Las fuerzas aliadas y la ayuda comienzan a llegar a Albania
ENVIADA ESPECIAL, Desde el presidente de la Rep¨²blica, Rexhep Mejdani, hasta el ¨²ltimo ciudadano, toda Albania acogi¨® ayer con entusiasmo la noticia de que miles de soldados de la OTAN se ocupar¨¢n de gestionar sobre el terreno la ayuda humanitaria a los refugiados albanokosovares. Una avanzadilla de este contingente lleg¨® ayer al puerto de Durres, donde el buque italiano San Giusto desembarc¨® a un centenar de soldados, que acompa?aban al primer ministro Massimo d"Alema.
D"Alema, que quiso reforzar con su presencia la preocupaci¨®n italiana por la suerte de Albania y de los refugiados kosovares, se entrevist¨® con el primer ministro alban¨¦s, Pandeli Majko, y pidi¨® a Slobodan Milosevic "una se?al de humanidad" que permita detener la guerra.[Tres helic¨®pteros franceses trasladaron ayer hasta Kukes, en el norte de Albania, ayuda humanitaria desde el aeropuerto de Tirana, donde aviones H¨¦rcules norteamericanos, brit¨¢nicos, alemanes y daneses centralizan sus operaciones de transporte, informa France Presse].
Pero en medio del clamor un¨¢nime que anima a los albaneses a aplaudir los bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia se escuchan tambi¨¦n voces de disenso. "No me preocupan los refugiados, lo que me da miedo es que Albania se vea envuelta en esta guerra".
As¨ª se expresa Engj?llushe, una mujer en la treintena, gerente del hotel Arbana de Tirana, donde se alojan en estos momentos 230 refugiados procedentes de Kosovo. Los albanokosovares que se agolpan en estos cuartos fr¨ªos y desprovistos de la menor comodidad son los m¨¢s afortunados de los que han llegado hasta ahora. La mayor¨ªa de los 10.000 refugiados instalados en Tirana vive en condiciones mucho m¨¢s precarias en la ciudad deportiva o en el palacio de deportes de la capital.
La visi¨®n del estadio de Tirana, adonde llegan los desvencijados autobuses cargados de ancianos, mujeres y no pocos hombres j¨®venes procedentes de Kosovo, es sencillamente dantesca. Decenas de mujeres con los trajes t¨ªpicos kosovares, casi id¨¦nticos a los del norte de Albania, cuidan de una impresionante prole de ni?os de todas las edades que corretean por las dependencias destartaladas del centro. En una de las salas se han instalado varias camas plegables sobre un suelo de inquietante suciedad.
Voluntarios de la Cruz Roja y de organizaciones cristianas reparten platos de comida entre los extenuados deportados que acaban de llegar. "Es un verdadero desastre para Albania, el pa¨ªs no est¨¢ en condiciones de atender a esta masa humana que llega de Kosovo", explica Josefina, una espa?ola que trabaja para C¨¢ritas en Tirana. "Hoy nos hemos pasado el d¨ªa buscando pa?ales por toda la ciudad. Y despu¨¦s de tantos esfuerzos, mira lo que hemos conseguido", dice mientras muestra no m¨¢s de una decena de paquetes de dodotis apilados en una esquina. "Las comunicaciones en Albania son malas. Incluso en circunstancias normales es dificil¨ªsimo comunicarse con el norte, ahora todo ha empeorado", a?ade Josefina. "Nosotros preferimos que nos env¨ªen dinero y comprar en Albania las cosas necesarias, pero no siempre se encuentran, y lo peor es que no sabemos lo que falta en unos sitios, lo que sobra en otros, la coordinaci¨®n no existe".
Los ¨²nicos que parecen ajenos al dramatismo de la situaci¨®n son los ni?os kosovares. En la embarrada ciudad deportiva, los ni?os corretean entre las tiendas, se arremolinan en torno a los c¨¢maras de televisi¨®n, que captan rostros fatigados, rostros llorosos, rostros serios.
A Rosa Duraku, de 16 a?os, le gustar¨ªa que Kosovo y Albania se unieran un d¨ªa, pero reconoce que lo m¨¢s urgente es "volver a casa".
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