Zoo loco
MANUEL PERIS La extra?a pelea, con una navaja de por medio, entre dos concejales del PP del Ayuntamiento de Quart, lleva camino de convertirse en una notable escenificaci¨®n sobre el mundo de la pol¨ªtica que va m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito de sus primeros protagonistas y del partido en el que militan. La extravagancia del asunto, incluida la posibilidad de que se trate de una autolesi¨®n por parte de la concejal denunciante, le dan en apariencia un tinte de sainete. Sin embargo, la enjundia del argumento le confiere un papel mas tr¨¢gico, sin la grandeza de un drama, pero al menos con la intensidad sobreactuada del culebr¨®n. No en vano lo que ha estado en liza ha sido la elaboraci¨®n de unas candidaturas, el mantenimiento del poder. A esas disputas intestinas que viven los partidos se les llama batallas internas. Y estirando el s¨ªmil cuando son muy encarnizadas, bajas y rastreras se les llama navajeo, navajeo pol¨ªtico. Reuniones a cara de perro, o con el cuchillo en la boca, son tambi¨¦n expresiones comunes en el lenguaje pol¨ªtico. La pr¨¢ctica, insisto, no es ni mucho menos exclusiva del PP. Sus opositores del PSPV-PSOE, por referirnos a otro suceso pr¨®ximo y reciente, han demostrado estos d¨ªas una gran habilidad a la hora de sacar los cuchillos y liquidar al at¨ªpico secretario general que hab¨ªan elegido en su ¨²ltimo congreso y en las elecciones internas. En el caso de Quart de Poblet, el portavoz de campa?a del PP, Antonio Lis, se ha inclinado por la tesis de la autolesi¨®n al sostener que la concejal sufre transtornos de personalidad. Estar¨ªamos, as¨ª ante una reedici¨®n de aquel caso de un concejal del PP del Ayuntamiento andaluz de La Carolina, un tal Bartol¨ªn, que se autosecuestr¨® en otro estramb¨®tico suceso. En la batalla interna que sacude al PP en Canarias no han sido las navajas las que han salido a relucir, sino las cachiporras y a la dirigente que denunci¨® supuestas corrupciones de sus compa?eros, literal y misteriosamente la molieron a palos. El delirante edil andaluz fue finalmente separado de sus responsabilidades pol¨ªticas por el PP, como tambi¨¦n ha venido a suceder con la concejala valenciana al pasar al grupo mixto. Sin embargo, lo que el siempre ocurrente Antonio Lis no ha podido a¨²n explicar es c¨®mo y por qu¨¦ la direcci¨®n del PP ha permitido que una ciudadana con supuestos transtornos de personalidad represente a los vecinos de la industriosa villa de Quart. Sea agresi¨®n o autolesi¨®n, en cualquiera de los casos la navaja existe, es real. Lo novedoso del suceso de Quart es que el navajeo pol¨ªtico ha pasado de la met¨¢fora a la cicatriz. Luego, la herida ha saltado al papel de oficio en forma de denuncias y querellas, con sus sellos y sus r¨²bricas, para a continuaci¨®n ser inmortalizada en la obscenidad de la fotograf¨ªa de sucesos. Y eso es lo verdaderamente grave del asunto: que la pol¨ªtica nos prive de las met¨¢foras, de esos suplementos a nuestros brazos intelectivos, que seg¨²n los maestros, en l¨®gica representa la ca?a de pescar o el fusil. Cuando se desnudan las met¨¢foras, cuando ya no hacen falta, es porque no hay nada que merezca ser entendido m¨¢s all¨¢ de lo evidente. Visto lo cual se hace absolutamente recomendable una visita por el zoo de Valencia para estudiar al dromedario que asesin¨® hace una semanas a los canguros para ver si all¨ª pescamos algunas met¨¢foras refrescantes que nos ayuden en esta t¨®rrida primavera a bucear mejor por las procelosas aguas de la pol¨ªtica local.
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