"Muchos m¨¦dicos practican la eutanasia, pero no tienen la valent¨ªa de revelarlo"
En el controvertido debate sobre la legalizaci¨®n de la eutanasia activa, la figura del doctor australiano Philip Nitschke constituye, sin duda, un referente internacional. Es el primer m¨¦dico del mundo que ha ayudado a morir bajo el amparo de una ley. Sucedi¨® entre julio de 1995 y abril de 1996, en el Estado de Northem Territory, en el norte de Australia, y las cuatro personas que pudieron acogerse a la ley eran pacientes suyos. Las presiones de la Iglesia y de la propia clase m¨¦dica obligaron a derogar la legislaci¨®n nueve meses despu¨¦s de aprobarse. Desde entonces, este doctor nacido hace 51 a?os en el sur de Australia se mueve en la frontera de la legalidad, aconsejando y facilitando todo tipo de informaci¨®n a pacientes que desean morir dignamente.La Asociaci¨®n M¨¦dica Australiana le est¨¢ investigando e intenta por todos los medios cerrarle las tres cl¨ªnicas que tiene en las ciudades de Sydney, Brisbane y Melbourne. Pero Nitschke no se rinde ante la dura campa?a que se libra en su contra y espera ampliar por todo el pa¨ªs su red de centros de informaci¨®n. Nitschke estuvo ayer en Barcelona para participar en unas jornadas organizadas por la Asociaci¨®n Derecho a Morir Dignamente y el Ayuntamiento de la ciudad.
Pregunta. Usted colabor¨® en la elaboraci¨®n de la ley australiana que legaliz¨® la eutanasia. ?Se hizo finalmente la legislaci¨®n que usted quer¨ªa o cree que ten¨ªa carencias?
Respuesta. No era, efectivamente, una ley perfecta, pero tuvo el m¨¦rito de ser pionera y demostrar ante el mundo que la eutanasia activa puede legalizarse. No pod¨ªan acogerse a la ley los enfermos cr¨®nicos ni con s¨ªntomas de depresi¨®n, sino s¨®lo pacientes terminales. Uno de los fallos de la ley era que obligaba a los pacientes a convencer al menos a cuatro m¨¦dicos de su decisi¨®n de morir y ello era dif¨ªcil, porque es precisamente la clase m¨¦dica, junto con la Iglesia cat¨®lica, la que m¨¢s se ha opuesto a la legalizaci¨®n de la eutanasia.
P. ?C¨®mo explica esta hostilidad de los m¨¦dicos?
R. Hay muchas explicaciones. Yo me inclino a pensar que con una ley se da al paciente el control de su vida, y el poder de los m¨¦dicos pasa entonces al enfermo. Muchos m¨¦dicos est¨¢n preparados para ayudar a morir en paz a un enfermo que lo pide, y lo hacen, pero no quieren una ley que lo regule.
P. Los estudios realizados en varios pa¨ªses evidencian un amplio apoyo de la sociedad a la legalizaci¨®n de la eutanasia. ?Por qu¨¦ los pol¨ªticos no act¨²an en consecuencia?
R. Porque la eutanasia sigue siendo todav¨ªa un tema tab¨² y porque tiene opositores muy fuertes y temibles, como la Iglesia cat¨®lica.
P. Los opositores alegan que el m¨¦dico est¨¢ para curar, no para matar.
R. Citan el juramento hipocr¨¢tico, que ha quedado desfasado en muchos de sus aspectos. El m¨¦dico debe curar, es cierto, pero tambi¨¦n ocuparse del enfermo en todos los aspectos de la vida y de la muerte.
P. ?D¨®nde est¨¢ legalizada hoy la eutanasia?
R. S¨®lo en Oreg¨®n (EE UU), y desde hace un a?o. En Holanda y Suiza est¨¢ despenalizada, pero no es legal.
P. La noticia de la aprobaci¨®n de la ley en el norte de Australia se propag¨® por todo el mundo y enfermos terminales de todas partes empezaron a llegar a la ciudad de Darwin en busca de una muerte digna. Una de estas personas fue la catalana Marta Alonso. ?Se le pudo ayudar?
R. Marta Alonso sufr¨ªa c¨¢ncer y acudi¨® a m¨ª para que le ayudara. Le di todo tipo de informaci¨®n, pero no pude ayudarle a morir porque la ley, pese a que estaba aprobada por el Parlamento, a¨²n no hab¨ªa entrado en vigor. Se suicid¨® en un motel de Darwin, absolutamente sola. Pero la aparici¨®n de su caso en los medios de comunicaci¨®n aceler¨® la entrada en vigor de la ley. Convirti¨® su muerte en un hecho pol¨ªtico.
P. Se ha planteado alguna vez transgredir la ley para ayudar a un enfermo?
R. Yo no tengo el valor que han demostrado m¨¦dicos como Jack Kevorkian, condenado a 20 a?os de c¨¢rcel tras haber reconocido que ayud¨® a un paciente a morir.
P. ?Cree que son muchos los m¨¦dicos que practican la eutanasia en la clandestinidad?
R. S¨ª, pero muy pocos son lo suficientemente valientes, locos u honestos para revelarlo.
P. Trabaja usted en la elaboraci¨®n de una p¨ªldora para el suicidio.
R. El objetivo es que el propio enfermo pueda acabar ¨¦l mismo con su vida. Se tratar¨¢ de una combinaci¨®n de barbit¨²ricos que el propio enfermo se podr¨¢ fabricar y que los gobiernos no podr¨¢n prohibir.
P. ?Tan dif¨ªcil es suicidarse?
R. S¨ª. La forma m¨¢s com¨²n del suicidio en Australia es colg¨¢ndose, pero antes de escoger esta forma hay casi siempre varios intentos fracasados con barbit¨²ricos. La gente quiere una muerte pac¨ªfica.
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