Rembrandt
Es magn¨ªfica la exposici¨®n de Rembrandt en la Sala Villas¨ªs. Hace ya tiempo que se inaugur¨®, pero con las exposiciones largas te puede ocurrir que, con eso de tener tanto tiempo por delante, esperas y las dejas pasar con el riesgo de que se te escapen definitivamente. Comprendo que es una faena haber esperado hasta el ¨²ltimo momento para contar que es una de las mejores exposiciones que hemos tenido en los ¨²ltimos meses, pero a punto he estado de perd¨¦rmela yo tambi¨¦n. Me han sorprendido muchas cosas: los autorretratos tan diferentes, desde un Rembrandt austero, ¨ªntimo y sencillo dibujando junto a una ventana al emperifollado, altanero y triunfador con sombrero redondo y capa; el ¨¢ngel ascendiendo en diagonal, en un escorzo forzado, como de c¨®mic, frente a Tob¨ªas y su familia; un San Jer¨®nimo descalzado, con las sandalias junto a los pies, sombrero de pastor, c¨®modamente sentado y leyendo bajo un ¨¢rbol tan inveros¨ªmil como frondoso, con su le¨®n al lado, eso s¨ª, y un paisaje italiano al fondo. Otros, igual de magn¨ªficos, son f¨¢cilmente reconocibles rezando en su gruta. Algunos grabados te atrapan por lo que tienen de misteriosos, con personajes evanescentes, casi transparentes, rodeados de oscuridades indescifrables. Emocionantes y tiernos son Abraham despidiendo a Agar e Ismael y La muerte de la Virgen, ambos tratados con la misma delicadeza, a pesar de que la parte superior del segundo est¨¢ trabajada como con prisa, con ¨¢ngeles y nubes que ya no le importan al artista. En La resurrecci¨®n de L¨¢zaro, un grabado perfecto hasta en el ¨²ltimo rinc¨®n, se nos revela un Rembrandt histri¨®nico, capaz de organizar un escenario impresionante. En Sevilla tenemos muy buenos grabadores que habr¨¢n disfrutado viendo la exposici¨®n. A algunos de ellos los recuerdo, hace a?os, encorvados sobre la plancha de lat¨®n con el cuentahilos, envueltos en el olor penetrante del ¨¢cido n¨ªtrico. Me acuerdo, entre todas esas cosas, porque me he fijado en que Rembrandt no biselaba sus planchas. Probablemente ahora tendr¨¢n un m¨¦todo m¨¢s pr¨¢ctico y moderno que aquel interminable biselado a mano que me parec¨ªa una verdadera prueba de celo profesional.
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