El ¨¦xito no garantiza el futuro
Un buen palmar¨¦s juvenil no garantiza un espl¨¦ndido porvenir. Un mal palmar¨¦s juvenil no frustra el ¨¦xito futuro. La experiencia demuestra que no hay una l¨ªnea argumental cuando se trata con j¨®venes promesas. Y Espa?a, para su desgracia, es uno de los casos que mejor ilustran el problema. Espa?a es la quinta naci¨®n del mundo en una hipot¨¦tica clasificaci¨®n hist¨®rica del Mundial juvenil, pero sus laureadas generaciones no confirmaron ese ¨¦xito en los grandes acontecimientos internacionales. Pa¨ªses como Italia, Holanda o Francia, sin ir m¨¢s lejos, tienen un palmar¨¦s juvenil irrelevante, pero unos ¨¦xitos incontestables en las grandes citas. Brasil y Argentina, sin embargo, son tan competitivas en sus niveles juveniles como en los profesionales. Portugal ha ganado dos mundiales con Figo y compa?¨ªa y no pudo clasificarse para el Mundial de Francia.
As¨ª que los datos de Espa?a obligan a la pregunta del mill¨®n: ?por qu¨¦ nuestros juveniles no cuajan en la misma medida cuando maduran?
Una pregunta sin respuesta, por mucho que los t¨¦cnicos insistan en que el problema del jugador espa?ol nacen de su papel secundario en los grandes clubes, donde la responsabilidad descansa en mayor medida en los extranjeros, respuesta que admite sus dudas en seg¨²n qu¨¦ casos. Por ejemplo, ?es un secundario Guardiola en el Barcelona al lado de Figo, triunfador en el Mundial sub 20 de Portugal 91? ?Es un secundario Ra¨²l en el Madrid, una de la estrellas de la selecci¨®n cuarta del mundo en Qatar 95?
Un repaso a las selecciones juveniles espa?olas muestra un elevado grado de coherencia en el f¨²tbol nacional. Buyo, por ejemplo, fue el primer portero titular de una selecci¨®n juvenil en un Mundial (Jap¨®n 1979), as¨ª como Ca?izares, Lasa, Ferrer, Larrainzar, Soloz¨¢bal y Urz¨¢iz son hoy profesionales acreditados que se fajaron en el Mundial de Arabia Saud¨ª 89. ?Y qu¨¦ se puede decir de la famosa selecci¨®n de Qatar, de la que hoy reconocemos plenamente a Ra¨²l, Iv¨¢n de la Pe?a, Michel Salgado, Etxebarr¨ªa, Morientes y Cuartero?
Estas selecciones facilitaron el recambio de una generaci¨®n a otra, pero no garantizaron un ¨¦xito en su madurez. La pregunta sigue sin respuesta.
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