Los planes educativos para aflorar los abusos a menores elevan las denuncias, afirma un experto

Instaurar programas educativos en los colegios en los que se ense?e a identificar a los ni?os cu¨¢l es el alcance de los abusos sexuales infantiles y qui¨¦nes son los delincuentes ayuda a aflorar este tipo de agresiones y aumenta notablemente las denuncias, con el beneficio l¨®gico de que los agresores dejan de molestar a sus v¨ªctimas o de extender a otras su acoso. Lo asegur¨® ayer William L. Marshall, un psiquiatra canadiense experto en delincuencia sexual que acaba de recibir junto al alem¨¢n Iren?us Eibl-Eibesfeldt los premios de la C¨¢tedra Santiago Grisol¨ªa sobre el estudio de la violencia.

Ambos expertos, profesores universitarios de gran prestigio internacional especializados en el estudio de las conductas agresivas y de la delincuencia sexual, imparten desde ayer y hasta el jueves sendos cursos en la sede de la UIMP de Valencia invitados por el Centro Reina Sof¨ªa para el Estudio de la Violencia. As¨ª, mientras Eibl-Eibesfeldt, jefe de la Filmoteca de Etolog¨ªa Humana de la Sociedad Max Planck, se centra en sus charlas sobre la Etolog¨ªa humana y su agresividad, es decir, sobre el origen y la evoluci¨®n de los comportamientos agresivos, Marshall, profesor de Psicolog¨ªa en la Queen"s University, expone sus teor¨ªas sobre Los delincuentes sexuales y su tratamiento. As¨ª, Marshall habl¨® sobre los resultados de sus investigaciones durante los ¨²ltimos 30 a?os sobre delincuentes sexuales, advirtiendo del enorme componente violento, m¨¢s que sexual, que acarrean este tipo de ataques. Explic¨® que "la gente de la calle tiende a opinar que una violaci¨®n es un coito vaginal obligado". A su juicio, esto es un gran error, puesto que "las violaciones involucran a una gama muy amplia de vejaciones". Seg¨²n sus cifras sobre informes m¨¦dicos, policiales y de declaraciones de las v¨ªctimas, el 71% de los violadores se hab¨ªan comportado de forma innecesaria y brutalmente violenta durante sus agresiones. Es m¨¢s, en encuestas directas, el 60% de los violadores hab¨ªan reconocido que m¨¢s que abusar de la v¨ªctima para obtener un placer sexual lo que buscaban era humillarla, degradarla. Por este motivo, desde 1983 en Canad¨¢ no se tiene en cuenta si hay o no penetraci¨®n durante la agresi¨®n sexual para considerla una violaci¨®n. Ante la cuesti¨®n de si ha influido la violencia en los medios de comunicaci¨®n, Marshall neg¨® que las agresiones sexuales hayan aumentado en los ¨²ltimos a?os, simplemente salen m¨¢s a la luz. Y esgrimi¨® sesudas encuestas en las que el n¨²mero de personas que se declaran v¨ªctimas de abusos infantiles (una de cada cuatro mujeres y uno de cada seis varones) se mantienen en los mismos porcentajes en todos los grupos de edad: desde adolescentes hasta ancianos v¨ªctimas de abusos sexuales ya muy lejanos en el tiempo. El experto tambi¨¦n tir¨® por tierra la imagen de un agresor sexual de ni?os que se limita a tocamientos indecentes. A su juicio, estos delincuentes -se neg¨® a llamarlos ped¨®filos, porque rechaz¨® cualquier tipo de expresi¨®n de amor en esa conducta, tal y como indica la etimolog¨ªa del vocablo-, lejos de limitarse a superficiales (no por ello menos deleznables) tocamientos, tambi¨¦n expresan conductas tremendamente brutales. Para combatir este tipo de abusos, Marshall defendi¨® la aplicaci¨®n de planes educativos en las escuelas que ayuden a los ni?os a identificar comportamientos an¨®malos. Explic¨® c¨®mo en los colegios canadienses en los que se hab¨ªan aplicado hab¨ªa aumentado en un 300% el n¨²mero de denuncias en los dos a?os siguientes a su implantaci¨®n.