Cuesti¨®n de o¨ªdo

He asistido a la cuarta representaci¨®n de la ¨®pera Carmen en el Teatro Real.

Dejo a un lado la direcci¨®n esc¨¦nica, la escenograf¨ªa, vestuario, etc¨¦tera, cuestiones siempre pol¨¦micas por aquello de "sobre gustos...". En cuanto a la parte musical, me pareci¨® perfecta, sobre todo en lo que respecta a la orquesta y al director. La Orquesta Sinf¨®nica de Madrid son¨® como pocas orquestas europeas en similares circunstancias podr¨ªan hacerlo. Y, sin embargo, las ¨²nicas protestas del p¨²blico (pocas, todo hay que decirlo) fueron contra ¨¦l maestro Garc¨ªa Navarro, responsable de la magn¨ªfica versi¨®n.

?D¨®nde tiene el o¨ªdo el p¨²blico madrile?o? ?Qu¨¦ le ocurre a nuestro p¨²blico, que ya no se entusiasma con una versi¨®n tan brillante y apasionada como la que se escuch¨® el d¨ªa 12 en el Teatro Real? Sin duda existen intereses, filias y fobias extramusicales que uno desconoce.

Algunos se preguntan si no ser¨¢ que, al pasar las ¨®peras a 10 representaciones con 2.000espectadores cada una, en vez de las dos y luego cuatro o seis del Teatro de la Zarzuela, con 1.200 espectadores cada una, ha entrado en el Real un p¨²blico biso?o que desconoce en absoluto la ¨®pera. ?C¨®mo se explica si no que se aplauda justamente cuando deber¨ªa romperse el teatro en una ovaci¨®n? Creo que, en la parte musical, las ¨®peras que nos viene ofreciendo el Teatro Real desde su inauguraci¨®n han justificado, por lo general y en positivo, la expectaci¨®n que siempre despierta cuanto se cuece en el gran coliseo-madnile?o.—