Triste adi¨®s a Europa

REAL MADRID 65 TEAMSYSTEM 76El Madrid consum¨® su eliminaci¨®n europea sin ¨¢nimo de revancha, sin esp¨ªritu de pelea, por puro agotamiento. No tuvo opci¨®n a la victoria en ninguno de los dos partidos ante el Teamsystem de Bolonia, un equipo que tiene de italiano el domicilio social. El Madrid ha perdido la autoestima en alg¨²n punto de la temporada. No tiene fe. Su derrota fue triste y deprimente. No es que jugara mal, es que ha llegado a un punto en el que no juega.El Madrid llevaba 48 horas pregunt¨¢ndose si ser¨ªa capaz de olvidar lo sucedido en Bolonia, pero daba la sensaci¨®n de que la terapia no funcionaba: el equipo parece cansado hasta cuando sus protagonistas hablan para la prensa. No dicen nada ni dentro ni fuera de la cancha. Llegados al momento de la verdad, la sensaci¨®n reinante no cambi¨®: flotaba el pesimismo sobre la atm¨®sfera del viejo/nuevo pabell¨®n, que registraba un lleno de puro compromiso. La gente parec¨ªa m¨¢s dispuesta a esperar antes de actuar, como si no confiara en exceso en sus chicos. Los primeros pasos del equipo sobre la cancha confirmaron las previsiones: defensa est¨¢tica y ataque err¨¢tico. ?Cu¨¢ntos kil¨®metros son capaces de correr Herreros y Angulo para regresar al mismo sitio y encontrarse en la misma posici¨®n? ?Cu¨¢ntas horas han de esperar Struelens y Beard para que, si alguien tiene a bien fijarse en ellos, les llegue un bal¨®n en condiciones?. En otras palabras, el Madrid mareaba la perdiz, sin saber muy bien qu¨¦ hacer con cada posesi¨®n, por donde meterle mano a un la tibia defensa del equipo multinacional con sede en Bolonia..

En esas circunstancias, la primera parte fue tan lastimosa como esperanzadora. El Madrid jugaba mal, pero el Teamsystem tampoco parec¨ªa sacar provecho de ello. La situaci¨®n era como para esperar que, en un arranque de rabia, a poco que alguien tomara la iniciativa, el partido ten¨ªa un pase. Hubo, incluso, alguna ventaja imprevista. Apareci¨®, por ejemplo, el famoso Mulaomerovic para anotar dos triples consecutivos, pero con tan mala fortuna que sum¨® tres personales que dieron con sus huesos en el banquillo hasta bien avanzada la segunda parte. Sin embargo, la sensaci¨®n era m¨¢s bien triste: el Madrid no lograba cuajar tres jugadas seguidas en condiciones. Sumaba canastas con una resignaci¨®n insultante. Al Teamsysten le bastaron unos cuantos triples (le costaba menos trabajo anotar de lejos que de cerca) para llegar al descanso con el partido bajo control (32-36).

La segunda parte despej¨® todas las dudas. No es que el rival tuviera un arranque contundente, no es que el ritmo del partido se avivara, es que el Madrid segu¨ªa clavado en tan profunda depresi¨®n: los Albertos dando vueltas sin oficio ni beneficio y los pivots esperando el bal¨®n imposible. Un par de triples abrieron algo de brecha en el marcador y terminaron por evidenciar que el Madrid estaba realmente incapacitado para ganar el partido. La sensaci¨®n era tan clara que al Teamsystem no le hizo falta rebasar la psicol¨®gica barrera de los diez tantos para dejar pasar los minutos con el partido amarrado.

Para ello, se instal¨® en una c¨®moda zona (no hab¨ªa que hacer esfuerzos extraordinarios) y dejar que los madridistas se fueran diluyendo progresivamente. Comenz¨® Lasa, desacertado en el pase, nervioso en el tiro. Luego se apag¨® Angulo, que contagi¨® a Herreros. Santos hab¨ªa saltado a la cancha para ser un perro de presa, pero se qued¨® sin trabajo: el enemigo no estaba enfrente, estaba en casa. ?Y qu¨¦ decir de los pivots, que pasaron del aburrimiento al desconcierto tratando de pegarse con alguno para buscar consuelo!

El Madrid abandona la Liga Europea tras una actuaci¨®n extra?a, desconocida. No se puede especular con el desacierto o la falta de fortuna. Este equipo se ha perdido moment¨¢neamente en alg¨²n punto de la temporada. Perdido estaba en Bolonia y perdido estuvo en Madrid.