Una Agencia Tributaria eficaz, con unos impuestos modernos
El autor realiza una cerrada defensa de la labor efectuada por la Agencia Tributaria, aunque espera que aumente su eficiencia.
En los dos ¨²ltimos a?os se ha realizado un enorme esfuerzo para modernizar el sistema tributario espa?ol, adecu¨¢ndolo a las necesidades del nuevo entorno de globalizaci¨®n de la econom¨ªa y de presencia en la moneda ¨²nica europea. Esta reforma ha perseguido tambi¨¦n el objetivo de mejorar la tributaci¨®n de asalariados, pensionistas y familias.El sistema tributario, adem¨¢s de su car¨¢cter recaudatorio, constituye un instrumento esencial para el cumplimiento de los objetivos de la pol¨ªtica econ¨®mica y para una distribuci¨®n justa de la carga tributaria, y por ello es necesario adecuarlo para una m¨¢s eficiente consecuci¨®n de dichos objetivos. En Espa?a arrastr¨¢bamos un sistema tributario dise?ado a finales de los setenta, que ya no resultaba ¨²til en el nuevo contexto socioecon¨®mico. Indudablemente, las medicinas que curaban enfermedades hace 20 a?os no conservan la misma eficacia a final de los a?os noventa.
A finales de los a?os setenta, el crecimiento estaba garantizado a niveles altos, el ahorro era suficiente para cubrir las necesidades de inversi¨®n y la econom¨ªa era bastante cerrada, regulada y organizada territorialmente bajo la tutela del Estado. Hoy, sin embargo, la econom¨ªa se caracteriza por ser una econom¨ªa abierta, desregulada, menos intervenida y organizada territorialmente en un Estado de las autonom¨ªas. El sistema fiscal vigente hasta ahora se hab¨ªa quedado obsoleto y era necesario modificarlo sustancialmente por uno nuevo que incentivara el crecimiento, el empleo y el ahorro, y tuviera en cuenta la globalizaci¨®n y el Estado de las autonom¨ªas.
Este cambio comenz¨® t¨ªmidamente en el a?o 1995 con la aprobaci¨®n del nuevo impuesto de sociedades y continu¨® con mayor intensidad cuando el Partido Popular asumi¨® la responsabilidad de gobierno. En junio de 1996 se aprob¨® un decreto-ley que modificaba la tributaci¨®n del ahorro, mejoraba el marco fiscal para la internacionalizaci¨®n de las empresas espa?olas y bajaba la tributaci¨®n de las peque?as y medianas empresas.
Posteriormente se avanz¨® en la mejora de un marco tributario con el fin de facilitar la sucesi¨®n de los negocios familiares y de la vivienda familiar. Paralelamente se dise?¨® un nuevo marco fiscal para las peque?as y medianas empresas, mediante la creaci¨®n de un nuevo sistema de estimaci¨®n directa simplificada y de un sistema de m¨®dulos m¨¢s ajustado a la realidad, con el objetivo de acercar su tributaci¨®n a la realidad econ¨®mica y fomentar la creaci¨®n de empleo y la inversi¨®n. Y, por ¨²ltimo, el pasado 1 de enero de 1999 entr¨® en vigor un nuevo IRPF. Este impuesto constituye la columna vertebral del sistema impositivo, tanto por su importancia recaudatoria como por su incidencia en la creaci¨®n de empleo, la formaci¨®n del ahorro y la financiaci¨®n de la econom¨ªa a largo plazo, como por su generalizaci¨®n, ya que a casi todos los ciudadanos el nuevo impuesto se ha dise?ado con una estructura nueva en la que se incluye un m¨ªnimo personal y familiar, que tiene en cuenta la capacidad econ¨®mica de los contribuyentes, novedosos tratamientos para discapacitados, tratamiento neutral del ahorro, diferentes incentivos para la compra de vivienda... y elimina la obligaci¨®n de declarar a uno de cada tres de los contribuyentes actuales. Se rebaja, adem¨¢s, la tributaci¨®n a todos los contribuyentes, pero especialmente a asalariados, familias y pensionistas.
Junto a estas reformas se ha aprobado la Ley de Derechos y Garant¨ªas del Contribuyente, que equilibra las relaciones entre la Administraci¨®n y los ciudadanos y avanza en la democratizaci¨®n del sistema tributario procurando un mayor grado de aceptaci¨®n del mismo por parte de los contribuyentes. Esta ley establece el marco de referencia jur¨ªdica para el contribuyente, concretando sus derechos y garant¨ªas fundamentales frente a la Hacienda p¨²blica, clarifica sus posibilidades de actuaci¨®n y pone en marcha un modelo caracterizado por la colaboraci¨®n en lugar de por la confrontaci¨®n.
