar mayor¨ªa absoluta, a "Pujol, guaperas, pide lo que quieras", que es la actitud que est¨¢ adoptando ahora. Para llegar a la Moncloa ha tenido que pagar un fuerte peaje y tiene que estar todos los d¨ªas supeditado a lo que le exigen sus socios nacionalistas catalanes en materia de financiaci¨®n y lo que le requieren sus socios nacionalistas en materia de peligrosa deriva hacia la autodeterminaci¨®n. P. ?Cu¨¢l es el modelo de Estado del PP? R. Aznar no tiene ning¨²n modelo de Espa?a que ofrecer. Ten¨ªa uno y no ha soportado el choque con una situaci¨®n de minor¨ªa parlamentaria. Era el modelo que le hac¨ªa gritar que nunca acceder¨ªa al 15% del IRPF y ahorale permite decir que ceder el 30% es maravilloso. Quiero recordar la extrema inconsistencia de Aznar a la hora de abordar el problema auton¨®mico. En cambio, nosotros hemos mantenido una actitud mucho m¨¢s templada. Pretendemos que se respeten las diversidades manteniendo las igualdades del ciudadano, viva donde viva. El PP navega a la vista y hace los pactos que le convengan porque no tiene modelo. Cuando uno tiene un modelo no puede hacer cualquier pacto impulsado por la necesidad. Navega de acuerdo con el rumbo establecido. Pero claro, a Aznar y a Pujol, por razones diferentes, ya les conviene lo que est¨¢ ocurriendo. La derecha espa?ola nunca ha querido tener un Estado garante de la solidaridad. Siempre le ha sobrado y ha preferido apoyarse en poderes econ¨®micos y sociales que escapasen al control democr¨¢tico. Y a los nacionalistas les interesa un Estado cuanto m¨¢s d¨¦bil mejor para crear el suyo. P. ?Es posible mantener el principio de solidaridad y el concepto de autonom¨ªa hist¨®rica a la vez? R. Es el ¨²nico camino para conseguir que el proyecto de la Espa?a constitucional no naufrague. P. Dicho en otras palabras: ?Extremadura ha de pesar igual que Catalu?a en la balanza del Estado? R. Extremadura tiene el mismo derecho que Catalu?a a alcanzar las cotas de autogobierno que deseen sus habitantes. Y Catalu?a y Extremadura est¨¢n unidas por lazos que constituyen un proyecto colectivo, como un sistema de seguridad social propio y com¨²n, un sistema fiscal propio y com¨²n, un esfuerzo solidario que permita a los territorios m¨¢s atrasados progresar a mayor velocidad... ?se es el proyecto de la Espa?a constitucional que nosotros defendemos y del que hemos sido grandes art¨ªfices. Ahora hay que darle un nuevo impulso en el contexto europeo, oponi¨¦ndose a las tendencias desarticuladoras o a los planteamientos neoconfederales. P. ?Neoconfederalismo? R. Es decir: Todo lo que pasa en mi territorio es de mi competencia, usted no meta las narices y d¨ªgame cu¨¢nto le debo por las meriendas de la Casa Real. Esquematizando mucho, ¨¦ste es el planteamiento. Si a eso le asocia una exigencia soberanista, nos encontramos con un planteamiento que conduce a una desarticulaci¨®n del pa¨ªs. Frente a eso, defiendo la construcci¨®n de una Espa?a federal, es decir, una Espa?a que resulta de un pacto que refleja una voluntad de compartir objetivos comunes dentro de un respeto profundo a las identidades. Y eso se puede conseguir, porque lo contrario de la igualdad no es la diferencia, sino la desigualdad, y lo contrario de la diferencia es la uniformidad. Yo estoy a favor de la igualdad y de la diferencia, y no son cosas contradictorias. P. ?Los peajes del Estado a Catalu?a y a Euskadi son agua clara? R. No lo son ni lo ser¨¢n. El sistema de financiaci¨®n que pacta Aznar con Pujol da unos resultados contrarios a los que Pujol esperaba. ?l esperaba que