Un empresario explota una finca con avestruces en M¨¢laga Sacando cuello
EMPRESAS? Granja Francisco RoblesEl primer avestruz de cuello negro que naci¨® en M¨¢laga, hace cosa de a?o y medio, vio la luz en un rinc¨®n del sal¨®n de la madre de Francisco Robles. "En la granja a¨²n no ten¨ªamos electricidad, y hab¨ªa que enchufar la incubadora. Las vecinas sub¨ªan a mirar; era un circo en el cuarto piso". Los comienzos fueron, como se ve, accidentados. Pero un a?o y medio despu¨¦s, la granja de Francisco Robles, primera y ¨²nica en la provincia, es un negocio que marcha. En ella viven regaladamente 20 cr¨ªas de avestruz de pocas semanas de edad, 70 ejemplares j¨®venes, de cerca de un a?o, y 12 adultos destinados a la reproducci¨®n. Uno creer¨ªa que 12 adultos son seis parejas. Pero no: son cuatro tr¨ªos. Los expertos dicen que la mejor manera de criar avestruces es ponerlas en grupos de tres, dos hembras y un macho. As¨ª se optimiza su capacidad reproductora, aprovechando al m¨¢ximo los ¨ªmpetus de los machos, que son, en palabras de Robles, "verdaderas m¨¢quinas de pisar". En los meses que dura el celo, entre febrero y octubre, cada hembra pone cerca de 80 huevos, de los que aproximadamente la mitad son f¨¦rtiles. Y dado que la mortalidad infantil en esta granja es m¨ªnima, cada hembra da unos 40 pollos por temporada, lo que significa un rendimiento muy alto. Pi¨¦nsese que un avestruz de un a?o mide dos metros de alto, pesa 90 kilos y se vende por 100.000 pesetas. Aqu¨ª, hasta ahora, han vendido unos 70. Pero para echar a andar este mecanismo productivo hace falta una inversi¨®n inicial nada desde?able. Un animal crecido y listo para criar cuesta cerca de 400.000 pesetas, precio que sube bastante si se trata de un ejemplar especialmente bueno. Y para albergarlos hay que habilitar corrales amplios y soleados, bien resguardados del viento, unos para la cr¨ªa y otros para el engorde, e instalar comederos y bebederos, preparar naves para los pollitos reci¨¦n nacidos y las incubadoras... Tambi¨¦n hay que contar con los requisitos naturales. "El clima es fundamental", explica Francisco. "Aqu¨ª tenemos unas temperaturas excelentes. El calor hace que los per¨ªodos de celo se prolonguen y los resultados sean mucho mejores". Francisco cuenta el caso de una explotaci¨®n similar en Cuenca que quebr¨® a causa del fr¨ªo. "Y eso que los avestruces no se importan directamente de Sud¨¢frica. Vienen aclimatados de B¨¦lgica". La granja de Zalea tiene m¨¢s ventajas, aparte de las clim¨¢ticas. Permite a los criadores cultivar alfalfa, ma¨ªz, berzas y algarrobas para alimentar a los avestruces con productos naturales, "sin ning¨²n aditivo". "Crecen muy sanos. Aqu¨ª no hay ning¨²n pat¨®geno que pueda afectarles", se?ala Francisco, mostrando un reba?o de avestruces rebosantes de salud y de curiosidad. "Pero si necesitan un veterinario, tenemos que traerlo de Madrid". Es un inconveniente nacido de la novedad. Pero hay otros m¨¢s problem¨¢ticos, como la falta de un matadero en la provincia. Mientras espera que se habiliten las instalaciones necesarias, la empresa trae carne sacrificada fuera, en el Norte, y la distribuye con bastante ¨¦xito, abriendo camino para su producci¨®n futura. "El mercado est¨¢ bien", asegura Francisco. "S¨®lo es cuesti¨®n de ir acostumbrando al p¨²blico, porque una vez que la pruebas, la carne se recomienda sola". Tiene todas las virtudes; es sabrosa, tierna, poco grasa, con una textura brillante y un color vino muy atrayente. Lo que se come m¨¢s es el muslo, que se vende entre 2.000 y 3.000 pesetas el kilo. Un complemento de la oferta son los huevos, que se venden a 2.000 pesetas. Con uno basta para alimentar a una familia numerosa. Las perspectivas de la granja son buenas. Ahora mismo funciona perfectamente con s¨®lo tres empleados: uno encargado de la incubadora, otro que hace funciones de comercial y otro, David Robles, que se ocupa de los animales d¨ªa a d¨ªa. "No dan mucha faena. Ni molestan. No hacen ning¨²n ruido, s¨®lo resoplan un poco cuando se sorprenden, y tampoco dan olor. Dos cerdos huelen mucho m¨¢s que todos estos", dice David, haciendo un gesto que engloba al centenar de avestruces bajo su cuidado. La verdad, esto parece m¨¢s un zool¨®gico que una granja. Dos ejemplos. Los hermanos Robles est¨¢n plantando "m¨¢s ¨¢rboles y flores, para tener contentos a los avestruces"; y Francisco los mira tiernamente y dice "con ellos, nos hemos tra¨ªdo un poco del coraz¨®n de ?frica". MAR?A H. MART?Direcci¨®n Carril del Lobo, s/n, Zalea, M¨¢laga. Tf. 952 112 787 Empleos 3 Facturaci¨®n 6.000.000 Actividad Reproducci¨®n y venta de avestruces Cada hembra cr¨ªa unos cuarenta pollos por temporada, lo que significa un rendimiento muy alto
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