Fascinante Bregovic

Desde su presentaci¨®n en Pirineos Sur el pasado verano se hablaban maravillas: Goran Bregovic y su Banda para Bodas y Funerales acaban de protagonizar ahora otro concierto fascinante. Trece violines, violas y chelos polacos, cuatro voces b¨²lgaras, quince espa?olas y siete metales c¨ªngaros, en directo. Probablemente a los promotores no les cuadren las cuentas, pero los que hayan tenido la suerte de presenciar este peque?o milagro no van a olvidarlo. Llegaron por el lado m¨¢s oscuro: Ausencia, entre la morna -Cesaria Evora es quien la canta en el disco de Bregovic- y el tango, expresaba melancol¨ªa, y The war (La guerra), tanta belleza como desolaci¨®n. Aunque fue la salvaje Kalasnjikov la que dispar¨® la adrenalina del p¨²blico. Nombre ruso sin¨®nimo de muerte. De eso sabe mucho Goran Bregovic: su abuelo luch¨® en la Primera Guerra Mundial; el padre, en la Segunda, y ¨¦l se libr¨® de empu?ar un arma porque el conflicto de Bosnia-Herzegovina le pill¨® en Par¨ªs.

De madre ortodoxa serbia, padre cat¨®lico croata, y con novia bosnia musulmana, no era, desde luego, su guerra. Noche de m¨²sica para pel¨ªculas como Underground o El tiempo de los gitanos: el serbobosnio es a Kusturica lo que Nino Rota fue para Fellini. Con traje de lino blanco y una guitarra desde la que controlaba los sintetizadores, Goran Bregovic y, completamente de negro, su referencia continua sobre el escenario, Ognjen Radivojevic. Y una sugerente empat¨ªa entre las sinf¨®nicas cuerdas polacas, la vibrante fanfarria balc¨¢nica y las extra?as polifon¨ªas b¨²lgaras. un viaje apasionado e incierto, de alegr¨ªa y sufrimiento, por los Balcanes y el Mediterr¨¢neo, a trav¨¦s de la mirada limpia de un m¨²sico estimulante.