La ¨®pera como acci¨®n JOAN MATABOSCH GRIFOLL
Discernir entre el edificio y la instituci¨®n ha sido un ejercicio saludable para el Liceo de estos ¨²ltimos a?os, necesitado de dar continuidad a su temporada y de acentuar su sinton¨ªa con una sociedad que ha acabado demostrando que lo siente como algo propio. A las puertas de la inauguraci¨®n de un edificio imponente, se trata, ahora, de que el Liceo sea realmente de todos. Lo garantiza un proyecto art¨ªstico respetuoso con los brillantes 150 a?os de historia de la instituci¨®n, pero incompatible con la imagen de reducto excluyente que a veces ha prevalecido. Excluyente de los que no son expertos de toda la vida -los hooligans de la ¨®pera- o de los no privilegiados. Lo garantiza, sobre todo, un proyecto art¨ªstico que apuesta decididamente por una concepci¨®n din¨¢mica del arte oper¨ªstico. Por la ¨®pera como arte. Dec¨ªa Paul Val¨¦ry que el arte es una acci¨®n: un "acontecimiento" que se produce en la percepci¨®n creativa, una estructura que relaciona el artista y el receptor de su obra, es decir, que no es un "contemplar", sino un "hacer". No es una sustancia narc¨®tica porque -escrib¨ªa Chaikovski a Nadeshda von Meck en 1877- "[la m¨²sica] no es ning¨²n enga?o de felicidad, sino una revelaci¨®n". Se opone a este "hacer" y a esta "revelaci¨®n" el conjunto de modelos y experiencias previas que conforman el "horizonte de expectativas". Es frecuente, incluso entre "expertos", la tendencia a conservar los bienes culturales como posesiones, como si el disfrute del arte pudiera ser un simple ejercicio de reconocimiento. Como si la pasividad de la delectaci¨®n en el "legato" angelical de la soprano de turno pudiera sustituir la comprensi¨®n del resorte expresivo que lleva al personaje a manifestarse a trav¨¦s de ese "legato". El arte -dec¨ªa Paul Klee- no reproduce lo que vemos, sino que nos ense?a a ver. Caspar David Friedrich ya proclamaba, en 1830, que "la finalidad de un cuadro de un paisaje no es la representaci¨®n precisa del aire, las rocas o los ¨¢rboles (...), sino reflejar el sentimiento que se traduce en ese paisaje y penetrarlo, acogerlo, transmitirlo". La reproducci¨®n o imitaci¨®n de formas heredadas tiende a cerrar la obra de arte a cualquier demanda no previsible y oscurece y diluye el sentido. Por esto Walter Felsenstein insist¨ªa en que para representar una obra hay que tratarla como si fuera completamente desconocida y partir del principio. Es decir, hay que transmitir la experiencia inmediata del objeto: Sklovski dir¨ªa que hay que hacer la piedra p¨¦trea. Hace falta "extra?ar" el objeto porque esto es lo que permite que la informaci¨®n aportada por la forma del objeto se convierta en una experiencia. Cuando el objetivo es imitar en vez de revelar, seguro que nos encontramos ante un cad¨¢ver. Y a los cad¨¢veres se les entierra y se les llora con a?oranza y devoci¨®n, aunque tambi¨¦n haya quien les construya mausoleos y quien los vele con fervor malsano. Incluso hay quien cree que los cad¨¢veres quedan resultones con fastuosos maquillajes. Todo lo que contribuye a reducir la ¨®pera a un recuerdo nost¨¢lgico de su propia gloria pasada atenta contra su supervivencia y contra el lugar que merece entre las disciplinas art¨ªsticas. Por esto, el contrato-programa entre el Gran Teatro del Liceo y las administraciones p¨²blicas defiende un concepto din¨¢mico del arte oper¨ªstico. Lo contrario es condenar la ¨®pera a un lujo indiferente al entorno, encerrado en una caja de marfil y perfectamente prescindible. Desde el convencimiento de que, en las puertas del siglo XXI, la ¨®pera todav¨ªa apela a nuestra experiencia com¨²n, apremia inaugurar, el 7 de octubre, la infraestructura que permitir¨¢ consolidar el proyecto art¨ªstico del Liceo; incrementar el prestigio internacional del teatro; mejorar el nivel art¨ªstico de sus colectivos estables; difundir la ¨®pera y la danza a capas cada vez m¨¢s amplias de la poblaci¨®n; coordinarse con otros agentes culturales de la ciudad; y asegurar, en definitiva, que el Liceo sea, m¨¢s que nunca, un espacio abierto a todos. Contendr¨¢ simplemente arte que, como tal, hablar¨¢ de todos nosotros.
Joan Matabosch Grifoll es director art¨ªstico del Gran Teatro del Liceo.
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