La 'nueva revoluci¨®n' de Paraguay
Por primera vez en 52 a?os, el pa¨ªs tiene un Gobierno de unidad nacional que ha acabado con el monopolio del todopoderoso Partido Colorado
"La gran diferencia entre esta nueva revoluci¨®n y lo que ocurri¨® en 1989 es que en aquella ocasi¨®n fue un ajuste de cuentas entre Alfredo Stroessner y Andr¨¦s Rodr¨ªguez. Fue un enfrentamiento entre militares, mientras la ciudadan¨ªa estaba dormida". Fernando Camacho, de 30 a?os, ingeniero agr¨®nomo, es uno de los cuatro l¨ªderes de la nueva revoluci¨®n que ha vivido Paraguay la ¨²ltima semana, que empieza el martes 23 de marzo con el asesinato del vicepresidente Luis Mar¨ªa Arga?a y concluye cinco d¨ªas despu¨¦s con una matanza de j¨®venes manifestantes y la huida del pa¨ªs del presidente Ra¨²l Cubas y el general Lino C¨¦sar Oviedo, el poder en la sombra."Esta vez, la ciudadan¨ªa pele¨®, sab¨ªa por qu¨¦ echaba al presidente y sab¨ªa cu¨¢l era el objetivo". El t¨¦rmino "revoluci¨®n" utilizado por el joven dirigente es de una exageraci¨®n notable, pero no cabe duda de que en Paraguay algo empieza a cambiar: por primera vez en los ¨²ltimos 52 a?os, el pa¨ªs tiene desde el lunes pasado un Gobierno de unidad nacional, que ha roto el monopolio del todopoderoso Partido Colorado.
Paraguay ha escrito una de las p¨¢ginas m¨¢s sobresalientes de su historia en este siglo porque el pueblo ha empezado a perder el miedo. Los j¨®venes, los sindicalistas y los campesinos ocupan la calle e inician una resistencia pac¨ªfica, que no puede ser aplastada a pesar de la brutal acci¨®n de francotiradores del d¨ªa 26 en la plaza del Congreso de Asunci¨®n, que causa seis muertos, una decena de desaparecidos y m¨¢s de 200 heridos. "Despu¨¦s de la matanza, en vez de disminuir la presencia de manifestantes en la plaza, aument¨®. Y ya no fueron solamente j¨®venes. Comenz¨® a llegar gente de sectores medios, medios bajos y medios altos de la capital. Esta multitud marca una diferencia muy grande con anteriores crisis", subraya el soci¨®logo Carlos Martini.
El movimiento J¨®venes por la Democracia, motor de las protestas, tiene una primera aparici¨®n fugaz en abril de 1996, a ra¨ªz del golpe de Estado frustrado del general Oviedo. Un pu?ado de j¨®venes conocidos como los carapintada, por llevar el rostro con los colores de la bandera paraguaya, sale a la calle para protestar contra el militar golpista. El movimiento se diluye hasta que reaparece con fuerza tras el asesinato de Arga?a. A diferencia de sus or¨ªgenes, J¨®venes por la Democracia no es hoy un movimiento independiente. Los cuatro miembros de la mesa coordinadora pertenecen a las juventudes de los principales partidos pol¨ªticos: Partido Colorado, Encuentro Nacional, Partido Febrerista y Partido Liberal. Uno de ellos, Adri¨¢n Castillo, acaba de ser nombrado viceministro de la Juventud en el Gobierno del nuevo presidente, Luis Gonz¨¢lez Macchi.
Estudiantes, profesionales y obreros entre los 18 y los 30 a?os conviven en las mismas filas del movimiento, algunos de ellos con ambiciones pol¨ªticas que apuntan muy arriba. Han vuelto a la carga con un objetivo com¨²n: el respeto de la Constituci¨®n, que el presidente Cubas ha violado al liberar al condenado Oviedo, en contra de las ¨®rdenes de la Corte Suprema de Justicia.
El asesinato del vicepresidente y ¨²ltimo caudillo civil del Partido Colorado rompe la tradici¨®n pol¨ªtica paraguaya de ausencia de cr¨ªmenes pol¨ªticos. Los cuatro coordinadores del movimiento J¨®venes por la Democracia -Adri¨¢n Castillo, Fernando Camacho, Enrique S¨¢nchez y L¨ªder Talavera- lanzan una convocatoria: todos al palacio del Gobierno a exigir una respuesta. "No ten¨ªamos dudas. Era un asesinato del sector oviedista", recuerda S¨¢nchez, de 27 a?os, economista.
Desde el interior del pa¨ªs, miles de campesinos llegan aquel mismo d¨ªa a Asunci¨®n para exigir la condonaci¨®n de deudas. Se unen a la manifestaci¨®n, junto a sindicalistas, transportistas y dirigentes de gremios. La dimensi¨®n de la protesta va en aumento el mi¨¦rcoles y el jueves hasta que empieza la violencia. "Jam¨¢s pensamos que nos iban a emboscar de manera tan cobarde. Empezaron a cazarnos como patos. Era pat¨¦tico ver c¨®mo j¨®venes valientes ca¨ªan a nuestro lado. Tenemos 236 heridos, much¨ªsimos de bala", explica Fernando Camacho.
