El sue?o del Rey David

El director titular de la Orquesta de Valencia asumi¨® esta vez uno de los conciertos mollares en la actual temporada. En el momento en que hay indicios de una posible no renovaci¨®n de contrato a G¨®mez Mart¨ªnez, este Rey David de Honegger podr¨ªa convertirse en una de las ¨²ltimas oportunidades para valorar el trabajo del maestro granadino al frente de una orquesta que atraviesa un per¨ªodo de graves disfunciones internas. Dejando para otro comentario el an¨¢lisis m¨¢s pormenorizado de la situaci¨®n, hay que se?alar el desequilibrio de medios puestos en juego para esta interpretaci¨®n del oratorio de Honegger. Lo m¨¢s destacable en el grupo de solistas fue el narrador, Pierre Rousseau, tanto por su impecable dicci¨®n como por la intensidad expresivamente teatral que gobern¨® la lectura del texto. No le anduvo a la zaga Catherine de Seynes, en la breve pero formidable escena del encantamiento. No puedo aplicar id¨¦nticos elogios al tr¨ªo de cantantes solistas. Marussa Xyni tuvo problemas muy serios con el descontrol del vibrato y su fraseo dist¨® de ser ideal. En el caso de John Daniecki su tesitura vocal no parece la que por razones sem¨¢nticas se adjudica al tenor. El estrangulamiento de su emisi¨®n fue un constante motivo de padecimiento para el o¨ªdo. La orquesta sigui¨® con variable precisi¨®n el concepto ligero y superficial de G¨®mez Mart¨ªnez, quien no lleg¨® a cohesionar en un todo los 27 n¨²meros musicales de la obra. T¨ªmbricamente falt¨® el colorido propio de la escritura de Honegger. Estructuralmente el discurso avanz¨® con rapidez, pero sin un ¨¢pice de emoci¨®n. Los grandes cl¨ªmax sonoros se alcanzaron por simple acumulaci¨®n de decibelios, y en los pasajes m¨¢s ¨ªntimos se advirti¨® la peligrosa tendencia a leer rutinariamente las notas. El Coro de Valencia, protagonista esencial del oratorio, cant¨® con vol¨²menes indiferenciados. Los oyentes que no siguieran la obra con el texto editado por el Palau dif¨ªcilmente podr¨ªan entender de qu¨¦ iba aquello.