"Trist¨¢n e Isolda" es un proceso de locura po¨¦tica"
ENVIADO ESPECIALEl pintor espa?ol Eduardo Arroyo ha realizado la escenograf¨ªa de la ¨®pera Trist¨¢n e Isolda, de Wagner, que se estrena esta tarde en el Festival de Pascua de Salzburgo, con direcci¨®n musical de Claudio Abbado al frente de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, direcci¨®n esc¨¦nica de Klaus Michael Gr¨¹ber, vestuario de Moidele Bickel, y un reparto vocal de lujo en el que figuran Ben Heppner, Deborah Polaski, Marjana Lipovsek, Matti Salminen y Falk Struckmann. La ¨®pera se volver¨¢ a representar el 5 de abril en Salzburgo y despu¨¦s ir¨¢ al Mayo Musical Florentino, dirigida por Zubin Mehta (en una escenograf¨ªa adaptada a las dimensiones del Teatro Comunal de Florencia), volver¨¢ con Abbado y la Filarm¨®nica de Viena al Festival de Verano de Salzburgo en el 2000 con nueve representaciones, y posteriormente ir¨¢ a Jap¨®n, tambi¨¦n con Abbado. Varios teatros europeos de primera fila se han interesado ya por la producci¨®n.
Eduardo Arroyo regresa a Salzburgo siete a?os despu¨¦s de participar en el primer espect¨¢culo de la era Mortier, Desde la casa de los muertos, de Janacek, tambi¨¦n con Abbado y Gr¨¹ber. "Empezaba entonces un periodo de ruptura est¨¦tica de grandes aspiraciones para quitarse de encima la imagen de un festival que hab¨ªa llegado al l¨ªmite del rid¨ªculo mundano".
La idea de Trist¨¢n e Isolda surgi¨®, curiosamente, como un proyecto para Madrid. "Lissner nos lo ofreci¨® a Gr¨¹ber y a m¨ª para el Teatro Real y, poco despu¨¦s, en un juego de coincidencias, tambi¨¦n se dirigi¨® Abbado a Gr¨¹ber para el mismo t¨ªtulo. Como est¨¢bamos comprometidos con el Real, propusimos estrenar el montaje en Madrid y luego llevarlo a Salzburgo. Para m¨ª era un sue?o. Despu¨¦s de las convulsiones pol¨ªticas de todos conocidas, ese sue?o de empezar en Madrid se desvaneci¨®, pero yo ten¨ªa ya el veneno de Trist¨¢n e Isolda metido en el cuerpo y quer¨ªa realizarlo por encima de todo".
La walkyria, con Solti en Par¨ªs, era la ¨²nica aproximaci¨®n anterior a Wagner de Eduardo Arroyo. "Fue una especie de locura, un cataclismo. Incluso utilizamos 12 caballos para la cabalgata de las walkyrias. Mi idea de Trist¨¢n e Isolda no tiene nada que ver con este montaje. No hay ninguna continuidad". Se pregunta Arroyo "qu¨¦ pinta un madrile?o como yo aqu¨ª, en Salzburgo, haciendo Wagner", pero tambi¨¦n se manifiesta "tocado" por la fuerza y el misterio de Trist¨¢n e Isolda. "Mire, yo que soy bastante fr¨ªo y rara vez se me calienta la cabeza, perd¨ª el otro d¨ªa en un ensayo, durante el tercer acto, la noci¨®n del tiempo y del espacio. Estaba como transportado, como en otro mundo. Es algo que nunca me hab¨ªa pasado antes. Solamente por mi inconsciencia me he metido en este l¨ªo. Llevo un mes aqu¨ª concentrado hasta el corbej¨®n, en una especie de retiro espiritual. La experiencia ha sido muy intensa".
Sexta ¨®pera
Trist¨¢n e Isolda es el sexto t¨ªtulo oper¨ªstico de Eduardo Arroyo. A los ya citados hay que a?adir Wozzeck, de Alban Berg, en Bremen; La cenerentola, de Rossini, en Par¨ªs, y Otelo, de Verdi, en Amsterdam, con Riccardo Chailly (precisamente se repone estos d¨ªas en la capital holandesa). "En Trist¨¢n e Isolda est¨¢ todo en la m¨²sica. Te tienes que vigilar, que eclipsar, para no interferir en el proceso de locura po¨¦tica, romanticismo, amor y muerte que la m¨²sica sugiere. En el primer acto he instalado un barco que llena todo el escenario del Palacio de Festivales. Es quiz¨¢ el m¨¢s espectacular. El segundo es m¨¢s tranquilo, con dos ¨¢rboles cl¨®nicos o incestuosos iguales. Son dos troncos potentes que crean la atm¨®sfera y la ilusi¨®n del bosque. El tercer acto es esc¨¦nicamente el m¨¢s dram¨¢tico y supone el retorno al mundo perdido de la infancia. He optado por un faro abandonado que ha sufrido convulsiones y sacudidas como los personajes".Est¨¢ impresionado Arroyo despu¨¦s del ensayo general con la reacci¨®n entusiasta del p¨²blico. "Han sido muy importante para hacer este Trist¨¢n e Isolda de fin de siglo las condiciones excepcionales con que hemos contado para desarrollar nuestro trabajo. Lo de utilizar el enorme escenario completo para el barco del primer acto, por ejemplo, con los cantantes-actores a alturas considerables respecto al suelo, ha supuesto un esfuerzo adicional del director musical, pero Abbado est¨¢ como pose¨ªdo por esta partitura y se ha volcado d¨ªa a d¨ªa con una entrega admirable. Prefiero no contar detalles, pero estoy encantado. Hasta tal punto que me va a suponer al menos tres o cuatro a?os de ausencia del mundo de la ¨®pera esta sensaci¨®n de plenitud. No s¨¦ qu¨¦ podr¨ªa hacer despu¨¦s de este Trist¨¢n e Isolda".
Mantiene Arroyo sus secretos y se va por otros derroteros: la m¨²sica de Trist¨¢n e Isolda como fondo de acompa?amiento de una faena taurina; los encuentros musicales que organiz¨® el a?o pasado en Robles de Laciana (Le¨®n)... Con bufanda granate a juego con los zapatos, Eduardo Arroyo se manifiesta especialmente contenido y expectante en las horas previas al estreno.
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