Tanto la nueva Ley de Derechos y Garant¨ªas -vulgarmente conocida como Estatuto del Contribuyente- como la reforma y modernizaci¨®n del sistema tributario en su conjunto plantean retos important¨ªsimos a la Administraci¨®n tributaria. De hecho, el ¨¦xito de la reforma depende en buena medida de la capacidad de gesti¨®n y adaptaci¨®n de la Agencia Estatal de Administraci¨®n Tributaria, que es la organizaci¨®n administrativa responsable de la aplicaci¨®n efectiva del sistema tributario.
El Parlamento es consciente de las nuevas tareas que debe afrontar la Agencia y, con un gran consenso por parte de los grupos, ha comenzado a buscar f¨®rmulas que permitan una mayor transparencia y un mejor control parlamentario de sus funciones y de la aplicaci¨®n que realiza del sistema tributario.
En los dos ¨²ltimos a?os se ha informado al Parlamento peri¨®dicamente de las actividades y los resultados de gesti¨®n, recaudaci¨®n e inspecci¨®n de la Agencia; se ha debatido el "imprescindible" plan de modernizaci¨®n que deb¨ªa implementarse y se ha aprobado un precepto legal en la Ley de Medidas Fiscales, Administrativas y de Orden Social para 1999, que permitir¨¢ una m¨¢s eficiente reorganizaci¨®n de los excelentes recursos humanos con que cuenta la Agencia.
La Agencia Tributaria orienta sus actividades en una doble direcci¨®n. Por un lado, trabaja para que el ciudadano encuentre cada vez m¨¢s facilidades en el cumplimiento voluntario de sus obligaciones fiscales; por otro, desarrolla tareas de control para evitar el fraude fiscal, potenciando la investigaci¨®n y prestando especial atenci¨®n a la lucha contra el fraude m¨¢s cualificado y a las tramas de fraude organizado.
En uno y otro empe?o, la Agencia debe actualizar la tecnolog¨ªa que utiliza, potenciar la continua formaci¨®n de su personal y ajustar su organizaci¨®n para garantizar la m¨¢xima eficacia de su labor.
En el ¨¢rea de asistencia y ayuda a los contribuyentes, la Agencia ha realizado grandes esfuerzos para facilitar al m¨¢ximo el cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias. Estos esfuerzos est¨¢n dando sus frutos, ya que se han alcanzado resultados espectaculares en el n¨²mero de declaraciones confeccionadas con el programa PADRE, la cada vez mayor utilizaci¨®n del servicio de informaci¨®n telef¨®nica o de Internet y la agilizaci¨®n del proceso de devoluciones. En el ¨¢rea de recaudaci¨®n, la Agencia est¨¢ consiguiendo unos excelentes resultados, que ponen de manifiesto una mejora en la lucha contra el fraude. El incremento de la recaudaci¨®n por encima del PIB nominal o el incremento de la recaudaci¨®n por IVA, sin haber aumentado los tipos, por encima del consumo indican que se est¨¢ produciendo un afloramiento de la econom¨ªa sumergida.
En materia de control e inspecci¨®n, la Agencia present¨® un plan bianual contra el fraude en julio de 1996. Este plan ahora se continuar¨¢ con el Plan General de Control Tributario, que ser¨¢ debatido en el Parlamento y en el que se deben contemplar de forma ¨²nica e integral las actividades a realizar por todas las ¨¢reas con competencias en esta materia. Se debe lograr un modelo de lucha contra el fraude que responda a los retos de un entorno globalizado donde se intenta el fraude mediante redes internacionales y donde se hace necesario luchar contra el fraude m¨¢s cualificado.
En el entorno del euro, y con una globalizaci¨®n creciente de la econom¨ªa, se necesita un sistema tributario moderno y eficiente que impulse el crecimiento, la generaci¨®n de empleo y la inversi¨®n y distribuya con equidad la carga tributaria. Y se necesita, adem¨¢s, una Agencia moderna, transparente, que implemente eficazmente las reformas y que luche con eficiencia, tanto con medidas preventivas y de ayuda al contribuyente como con medidas de inspecci¨®n y control a la lucha contra el fraude.
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