LA CASA POR LA VENTANA Tierra de auditor¨ªas JULIO A. M??EZ
Antes o despu¨¦s todos seremos auditados en lo que quede de este mundo a partir del contundente aniversario de Javier Solana incluido Diego Such, que despu¨¦s de reprocharle a Julio Iglesias aquello de que nunca me has querido ya lo s¨¦, muestra sus excelentes dotes de Celestina ultimando los detalles del casorio entre Esther Ca?adas y Mark Van Der Loo como traca final de una gesti¨®n que se dispone a terminar sus d¨ªas haciendo de alcalde de La Nucia, como si su pobre pueblo fuera culpable de una de esas afrentas feroces que s¨®lo pueden saldarse con la m¨¢s cruel de las venganzas. Claro que tambi¨¦n artistas de tanto nombre como Rosita Amores, Conchita M¨¢rquez Piquer o Francisco, y hasta el mismo Antonio Ferrandis, tendr¨¢n algo que decir ante el hecho incontestable de que se les relega a un inmisericorde segundo lugar en cuanto las cosas se ponen algo serias. Y hablando de artistas, supongo yo que los combativos actores que se aprestan a sentarse en el Consejo Rector de Teatres de la Generalitat, una vez cumplida la honrosa tarea de Gil Albors -qu¨¦ excelente opini¨®n merece este hombre a s¨ª mismo- que seg¨²n se ve no era otra que liquidar el teatro p¨²blico valenciano, se negar¨¢n a compartir mesita y manteleta con un enchufado como el m¨¢s actor que nunca Antonio (Visca la mare que vos ha parit) Ferrandis, por aquello del decoro y de la seriedad de sus prop¨®sitos, y dando por supuesto que tendr¨¢n la barra de aceptar a Creaciones Ciscar -otra que tambi¨¦n est¨¢ pidiendo a gritos una buena auditor¨ªa- como interlocutora. As¨ª que hacen muy bien en auditar las cuentas del Tercer Milenio Municipal, esa broma de jubilados italianos que nos cuesta no menos de un mill¨®n diario para quedarnos al final con lo puesto una vez descontado el importe de las comidas y no se sabe si antes o despu¨¦s de impuestos. Una pasta con la que sobrevivir¨ªan sin estrecheces no menos de doscientos albanokosovares al d¨ªa, de modo que al cabo del a?o tendr¨ªamos unas setenta mil bocas alimentadas entre los que m¨¢s lo necesitan en lugar de saciar a una docena de congresistas profesionales. Ah¨ª tiene nuestra insaciable Rita Barber¨¢ una ocasi¨®n de oro para saltar a la fama verdadera mediante una haza?a que ser¨ªa recordada por la humanidad doliente en lo que queda de milenio y hasta en el siguiente, porque no todos los milenios se tiene la oportunidad de pasearse por los salones parisinos de este mundo proclamando desde el lado institucional de la vida que se renuncia a las vanidades del frenes¨ª congresual en favor de los m¨¢s desfavorecidos de nuestros vecinos internacionales. Por fin Valencia ser¨ªa la capital de algo meritorio, tangible y sustancioso, y hasta Magda Rosa Mar¨ªa y Caloconsorte Rodr¨ªguez encontrar¨ªan en un gesto de esa naturaleza mayor provecho espiritual del que obtienen por sus numerosas publicaciones honor¨ªficas. De paso, tambi¨¦n Juli Millet -que acostumbrado a tirar de coche ignora que hay sem¨¢foros en rojo, para los peatones, que no cambian de color en al menos un par de minutos- podr¨ªa renunciar a su honroso proyecto de vender pa?uelos en las encrucijadas callejeras de prestigio para forrarse con el monopolio de su expendidur¨ªa en los futuros campos municipales de refugiados, con el est¨ªmulo, aleatorio pero exultante, de contar con alg¨²n persa -o quiz¨¢s turco- del partido entre los posibles compradores. Curtido por varios vientos y batido por diversas fortunas, a nuestro ocurrente Zaplana no le sobreviene nada mejor para afrontar la curiosa traves¨ªa en ciernes que anunciar como nueva una antigua propuesta de financiaci¨®n auton¨®mica, acogida por sus jefes con la complacencia de ese comedimiento que tanto y tan mal huele al tongo de la reivindicaci¨®n pactada entre compinches (para parecerse en algo a su maestro Jordi Pujol deber¨ªa conseguir al menos que la publicidad de nuestra televisi¨®n se diera en la lengua que ¨¦l no habla, aut¨¦ntica piedra de toque de una normalizaci¨®n que siempre ser¨¢ fingida si no incluye ese logro entre sus prop¨®sitos mayores; pero entonces qu¨¦ hacer con Mari?as o Mar Flores, como no sea una auditor¨ªa), mientras Joan ?lvarez recurre a argucias de ese corte anunciando que sus contactos con la Internacional Budista le aseguran la integraci¨®n de Richard Gere en la peliculera y auditable en su d¨ªa Ciudad del Cine y Alfons Cervera, perseguido sin piedad por los esbirros culturales de Manolo Taranc¨®n, ha sido visto haciendo el maquis por su cuenta en los riscos de La Serran¨ªa, para consternaci¨®n de los chotos que huyen despavoridos ante el temor de que les caiga una presentaci¨®n de libro encima.
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