Las im¨¢genes de televisi¨®n muestran que la matanza ha sido una acci¨®n premeditada. Un c¨¢mara capta el momento en que en una ventana del edificio Zodiac una luz centellea 10 veces. "En este instante, la polic¨ªa se fue y abandon¨® las calles de una forma criminal", recuerda S¨¢nchez. "Los manifestantes oviedistas tambi¨¦n se retiraron para despejar el campo de tiro en que se iba a convertir la plaza". J¨®venes, sindicalistas y campesinos quedan solos con el objetivo de garantizar con su presencia la celebraci¨®n del juicio pol¨ªtico contra el presidente Ra¨²l Cubas en el palacio del Congreso. "?ramos la garant¨ªa constitucional de que se iba a llevar el juicio pol¨ªtico. No hab¨ªa polic¨ªa ni Fuerzas Armadas".
Est¨¢n dispuestos a quedarse en la plaza todo el tiempo que sea necesario. La primera noche, tras el magnicidio de Luis Mar¨ªa Arga?a, duermen en la plaza un centenar de j¨®venes, con tiendas o con simples colchonetas. Fernando Camacho, por ejemplo, se retira a su casa a las siete de la ma?ana, y se turna con otro compa?ero en la vigilia. "Hab¨ªamos acumulado v¨ªveres en camiones para resistir un mes. De manera espont¨¢nea, los ciudadanos empezaron a colaborar. Quien ten¨ªa una camioneta, la pon¨ªa a nuestra disposici¨®n, los estudiantes de medicina acud¨ªan a los puestos de salud".
Pero los cerebros de la matanza cometen un error de c¨¢lculo. Prev¨¦n que la primera v¨ªctima sembrar¨¢ el p¨¢nico entre los concentrados en la plaza. Sucede todo lo contrario. "Al caer el primer herido de bala, sus compa?eros lo levantaron y lo llevaron a una ambulancia. Inmediatamente volvieron al frente de batalla. El viernes, cuando ten¨ªamos informaciones que hablaban de 13 muertos, propusimos un repliegue hasta la catedral, pero la gente no estaba dispuesta a abandonar la plaza". Las v¨ªctimas presentan heridas de bala de arriba abajo, causadas por disparos de francotiradores apostados en azoteas, otras que van en sentido horizontal por disparos efectuados en diversos puntos de la plaza, a 100 metros de distancia entre ellos.
La televisi¨®n difunde unas im¨¢genes escalofriantes en las que se ve con nitidez c¨®mo un francotirador, identificado con nombre y apellido, vac¨ªa el cargador de una pistola contra los manifestantes indefensos. El individuo, armado adem¨¢s con un fusil autom¨¢tico, es un empleado del Ministerio de Hacienda. Los manifestantes de la plaza reciben numerosas muestras de solidaridad, entre las que sobresale la del general retirado Francisco Zaracho, que acude en persona a hablar con los concentrados y dirige un mensaje a sus ex compa?eros de armas para que no secunden ninguna aventura "de una mente perversa".
Son momentos de gran tensi¨®n en los que arrecian los rumores de que Oviedo trata de provocar una acci¨®n de fuerza. "Llam¨¦ a mis camaradas para que no le obedecieran. Estoy muy orgulloso, porque no le acompa?aron", recuerda el general Zaracho, que en febrero de 1998 abandon¨® voluntariamente el puesto de comandante en jefe del Ej¨¦rcito y pas¨® a retiro, en desacuerdo con las maniobras de Oviedo. Los J¨®venes por la Democracia aspiran a ser "una mesa de di¨¢logo nacional donde poder deliberar todas las ideas previas a la aprobaci¨®n de leyes en el Congreso. Un ¨®rgano de consulta para discutir y apoyar la actividad del legislativo", seg¨²n Enrique S¨¢nchez.
La pretensi¨®n es revolucionaria en Paraguay, donde el Parlamento es el escenario de interminables peleas partidistas sin que los diputados avancen en la discusi¨®n de las leyes o resoluciones. "Queremos ser una especie de fiscal¨ªa ciudadana". Los coordinadores no se atreven a dar cifras de cu¨¢nta gente representan, pero aseguran que el movimiento refleja el pensamiento de la juventud democr¨¢tica y progresista del pa¨ªs.
"En este pa¨ªs hay una acuciante falta de liderazgo entre la clase pol¨ªtica", aseguran. Esto ha quedado demostrado con el regreso a la escena pol¨ªtica de hombres de la ¨¦poca de la dictadura de Stroessner. "Cuando se produce una crisis institucional salen de repente cuatro j¨®venes a pregonar las ideas de la masa silenciosa y empiezan a adquirir fuerza". El movimiento de protesta que contribuy¨® a la ca¨ªda del Gobierno de Cubas ha sido como una espoleta que a la vez abre un interrogante: ?puede la sociedad civil, en su franja m¨¢s joven, llegar a convertirse en protagonista? En opini¨®n del soci¨®logo Martini, J¨®venes por la Democracia "es un conjunto de dirigentes pol¨ªticos y estudiantiles que tiene sus agendas propias. Est¨¢ por ver si de aqu¨ª puede surgir un amplio movimiento social. Yo no lo creo. Pero lo m¨¢s destacable es que tomaron conciencia, por primera vez, del peso pol¨ªtico que pueden tener".
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