La crisis interminable
SEGUNDO BRU Ciertas consideraciones de higiene mental, por una parte, y de ¨ªndole ¨¦tica, e incluso est¨¦tica por otra, me han librado del obligado comentario sobre la m¨¢s importante, que no la ¨²ltima, de las querellas intestinas con que los socialistas valencianos no cejan en el empe?o de desmoralizar a sus votantes. Y no pienso entrar sino en clave distendida porque, huyendo del f¨¢cil recurso al ya lo dec¨ªa yo, la historia personal de Romero siempre ha apuntado a que lo suyo era la cr¨®nica de una dimisi¨®n anunciada, por mucha met¨¢fora ciclista con que se sugestionara. Otra cosa es que no es f¨¢cil escalar el Tourmalet teniendo gregarios que en lugar de arroparte te siembran la ruta de chinchetas, derraman aceite en la carretera o te roban la bicicleta a poco que te descuides. Se mire como se mire la retirada de Romero es, pol¨ªticamente hablando y en su adecuada proporci¨®n, la historia de un magnicidio cuyos autores e instigadores han conseguido por el momento alzarse con el santo, la peana y hasta el cepillo de limosnas de un PSPV hundido en la desmoralizaci¨®n y cuyo mayor problema - y en esto se equivocaba totalmente Romero, gran desconocedor de la historia de la socialdemocracia europea- nunca ha sido radicalizarse al perder las elecciones sino instalarse c¨®modamente en gestionar la crisis puesto que un grupo parlamentario, aunque menguado, junto a las diputaciones y algunos grandes ayuntamientos suponen m¨¢s de un centenar de liberados con sueldos p¨²blicos, suficientes para controlar la organizaci¨®n, cuyo objetivo no es en absoluto que su partido gane las elecciones si ello les comporta personalmente la p¨¦rdida de sus esca?os. En cualquier caso todo, o casi, est¨¢ dicho ya aunque la historia se empe?a en repetirse y ¨¦sta vez s¨ª que cada vez m¨¢s tr¨¢gicamente. Las posibles combinaciones de los elementos disponibles (romeristas, asuncionistas, ciscaristas y residuos lermistas) ofrecen una cifra de posibles variantes, con y sin repetici¨®n, que a¨²n no est¨¢n agotadas y, en este sentido, la ratificaci¨®n de Asunci¨®n por el reciente comit¨¦ nacional con m¨¢s de un tercio de votos en contra -en plena epidemia de responsabilidad y con la digital gestora votando- no augura nada bueno para el futuro, por m¨¢s que Ciscar anuncie que su reciente alianza con el neocandidato va a ser permanente, lo cual habr¨¢ que verlo, y que garantiza la estabilidad, lo cual no se lo cree ni ¨¦l. Precisamente ¨¦l, que cada vez aparece m¨¢s n¨ªtidamente caracterizado ante su organizaci¨®n y ante la opini¨®n p¨²blica a la manera de aquel relato de Lovecraft: el que acecha en el umbral. Pero si seguimos la burda campa?a de quienes est¨¢n vendiendo el que no hay mal que por bien no venga, muy en la l¨ªnea de la m¨¢s recia y jumentera filosof¨ªa rural hisp¨¢nica, coincidiremos en que por lo menos ya se han acabado las lacrimosas entrevistas al hombre forjador de s¨ª mismo -que hubieran hecho las delicias de Ayn Rand- y que posiblemente, s¨®lo posiblemente, cuando quede vacante la sede pontificia ning¨²n preclaro miembro de la ejecutiva federal del PSOE postule a Carmen Alborch como papisa. En cuanto a lo que nos queda por ver respecto al liderazgo socialista valenciano pues me atrevo a aventurar que algo as¨ª como en aquella pel¨ªcula y posterior serial de unos pobres inmortales que pasaban sus luengas vidas atiz¨¢ndose mandoblazos. Ya saben, no puede acabar hasta que s¨®lo uno sobreviva.
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