Una vida bella, la de Carles Pons

Ser¨¢ dif¨ªcil imaginar de hoy en adelante que este mundo acaba de perderse para siempre a Carles Pons. Este sempiterno muchacho de Vilafranca, que tuvo a gala ostentar la humildad interior y septentrional de su origen rural, ha desaparecido en combate, que es la despedida reservada a los mejores. Nos conocimos al principio de todo, cuando alternaba las representaciones de Puja"t al carro, su adaptaci¨®n de fragmentos de Arist¨®fanes para La Xula, con la asesor¨ªa de teatro escolar del CEP de Castell¨®n. Ya entonces le faltaba el aire. No es que mostrase resuello, sino que m¨¢s bien parec¨ªa el Fr¨¦goli de su propia vida, que no sab¨ªa llevar sin representar diversos papeles a la vez. Palade¨® pronto las modestas mieles de sus primeros ¨¦xitos de amateur y decidi¨® no volver a ejercer de maestro aunque era, de natural, cari?oso y pedag¨®gico. Un buen d¨ªa, cuando el Centre Dram¨¤tic de la Generalitat parec¨ªa tomar forma, se quit¨® las alpargatas a la salida de Castell¨®n, las desempolv¨® a conciencia y se larg¨® a la capital a hacer realidad el sue?o de su vida, sudar bajo los focos. Sud¨® a conciencia y se lo pas¨® en grande sobre las tablas. Los noventa fueron suyos: protagoniz¨® diversos montajes, como el papel de F¨¨lix en La Gata i el mussol; el de Mike en El rufi¨¤ en l"escala; el de Mart¨ª Tom¨¤s en La sala dels professors; y le pudimos ver en muchos otros, como en La mandr¨¢gora o en Gresca al Palmar. No hubo papel que se le resistiese, porque trabaj¨® con dedicaci¨®n y esfuerzo en toda clase de situaciones. A pesar de que no dispon¨ªa de un f¨ªsico de gal¨¢n, estuvo siempre, cuando menos, discreto, porque era intuitivo, d¨²ctil y muy voluntarioso. Todo un actor vocacional. Mientras figuraba en el reparto de algunas pel¨ªculas, como Par¨ªs Tombuct¨², trabajaba tambi¨¦n para la televisi¨®n: encarn¨® a Antoni Josep Cavanilles en el documental que la serie de TVV Valencians que han fet hist¨°ria dedic¨® el bot¨¢nico ilustrado y represent¨® al director de la f¨¢brica del conde de Aranda de Alcora en el todav¨ªa in¨¦dito El secreto de la porcelana, de TVE. En los ratos libres doblaba al valenciano papeles de largometrajes y de dibujos animados. En casa le reconoc¨ªamos la voz y nos re¨ªamos con ¨¦l, porque su timbre nunca dej¨® de ser tierno y amable; la indiferencia de la gran ciudad no le hab¨ªa arrebatado la espontaneidad original, el deje ni la frescura de sus primeras ilusiones. Cuando le quedaba alg¨²n rato libre, escrib¨ªa guiones y adaptaba obras. Hizo, entre otras muchas cosas, L"aniversari de don Eduard, dedicado al sainete y a la figura de Escalante, y parece ser que andaba entre los papeles de La tarara del chapao cuando la muerte le ha pillado los dedos. Con su involuntario mutis, el mundo teatral valenciano ha perdido uno de sus valores m¨¢s decididos, polifac¨¦ticos y vers¨¢tiles. Aunque se nos ha ido, seguramente, con la convicci¨®n de que la vida que ha hecho ha sido una vida bella. Tan bella como su permanente buen humor y su sonrisa de domingo, cuya r¨¦plica, de repente, a sus amigos, se nos ha transformado en mueca de desconcierto. Mucha mierda, Carles.

Josep Palomero es escritor.