Digna lucha por el segundo puesto

Cada uno fiel a su estilo, Valencia y Celta brindaron un partido muy intenso en el que los valencianos exhibieron sus alardes f¨ªsicos para contrarrestar la mayor t¨¦cnica de los gallegos. El Celta demostr¨® lo que vale ayer en Mestalla, que es mucho, aunque not¨® en exceso las ausencias de Revivo y, sobre todo, Mazinho. El Valencia, a su vez, tambi¨¦n ech¨® de menos a sus dos delanteros titulares, Piojo e Ilie, aunque se reecontr¨® con el gol de Vlaovic y con el coraz¨®n de Farin¨®s que atrap¨® un empate lleno de ingenio: en el minuto 94, mientras Dutruel esperaba un centro, Farin¨®s lo sorprendi¨® con un disparo a gol desde unos 35 metros. Puesto que la temperatura era agradable, el c¨¦sped bueno y los contendientes de ¨¦lite, algunos futbolistas aprovecharon la noche para reivindicarse: Vlaovic, por ejemplo, que atravesaba un t¨²nel de 13 meses sin marcar, marc¨® un bello gol y se volvi¨® loco de alegr¨ªa (se quit¨® dos camisas y corri¨® todo el campo como pose¨ªdo); o el valenciano Juan S¨¢nchez, a quien nadie le concede la titularidad pese a su solvencia goleadora y que reclama a gritos volver al Valencia, el club que lo traspas¨® por 50 millones; o Karpin, que jug¨® una temporada infausta en Mestalla y regres¨® ayer para confirmar que es otro: un centrocampista de poder¨ªo y calidad. Los tres ten¨ªan cuentas pendientes en Mestalla, mientras que Mostovoi simplemente disfrutaba del f¨²tbol, como acostumbra. Quiz¨¢ por eso vio una tarjeta amarilla: por regatear a Mendieta, a Bj?rklund y Djkukic y sufrir un agarr¨®n de ¨¦ste dentro del ¨¢rea (hay ¨¢rbitros que miran mal a quienes disfrutan del juego).

Plantados ambos equipos de manera mim¨¦tica -con tres centrales y dos laterales largos-, el Valencia ya iba ganando: estaba mucho m¨¢s acostumbrado a jugar de ese modo. Si a eso se a?ade que el f¨²tbol del Celta no pasaba por Mazinho -lesionado-, sino por Makelele, y que, a pesar de todo, el conjunto gallego quer¨ªa llevar la iniciativa, el Valencia vivi¨® media hora en la gloria: triangulando y lanzando a Angulo y a Vlaovic, que se dejaba llevar por la euforia de su primer gol en m¨¢s de un a?o.

Pasada esta media hora, sin embargo, la pelota empez¨® a silbar por entre los pies de los c¨¦lticos, que aumentaban a cada minuto el cerco a Ca?izares: hasta que Karpin, en un arranque de genio y de potencia, inici¨® una jugada que la acabar¨ªa el pillo de Juan S¨¢nchez, que se apercibi¨® de la confusi¨®n de Angloma y Carboni, incapaces de deshacerse de un bal¨®n que se resist¨ªa a despegarse de su cabeza. Para entonces, el Valencia hab¨ªa cogido alergia absoluta a la pelota, que siempre estaba en los pies gallegos. De modo que la primera parte no hizo m¨¢s que confirmar el perfil de cada uno, que apenas se alter¨® pese a la epidemia que afect¨® a los delanteros de ambas partes.

Ranieri ten¨ªa pocas ideas y pocos efectivos para mejorar, por lo que s¨®lo cambi¨® a un central (Carboni) por otro (Roche) en el descanso, aunque ello supusiera un cambio t¨¢ctico: del 5-3-2 al 4-4-2. Con una consecuencia inmediata: el Celta acab¨® por adue?arse completamente del choque, marcando las enormes distancias que en juego separan a uno y otro conjunto.

El Valencia inici¨® un ataque pundonoroso y muy f¨ªsico en el que el ¨¢rbitro irrit¨® sobremanera a la grada de Mestalla, que no soportaba el autoritarismo del colegiado, m¨¢s predispuesto a amonestar a los que protestaban que a los que atizaban sin compasi¨®n a un oponente.

El Celta, en todo caso, goz¨® de las mejores llegadas, como aquel remate de cabeza de C¨¢ceres que sac¨® de dentro la mano izquierda de Ca?izares, en la que fue, sin duda, la parada de la noche. El equipo gallego, adem¨¢s, entr¨® en el ¨²ltimo cuarto del partido con un hombre m¨¢s despu¨¦s de que el ¨¢rbitro expulsara de manera muy rigurosa a Angloma (ya la primera tarjeta fue inmerecida puesto que el jugador franc¨¦s simplemente pasaba por all¨ª).

El Celta, por contra, perdi¨® la ambici¨®n que hab¨ªa manifestado hasta entonces y pareci¨® dar por bueno el empate. Se desinfl¨®, al tiempo que, sorprendentemente, el Valencia recobr¨® el aire y tuvo a tiro el partido cuando Farin¨®s, que recibi¨® un excelente pase interior de Angulo, se emborrach¨® de bal¨®n y lo envi¨® a las nubes.

Lo mejor quedaba para el final: un golazo de Karpin en un contrataque gallego y la respuesta ingeniosa de Farin¨®s.