Tinta roja contra Fischer
El punto culminante de la tensi¨®n y la violencia que afloraron ayer en el Congreso de los Verdes en Bielefeld se produjo cuando Joschka Fischer, sentado en la presidencia, fue violentamente alcanzado por una bolsa de pintura roja en la sien, lanzada por uno de los individuos incontrolados que se abrieron paso en varias ocasiones hasta el escenario.La tinta roja se desliz¨® por el cuello del ministro hasta llegar a las solapas del traje y el cuello de la camiseta, que contrastaba con la pulcra camisa y chaleco habituales en ¨¦l desde que dirige la pol¨ªtica exterior. "Le han echado a perder el Armani", coment¨® a mi lado, no sin malicia, uno de los presentes en la sala.
Los esfuerzos de Fischer por controlarse eran evidentes. Las mujeres de la presidencia, r¨¢pidamente provistas de toallas, le ayudaron a limpiarse y arreglaron la mesa, que hab¨ªa quedado te?ida tambi¨¦n de rojo. La ministra de Sanidad, Andrea Fischer, se ech¨® a llorar y busc¨® el consuelo del ministro de Medio Ambiente, J¨¹rgen Trittin.
El rostro de Fischer se arrug¨® como el de un ni?o a punto de echarse a llorar. Se sent¨®, tom¨® una carpeta con un documento y trat¨® de leerlo. No pudo. Las manos le temblaban tanto que cerr¨® la carpeta, se quit¨® las gafas y se qued¨® con la vista ausente, sosteni¨¦ndose el rostro con la mano.
Fischer tuvo que ausentarse un rato para ser atendido en una cl¨ªnica donde le quitaron la pintura. All¨ª le fue diagnosticada una rotura de t¨ªmpano.
El incidente supuso el fin de la libertad de movimientos en la sala. Entre el escenario y el p¨²blico apareci¨® un cord¨®n de seguridad y alrededor de Fischer, unos fornidos guardaespaldas.
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