Un nuevo proyecto europeo
I. Resulta parad¨®jico que cuando se implanta el Euro -el avance m¨¢s espectacular de la construcci¨®n europea- todo el proceso parece entrar en crisis. La Comisi¨®n dimite en bloque y se nombra a un presidente sin contar para nada con las urnas; en la crisis de Kosovo la Uni¨®n, como tal, no pinta casi nada; rebrotan tendencias nacionalistas; la pelea financiera es todo menos europea y la falta de liderazgo es clamorosa. Los ciudadanos permanecen confusos cuando no esc¨¦pticos ante esta situaci¨®n. No es suficiente explicar a las nuevas generaciones que la unidad europea es imprescindible para evitar nuevas guerras que, por otra parte, no evitamos. Es necesario dar a Europa una nueva raz¨®n de ser, un nuevo impulso. Un nuevo ethos, como gusta decir a algunos, que cohesione a los europeos en un proyecto vital com¨²n. Pero no se genera ese ethos con un mercado y una moneda, aunque sean cimientos b¨¢sicos. El proyecto europeo enganchar¨¢ a la ciudadan¨ªa si est¨¢ construido por y para las personas de carne y hueso, si sirve para conservar la paz, profundizar la democracia y acrecentar el bienestar de todos nosotros. Si resuelve cuestiones tan concretas como el desempleo, la marginalidad, la calidad medioambiental, la criminalidad, la seguridad exterior y otras cuestiones que desbordan las posibilidades del Estado-naci¨®n en un mundo global.II. El mercado ¨²nico empuj¨® hacia la moneda ¨²nica. El Euro exige desarrollos pol¨ªticos o de lo contrario la moneda europea entrar¨¢ en crisis y no de crecimiento. Supone una contradicci¨®n insoportable que una instituci¨®n cuya l¨®gica interna es federativa -caso del Euro y del Banco Central Europeo- est¨¦ determinada por pol¨ªticas econ¨®micas intergubernamentales que obedecen a otra l¨®gica y que a la postre pueden da?arla. No habr¨¢ moneda ¨²nica sana sin un "gobierno de la econom¨ªa" tambi¨¦n com¨²n. Y el gobierno de la econom¨ªa conduce a pol¨ªticas fiscales y presupuestarias no s¨®lo convergentes sino con instrumentos suficientes para garantizar la fortaleza y estabilidad de la moneda y la cohesi¨®n social sin la que aqu¨¦lla vive en precario. Pero no nos enga?emos, el gobierno de la econom¨ªa es la parte esencial del gobierno a secas y no somos los ciudadanos de Europa los que no estamos maduros para dar este paso sino los gobiernos nacionales que no quieren perder poder. Si tienen dudas hagan un refer¨¦ndum.
III. Una moneda y una pol¨ªtica econ¨®mica comunes, en un mundo global, necesita una pol¨ªtica exterior e instrumentos de seguridad y defensa coherentes. Europa no puede seguir siendo un enano pol¨ªtico cuando es la primera potencia comercial del mundo. Europa no tiene por qu¨¦ seguir pagando las facturas derivadas de las decisiones que otros toman. No se trata de romper ninguna alianza existente pero debe atreverse a convertirse en una gran potencia pol¨ªtica y militar con criterio propio. Los instrumentos de defensa de las naciones europeas, por separado, no sirven ya para casi nada. La coordinaci¨®n y unificaci¨®n de los medios de los que disponen los pa¨ªses de la Uni¨®n -incluso acrecentados- nos dar¨ªa mayor capacidad de intervenci¨®n en pro de la paz, tanto separada como conjuntamente con nuestros aliados, y tener una posici¨®n exterior cre¨ªble.
IV. La globalizaci¨®n ha conducido, tambi¨¦n, a la globalizaci¨®n del delito. La criminalidad organizada a nivel internacional: terrorismo, tr¨¢fico de drogas, armas, infancia, emigrantes, "ingenier¨ªas financieras", etc., es una amenaza grave contra la democracia y el bienestar. Las mafias manejan ingentes sumas de dinero, medios t¨¦cnicos sofisticados y penetran en los estados corrompiendo su funcionamiento normal. Los medios judiciales y policiales nacionales son rid¨ªculos para hacer frente a este tipo de delitos y bandas. La Uni¨®n necesitar¨ªa con urgencia un espacio judicial, tanto procesal como sustantivo, para estos tipos de delitos y contar con una polic¨ªa a la altura de los retos. La Europol deber¨ªa transformarse en una especie de polic¨ªa federal, con medios materiales y humanos y con competencia en todo el territorio de la Uni¨®n para determinados delitos.
