Detenido el prefecto de C¨®rcega por su supuesta relaci¨®n con la "guerra sucia"
El prefecto Bernard Bonnet, m¨¢ximo representante del Estado franc¨¦s en C¨®rcega, la mano de hierro republicana encargada de restablecer la ley y la justicia en la isla, se encontraba anoche detenido en la Prefectura de Ajaccio como sospechoso de haber ordenado el atentado que en la madrugada del 20 de abril ¨²ltimo redujo a cenizas el restaurante Chez Francis. El cuidadoso matiz establecido d¨ªas atr¨¢s ante la Asamblea por el primer ministro franc¨¦s, Lionel Jospin -"ese es un asunto del Estado, no un asunto de Estado"- qued¨® as¨ª reducido a un ejercicio dial¨¦ctico in¨²til.
A medianoche, Jospin propuso al presidente de la Rep¨²blica, Jacques Chirac, la destituci¨®n del prefecto. Venga o no acompa?ada del procesamiento, sea cual sea el desenlace judicial, la detenci¨®n de Bonnet echa por tierra la pol¨ªtica antiterrorista en C¨®rcega y sit¨²a al ministro de Interior, Jean-Pierre Chev¨¨nement, y al propio jefe de Gobierno en el centro mismo de la tormenta pol¨ªtica. Pol¨ªticos y abogados corsos expresaban ayer abiertamente la sospecha de que el atentado contra Chez Francis no ha sido el ¨²nico perpetrado por los gendarmes de los denominados Grupos de Pelotones de Seguridad (PGS) creados por Bonnet. Despu¨¦s de haber soslayado con habilidad los numerosos escollos surgidos en el ejercicio del poder, el equipo Jospin parece haber encallado ante el caso corso arrastrado por la impetuosa ola de exigencia autoritaria levantada con el asesinato del anterior prefecto, Claude Erignac. El espect¨¢culo de un prefecto campe¨®n del Estado de derecho detenido por complicidad con el grupo de gendarmes de ¨¦lite que practicaba ocasionalmente el terrorismo de la capucha y la bomba, resulta demasiado fuerte como para que el asunto no tenga mayores consecuencias en el plano pol¨ªtico. El rid¨ªculo hecho por estos especialistas que se retiraron con un hombre herido abandonando todo tipo de evidencias sobre su autor¨ªa act¨²a en este caso como un agravante a?adido. Y eso, pese al cansancio y el hast¨ªo que la violencia terrorista y mafiosa corsa de la bomba diaria suscita en la opini¨®n p¨²blica francesa.En todo caso, el juez de instrucci¨®n Patrice Camberou y el fiscal de la Rep¨²blica Jacques Dallest que interrogaban anoche a Bonnet y al director de su gabinete, G¨¦rard Pardini, tambi¨¦n detenido, no parecen dispuestos a imponerse l¨ªmites a la hora de buscar a los m¨¢ximos responsables y establecer los m¨®viles del incendio. La detenci¨®n del m¨¢ximo representante del Estado en C¨®rcega estuvo precedida ayer tarde por las confesiones de los tres miembros del comando de gendarmes autores del atentado. Aunque el detonante fue el testimonio autoinculpatorio del capit¨¢n Norbert Ambrosse, v¨ªctima accidental, del incendio desencadenado por ¨¦l mismo, la ley del silencio se hab¨ªa quebrado ya en las escalas inferiores de mando.
Confesi¨®n aclaratoria
Ambrosse se derrumb¨® estrepitosamente despu¨¦s de tres horas de interrogatorio policial. Adem¨¢s de admitir que fue ¨¦l quien incendi¨® materialmente Chez Francis, uno de tantos restaurantes construidos sobre las playas de la isla y condenados a ser derruidos, Ambrosse, comandante de los GPS, dijo tambi¨¦n al juez que si particip¨® en ese atentado no lo hizo por capricho personal, sino siguiendo la ¨®rdenes de su superior, el coronel Henri Maz¨¨res, jefe m¨¢ximo de los gendarmes de la isla. Aunque la implicaci¨®n del capit¨¢n Ambrosse en los hechos parec¨ªa evidente a la vista de las graves quemaduras que muestra en el rostro, las manos y las piernas, su confesi¨®n ante el juez desencaden¨® unos acontecimientos que se desarrollaron a la velocidad del fulminante.Los otros dos agentes que presuntamente participaron en el atentado que pretend¨ªan endosar a los terroristas corsos del FNLC-canal hist¨®rico reconocieron igualmente los hechos y afirmaron haber actuado siguiendo ¨®rdenes. Antes el diario Le Monde hab¨ªa desvelado que la esposa de uno de los implicados, el adjunto Eric Mouli¨¦, no estaba dispuesta a morderse la lengua mientras su marido se jugaba su carrera y su libertad sosteniendo la tesis, calificada por el fiscal de imposible, seg¨²n la cual la patrulla hab¨ªa sido v¨ªctima de una emboscada. De acuerdo con el vespertino franc¨¦s, la esposa del adjunto Mouli¨¦ ha dado cuenta a los investigadores judiciales de que su marido no ocultaba su disgusto por tener que participar en una acci¨®n semejante. El informe fiscal establece, por otra parte, que conocido el fiasco de la operaci¨®n, el coronel Henri Maz¨¨res orden¨® a otras patrullas del GPS que trataran de recuperar el walkie talkie, la capucha ensangrentada de Ambrosse y los bidones de gasolina abandonados sobre el terreno.
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