Sobre el pleno empleo del se?or Zaplana
Tienen por costumbre los gobiernos, y sus m¨¢ximos representantes, los presidentes, atribuirse como logros los crecimientos del empleo (tambi¨¦n los empresarios) y achacar a otros (normalmente a los sindicatos, los costes laborales...) los descalabros del mercado de trabajo. El se?or Zaplana es un ejemplo de este hecho. No deja lugar a dudas sobre los te¨®ricos ¨¦xitos alcanzados por su gobierno, y se imputa, as¨ª como el que no quiere la cosa, la reducci¨®n del 40% del desempleo y del 30% de la siniestralidad laboral, incluso llega m¨¢s lejos, e intenta apropiarse de la evoluci¨®n de la contrataci¨®n indefinida. Despu¨¦s, para finalizar, habla de la consecuci¨®n del pleno empleo y de la igualdad de oportunidades como los grandes retos del futuro de su partido, el Partido Popular, y, obviamente, de su gobierno. Claro est¨¢ que este tipo de discursos propagand¨ªsticos son sumamente f¨¢ciles de concebir, y aunque lo intenta Zaplana, son dif¨ªciles de demostrar al no tener en cuenta todas las realidades del mercado del trabajo. Pero veamos algunas realidades. La tasa de actividad valenciana ha descendido. As¨ª, la poblaci¨®n en edad de trabajar aument¨® desde el cuarto trimestre de 1995 al cuarto trimestre de 1998 en 58.300 personas, y la poblaci¨®n activa s¨®lo aument¨® en 5.200 personas. Es decir, durante el gobierno del se?or Zaplana ha aumentado el volumen de inactivos en 53.100 personas que, por diferentes razones, est¨¢n marginadas/os del mercado de trabajo (especialmente las mujeres), problema que tambi¨¦n debe preocuparnos al conjunto de la sociedad y, preferentemente, a cualquier gobierno responsable. Por otro lado, no hay que olvidar que una parte importante del volumen de poblaci¨®n inactiva est¨¢ excluida del mercado de trabajo debido, en gran medida, a las dificultades para encontrar empleo. As¨ª, el volumen de desempleados reales es ciertamente mucho mayor al que reflejan las estad¨ªsticas, por tanto, las pol¨ªticas de empleo deben ir dirigidas a todos ellos. Pero, a¨²n hay m¨¢s datos llamativos. El Consell suele usar los datos del paro registrado (a ¨¦stos se refiere cuando se habla de una disminuci¨®n del 40%), y no suele mirar los datos de la EPA (Encuesta de Poblaci¨®n Activa), a pesar de ser ¨¦sta la estad¨ªstica homologada en la Uni¨®n Europea. Pues bien, en diciembre de 1995, el paro registrado supon¨ªa el 71,2% del paro estimado, es decir, al menos 2,9 de cada 10 parados estimados no se encontraban registrados. En diciembre de 1998, el porcentaje baja hasta el 65,7%, es decir, al menos 3,4 de cada 10 parados no se encontraban registrados. Es cierto que la ocupaci¨®n ha mejorado, m¨¢s bien como consecuencia de una coyuntura exterior favorable que no viene determinada por el gobierno valenciano. Por su parte, el aumento de la estabilidad en el empleo se produce tras el Acuerdo Interconfederal por la Estabilidad en el Empleo (AIEE) entre los Sindicatos (CC OO y UGT) y la CEOE, en abril de 1997. Sin embargo, el empleo dependiente directamente de la Generalitat Valenciana sigue mostrando elevados ¨ªndices de precariedad; as¨ª, la tasa de temporalidad del empleo p¨²blico ha aumentado desde el segundo trimestre de 1997 al cuarto trimestre de 1998, pasando del 18,3% al 22,7% (la mujer presenta una tasa de temporalidad en el sector p¨²blico del 30%, el doble de los hombres). Por ello, en el ¨²ltimo acuerdo (Medidas de desarrollo del AVEF) se contempla una l¨ªnea espec¨ªfica de actuaci¨®n para la reducci¨®n del empleo temporal en la Administraci¨®n auton¨®mica. No es necesario reiterar a partir de los datos anteriores que esta l¨ªnea deber¨ªa desarrollarse con urgencia. Seguimos teniendo una tasa de desempleo muy por encima de la media de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, al igual que la precariedad y eventualidad en el trabajo. No es momento de triunfalismos, debemos insistir, por tanto, en que el Gobierno valenciano aplique los compromisos del AVEF, desarrollando los nuevos planes para la generaci¨®n de empleo a trav¨¦s, entre otros, de incentivos a la reducci¨®n y reordenaci¨®n del tiempo de trabajo, las nuevas actuaciones en escuelas taller y casas de oficios, los talleres ocupacionales para mayores de 25 a?os... Respecto a salud laboral, ha habido, en contra de lo que intenta mostrar la Administraci¨®n, un 16% de aumento en el n¨²mero de accidentes de trabajo en el a?o 1998. Adem¨¢s, desde la promulgaci¨®n de la Ley de Prevenci¨®n de Riesgos Laborales, el ¨ªndice de incidencia de los accidentes de trabajo ha pasado del 58,4 al 70,8, mientras en el Estado este ¨ªndice crec¨ªa del 50,2 al 56,6; es decir, nuestra comunidad aut¨®noma se sit¨²a en 14 puntos por encima de la media estatal. Por tanto, no entendemos a qu¨¦ viene el optimismo mostrado por nuestro Gobierno en este dram¨¢tico terreno. Por ¨²ltimo, se?ala como objetivo (no sabemos en qu¨¦ lugar) de este gobierno el pleno empleo, ya que sin empleo, dice Zaplana, se puede caer en la exclusi¨®n social. Debemos matizar que algunos tipos de empleo, sumamente precarios, tambi¨¦n pueden provocar un aumento de los niveles de exclusi¨®n social, y algo de esto se observa en la sociedad valenciana. Por tanto, contra la exclusi¨®n se debe poner en marcha una pol¨ªtica de empleo adecuada y, obviamente, una pol¨ªtica de protecci¨®n social suficiente. En cambio, la Administraci¨®n ha estado debilitanto los servicios p¨²blicos, mediante su privatizaci¨®n y la individualizaci¨®n de la protecci¨®n social. A nuestro modo de ver, si algo debe manifestar un gobierno es un compromiso inequ¨ªvoco y p¨²blico por objetivos evaluables de progreso social. Esto s¨®lo se puede sustentar en un an¨¢lisis tan objetivo como completo de los retos a afrontar, de las acciones a promover. De lo contrario, las trabajadoras y trabajadores acabamos sinti¨¦ndonos no s¨®lo ignorados sino burlados y enga?ados.
Fernando Casado Carrasco es secretario de Acci¨®n Sindical y Empleo de CC OO del Pa¨ªs Valenciano.
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