V. Para crear adhesi¨®n en los ciudadanos europeos hay que garantizar una creciente cohesi¨®n social y democratizar las instituciones europeas. Los ciudadanos viven alejados del proceso europeo, salvo cuando lo padecen. A partir del Euro tenemos la obligaci¨®n de cuidar de la salud econ¨®mica y social de los dem¨¢s. Se acabaron las "vidas independientes". Es falso plantear la cuesti¨®n financiera en t¨¦rminos de sacrificios de unos -alemanes, etc.- para que otros vivan mejor -pa¨ªses del Sur-. El hecho nuevo es que la fortaleza del Euro depender¨¢ en el futuro de la convergencia real en t¨¦rminos de renta y bienestar, de la cohesi¨®n social y la estabilidad pol¨ªtica que consigamos en todos los pa¨ªses. Y no es posible ser ambiciosos en la construcci¨®n de Europa sin los medios para esa ambici¨®n. Es tr¨¢gico asumir competencias sin los medios para llevarlas a buen fin. Es rid¨ªculo plantearse ciertos objetivos con el 1,27% del PIB de cada pa¨ªs. Si ¨¦sa es la voluntad europe¨ªsta de los gobiernos tenemos poco que hacer.
VI. Los pa¨ªses que formamos la Uni¨®n constituimos un espacio de libertad y democracia m¨¢s que aceptable. Pero la Uni¨®n como conjunto presenta serias deficiencias institucionales, lo que se ha llamado d¨¦ficit democr¨¢tico. Falta transparencia, participaci¨®n y distribuci¨®n adecuada de competencias y poderes. Ser¨ªa una temeridad culminar la ampliaci¨®n al Este sin hacer antes la reforma institucional. La construcci¨®n europea es un h¨ªbrido sui g¨¦neris que no cabe en los cl¨¢sicos conceptos de federal o confederal. Pero la democracia no es nada sui g¨¦neris, ni admite h¨ªbridos o emplastos. Y el fundamento de la democracia es que la soberan¨ªa resida en el pueblo del que emana todos los poderes y ¨¦stos deben de estar separados. No puede haber un legislativo que no legisle plenamente, un ejecutivo que es tambi¨¦n legislativo y unos parlamentos nacionales que, por separado, no controlan nada. Y para colmo un presidente de la Comisi¨®n que en vez de reflejar, de alguna manera, el resultado de las elecciones europeas es nombrado dos meses antes de que ¨¦stas se celebren. C¨®mo queremos que as¨ª la gente se sienta estimulada. Hay que terminar con esta confusi¨®n y hacer que las instituciones europeas sean plenamente democr¨¢ticas y respondan directamente del re-
sultado electoral. No se trata de discutir sobre federalismo o confederalismo. La cuesti¨®n es que estamos poniendo en com¨²n cada vez m¨¢s aspectos de nuestros intereses y ¨¦stos, al nivel donde se deciden las cosas, tienen que estar gestionados democr¨¢ticamente y la democracia est¨¢ inventada.VII. Despu¨¦s del Euro, la pol¨ªtica, esto es, la democracia. Europa necesita atreverse, ser audaz que no temeraria. Necesita l¨ªderes con talla y olfato pol¨ªtico y no peque?os pragm¨¢ticos sin ideas que s¨®lo entienden de cuentas ya sean cremat¨ªsticas o electorales. Porque hay que ser pragm¨¢ticos pero con ideas. De lo contrario regresar¨¢n las tendencias nacionalistas, el escepticismo, los miedos defensivos, caldo de cultivo de xenofobias y ultrismos. Algunos avisos nos est¨¢n llegando de varios pa¨ªses. La propia negociaci¨®n de la agenda 2000 no ha tenido nada de europea, sino una sucesi¨®n de apetencias nacionales sin una visi¨®n de conjunto sobre los intereses de la Uni¨®n. En Kosovo ¨¦sta no ha podido jugar el papel que le hubiera correspondido por sus intereses y responsabilidades en la zona.
VIII. En mi opini¨®n los pueblos de Europa est¨¢n maduros para abordar las cuestiones que plantea la construcci¨®n pol¨ªtica de la Uni¨®n. Tengo mis dudas de que lo est¨¦n muchos de los responsables pol¨ªticos y es una l¨¢stima que cuando la casi totalidad de los pa¨ªses de la Uni¨®n est¨¢n gobernados por partidos progresistas no se vean iniciativas que hagan avanzar el proyecto. Por eso es tan necesario estimular el debate, la toma de conciencia, la intervenci¨®n de los ciudadanos y los colectivos sociales, de los partidos con el fin de presionar a los gobiernos para que se dejen de jeremiadas y aborden con decisi¨®n la uni¨®n pol¨ªtica de Europa, ¨²nica manera de jugar el papel que le corresponde por su historia y por la voluntad de sus ciudadanos en un mundo global lleno de nuevos retos y oportunidades. Por eso la Fundaci¨®n Alternativas junto con otras europeas ha organizado una serie de seminarios en Madrid, Bonn, Roma y Par¨ªs en los que se discuta y aporte ideas sobre la construcci¨®n europea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.