La ocasi¨®n so?ada

Por el pelot¨®n espa?ol corre una maldad. A Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, cuando Santi Blanco era la ni?a de sus ojos, se le ocurri¨® bautizar al ciclista salmantino como El pata negra. Aquello fue hace un par de a?os, cuando el Banesto acunaba a un joven con unas posibilidades inauditas. Pero vista la tardanza en confirmar tantas promesas, algunos se han cansado. "Mucho pata negra, mucho pata negra", dicen, "pero por ahora s¨®lo ha dado tocino". Y Santi Blanco, que cumplir¨¢ 25 a?os el 13 de junio, lo oye y se sulfura. Se sulfura m¨¢s cuando alguno, m¨¢s malvado todav¨ªa, hace alusi¨®n al past¨®n que se est¨¢ llevando del Vitalicio a cambio de nada. Se le llevan los demonios. Y como es un hombre de car¨¢cter, de nervio y de palabra, cuando se sulfura se pierde. Se hace corredor vulgar y nervioso, cometido en el que le ayudan, parad¨®jicamente, su clase, su talento y su gran facilidad para ponerse en forma enseguida. Se escapa como los ciclistas aficionados a los que los organizadores obligan a fugarse para animar el d¨ªa: llega un repecho y pum. Da lo mismo la carrera que sea, la Vuelta a Espa?a o la Vuelta a Andaluc¨ªa. Llega un repecho y Santi Blanco pum. Pero ahora no llega un repecho. No. Llega el Giro m¨¢s monta?oso de los ¨²ltimos tiempos. Llega la ocasi¨®n so?ada por el escalador de Puerto de B¨¦jar que, finalmente, a fuerza de insistir, va a lograr su objetivo. Nadie, muy pocos, habla de ¨¦l, ve en ¨¦l un protagonista de este Giro (su compa?ero Clavero, quinto el a?o pasado, le ha robado el papel), casi nadie le presiona. Santi Blanco ya no tiene tantos motivos para estar nervioso. S¨®lo le falta rebajar su nivel de autoexigencia para disfrutar con el ciclismo. Porque ¨¦l, el joven con m¨¢s talento, no puede estar a gusto sufriendo como los dem¨¢s.