Lo que sobrevivir¨¢ del tiempo de Borrell
Del mismo modo que el periodismo sostiene que ejercer la libertad de expresi¨®n y el derecho a la informaci¨®n en nombre de la opini¨®n p¨²blica obliga a los periodistas ante la sociedad en una medida m¨¢s amplia que el estricto respeto a las leyes, en pol¨ªtica el cumplimiento estricto de la legalidad es imprescindible, pero no suficiente. Hay valores que deben dominar la pol¨ªtica y la pr¨¢ctica de gobierno.Esta constataci¨®n fue reiterada con vehemencia por Jos¨¦ Borrell al dimitir como candidato socialista a la presidencia del Gobierno. En la conferencia de prensa del pasado viernes, en la que explic¨® su situaci¨®n, se recuper¨® al mejor Borrell, aquel que gan¨® las elecciones primarias del PSOE hace poco m¨¢s de un a?o y gener¨® tanta ilusi¨®n para revitalizar la vida democr¨¢tica. Uno de los efectos m¨¢s perniciosos de su ausencia del primer plano de la vida p¨²blica a partir de ahora ser¨ªa que su sucesor olvidase algunos de los valores que ¨¦l situ¨® en el centro del debate, por encima del discurso economicista rampante. Si los socialistas incorporaron a su cultura, seguramente para siempre, lo mejor de la larga etapa de Felipe Gonz¨¢lez, tambi¨¦n deben hacerlo con los activos que deja Borrell.
Entre estos valores que forman parte del ideario del hasta ahora candidato cabe destacar los siguientes:
-La democracia representativa y la econom¨ªa de mercado son imprescindibles para hacer realidad los ideales de libertad e igualdad, pero no son suficientes.
-Adem¨¢s de compartir el mercado, los ciudadanos deben cooperar, y s¨®lo una acci¨®n colectiva, pol¨ªticamente organizada, puede corregir las desigualdades que el mercado crea, y que no se justifican socialmente por las diferencias innatas entre los seres humanos.
-Definirse acerca de si se est¨¢ a favor del principio de universalidad o del criterio de necesidades para aplicar los sistemas de protecci¨®n social.
-Si se defiende un sistema p¨²blico de pensiones porque representa un contrato que vincula entre s¨ª a las generaciones o se conf¨ªa en el ahorro individual con grandes beneficios fiscales.
-Si se cree que la ciudad es un espacio pol¨ªticamente organizado que exige limitar los derechos de los propietarios del suelo o es un mercado libre donde todo el suelo es urbanizable.
-Si el salario m¨ªnimo perjudica al equilibrio de los mercados o es el precio m¨ªnimo que una sociedad est¨¢ dispuesta a pagar para que todos tengan el sentimiento de pertenecer a ella.
-Si hay que desregular y liberalizar todos los servicios de transporte de energ¨ªa o comunicaciones, dejando que la competencia atienda s¨®lo a las partes rentables y abandone a las que no lo son, o hay que mantener servicios p¨²blicos financiados por el conjunto de los usuarios para que todos tengan acceso a ellos.
-Si los impuestos deben ser proporcionales o progresivos (y, a partir de ahora, si todos los ciudadanos deben pagarlos de igual modo. Despu¨¦s de la renuncia de Borrell cobra m¨¢s sentido la pregunta de si el actual Gobierno est¨¢ de acuerdo en que la gente pague sus grav¨¢menes con la misma f¨®rmula con la que lo ha hecho su portavoz, Josep Piqu¨¦, aunque fuese legal).
-Si el sistema de protecci¨®n social debe financiarse con cotizaciones basadas en los salarios que encarecen el factor trabajo y dificultan el empleo o deben gravar la riqueza producida, cualquiera que sea su origen.
Borrell ha escrito que la igualdad debe darse no s¨®lo ante la ley, sino sobre todo ante la vida, como imperativo moral que debe ser el primer objetivo de la organizaci¨®n social. Y tambi¨¦n que la libertad es el conjunto de condiciones "que permiten a todos concebir su propio proyecto vital e intentar llevarlo a la pr¨¢ctica asumiendo la responsabilidad de sus propias decisiones". En este sentido, la teor¨ªa del candidato ha sido coherente con su pr¨¢ctica pol¨ªtica. Y hay que reconoc¨¦rselo, del mismo modo que se han acentuado sus errores al escoger a sus colaboradores cuando fue secretario de Estado de Hacienda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.