al participar m¨¢s en la recaudaci¨®n del IRPF obtendr¨ªa m¨¢s recursos, pero eso depende de la evoluci¨®n de la recaudaci¨®n. Si la recaudaci¨®n crece m¨¢s despacio que la de otros impuestos, quien se apunte a participar m¨¢s en el IRPF sale perdiendo. Pujol pacta una mayor participaci¨®n sin darse cuenta de que quien conduce el tren est¨¢ poniendo el freno y que el Gobierno va a disminuir la capacidad recaudatoria del IRPF. Eso hace que no consiga los resultados que le hab¨ªan prometido y que ¨¦l mismo hab¨ªa publicitado, y ahora ha exigido el lucro cesante, que lo que no ha obtenido por la aplicaci¨®n del pacto lo obtenga en compensaciones pagadas caso a caso, a veces utilizando las excusas m¨¢s absurdas, como los ¨²ltimos 40.000 millones de pesetas dotados por cr¨¦dito extraordinario para financiar una carretera auton¨®mica construida hace muchos a?os. Y eso es lo que hay que evitar, por eso he propuesto a Aznar que el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica se pacte ahora que no hay que formar gobierno y quien gane las elecciones que no se vea sometido a unas presiones que convierten en elemento estructural lo que son circunstancias coyunturales. P. ?Hay valores caducos que taponen el proceso de renovaci¨®n socialista? R. El PSOE est¨¢ inmerso en un sistema de renovaci¨®n con gente como Ana Noguera, Joan Romero o yo mismo, que tratamos de llevar a la pr¨¢ctica el cambio del cambio que anunci¨® Felipe Gonz¨¢lez y no fue capaz de aplicar. Tratamos de hacer realidad ese segundo impulso democr¨¢tico que fue barrido por el viento de la corrupci¨®n y nos hizo perder las elecciones. Ese cambio del cambio reposa sobre una recuperaci¨®n de los valores democr¨¢ticos como elementos que gu¨ªan la conducta cotidiana de los ciudadanos. P. ?Los clanes habituales del socialismo han roto el sistema inmunol¨®gico de las primarias o ¨¦stas todav¨ªa son una f¨®rmula fresca de decidir candidatos? R. La elecci¨®n directa, por parte de los militantes de un partido, de sus representantes es una exigencia democr¨¢tica irreversible. En el futuro no s¨®lo tendr¨¢ que aplicarse en aquellos que un partido presenta para ocupar cargos institucionales, sino tambi¨¦n, y sobre todo, a los que tienen que ser sus dirigentes. Si el PSOE quiere evitar que en el futuro su direcci¨®n sea debilitada y sometida a las presiones de sus dirigentes territoriales, tendr¨¢ que fortalecerla haciendo que sea el resultado de la voluntad directa de sus militantes. P. ?El efecto Borrell fue un impulso ef¨ªmero? R. No es el efecto que tiene asociado un nombre propio el que importa. Lo que sigue siendo motor de renovaci¨®n y de impulso es el efecto participaci¨®n. El efecto que sinti¨® cada mujer y cada hombre de este partido cuando percibi¨® que su opini¨®n contaba, y que al expresarla transmit¨ªa la opini¨®n de su entorno social. ?sa es la parte m¨¢s importante de las primarias. Despu¨¦s, depender¨¢ de nosotros que seamos capaces de canalizarlo adecuadamente. Pero las primarias marcaron el inicio de la reconciliaci¨®n del partido socialista y la sociedad. Parte se pudo perder como consecuencia de los problemas de adaptaci¨®n de una estructura pol¨ªtica que tuvo que enfrentarse a un resultado que no hab¨ªa previsto, pero una vez resuelto esto -por cierto, en poco tiempo-, es cuando estamos en condiciones de extraer de este impulso democr¨¢tico la fuerza necesaria para contactar de nuevo con la sociedad y ofrecerle un proyecto capaz de merecer su confianza mayoritaria.
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