El Bar?a gana la Liga por unanimidad
El equipo de A¨ªto vence por cuatro puntos al Caja San Fernando y cierra la final
Puede decirse que el Barcelona ha ganado esta Liga por unanimidad, sin conocer la derrota en toda la fase final, a trav¨¦s de nueve partidos que ha resuelto de forma indiscutible. Ha sido el mejor, el m¨¢s completo, el m¨¢s brillante cuando ha alcanzado el estado de gracia, pero tambi¨¦n el m¨¢s duro cuando ha sido necesario y conven¨ªa poner cara de pocos amigos. A¨ªto regresa a las canchas para seguir sumando t¨ªtulos y hay que reconocerle que ha fabricado un modelo realmente intratable. Esta fase final ha estado marcada por la superioridad indiscutible del Bar?a, en un grado desconocido en los ¨²ltimos a?os. Ejerci¨® de campe¨®n con mucha antelaci¨®n, en los papeles, en los pron¨®sticos y, desde luego, en la cancha. En el papel de meritorio, el Caja San Fernando ten¨ªa la ingrata tarea de disputarle una final a este equipazo, ingrata porque, hiciera lo que hiciera, deb¨ªa actuar ante la incredulidad general. Nadie en su sano juicio pod¨ªa apostar un duro por el pellejo del equipo andaluz, por m¨¢s que el t¨¦cnico Imbroda tratara de vender el derecho del sur a meter la cabeza en el reparto de los grandes t¨ªtulos deportivos. Lo de Imbroda quedaba muy bien a efectos dial¨¦cticos, pero puestos sobre la cancha ambos equipos, teniendo en cuenta sus antecedentes tanto t¨¦cnicos como estad¨ªsticos, puestos incluso f¨ªsicamente en comparaci¨®n, sus opciones eran algo menos que escasas: el Bar?a ganaba por talento, por superioridad num¨¦rica, por envergadura y, c¨®mo decirlo, hasta por musculatura.En esas condiciones, dada la desventaja en el marcador global, era previsble que el Caja tratara de impresionar a su rival desde el primer segundo, bien corriendo m¨¢s de la cuenta, bien ayud¨¢ndose del calor ambiental. De lo contrario, estaba sentenciado. Turner entendi¨® bien ese estado de necesidad y respondi¨® al reto. Conscientemente acelerado, quiso establecer a su favor las condiciones del partido: en su primera acci¨®n anot¨® un triple al tiempo que el banquillo saltaba enfurecido como si se tratara de la ¨²ltima canasta del partido. Otra canasta m¨¢s sirvi¨® para caldear el ambiente. El Caja estaba dispuesto a alargar el desenlace: no hab¨ªa firmado la rendici¨®n.
CAJA S
FERNANDO 56BARCELONA 60 Caja San Fernando: Turner (19), Anderson (3), Smith (6), Scott (12), Romero (2), Bosch (5), Odriozola (4), Kornegay (5), Salva Diez (0). Barcelona: Djordjevic (13), Esteller (6), Gurovic (2), Alston (18), Rentzias (4), Rodr¨ªguez (3), De la Fuente (6), Due?as (7), Xavi Fern¨¢ndez (1). ?rbitros: De la Maza, Mart¨ªn Bertr¨¢n y Garc¨ªa Ortiz. Palacio de Deportes de Sevilla. 7.900 espectadores. Tercer y ¨²ltimo partido de la final de la Liga ACB. Campe¨®n, el Barcelona, por un global de 3-0.
Sin embargo, el camino iba a ser necesariamente largo, muy largo. Este proyecto de A¨ªto es un equipo con una capacidad indiscutible para recuperarse de cualquier situaci¨®n adversa, dotado adem¨¢s de una sexta velocidad, de una suerte de capacidad de aceleraci¨®n que los dem¨¢s no tienen, que le permite resolver muchos encuentros en su fase de maduraci¨®n. El Bar?a ha consumido a muchos rivales en cinco minutos de gracia, un periodo en el que ha resultado ser demoledor en esta fase final de la Liga. En ese momento, que puede sobrevenir inesperadamente, es letal, se escapa sin remedio.
A sabiendas de todo ello, el Caja puso fe en el empe?o y recurri¨® a su defensa para tratar de someter al Barcelona de alg¨²n modo. Lo consigui¨® en buena medida durante la primera parte, en la que estableci¨® un marcador bajo, pudo mantener cierto equilibrio en el rebote y vivir estrechas ventajas. Cuando atisb¨® un intento de escaparse (27-20, minuto 17), A¨ªto respondi¨® con una zona que volvi¨® el partido a su cauce (27-25). Turner hab¨ªa hecho cuanto estaba en su mano (14 tantos de los 30 del equipo), pero el Barcelona estaba en su sitio, a la espera de apretar el acelerador (30-27 en el descanso).
La hora de la verdad lleg¨® justo al comienzo de la reanudaci¨®n. El Bar?a no quiso esperar m¨¢s. Cab¨ªa advertirlo en la mirada de sus hombres, en la tensi¨®n de sus m¨²sculos, el gesto asesino de Djordjevic, por ejemplo, anticipo de un triple. O la predisposici¨®n sin l¨ªmites de De la Fuente, esa joya del baloncesto espa?ol, un chico con cara de buena persona que lo hace todo bien, incluso pegar si el gui¨®n lo exige. Esteller, tambi¨¦n, dispuesto para lanzar un triple a pesar de su aspecto de le?ador. O cualquier otro, que a este equipo le funcionan todas las piezas. Y, desde luego, Due?as, clavado como un poste debajo del aro, como un molino de viento, toc¨¢ndolo todo en su inmenso radio de acci¨®n. Este equipo no depende de nadie en particular, por lo que resulta dif¨ªcil diagnosticarle un tratamiento preciso, fijarle un marcaje. A¨ªto disfruta desde el banquillo moviendo las piezas. Mejor dicho, echando m¨¢s le?a a la caldera.
El Caja tuvo el valor de dar la cara en esas circunstancias. Para eso tuvo que pegarse con un equipo que tiene, entre sus muchas cualidades, la de aceptar el cuerpo a cuerpo. El choque adquiri¨® la intensidad propia de una final, la dureza exigible en un partido con el t¨ªtulo en juego. Su defensa fue heroica, y el marcador da fe de ello, su lucha por cada rebote fue generosa, su ambici¨®n result¨® irreprochable. El Barcelona no pudo escap¨¢rsele esta vez, aunque estuviera un metro por delante en su derroche de medios. El paso del tiempo no disminuy¨® el grado de pelea de este equipo sure?o, pero termin¨® siendo implacable: este Barcelona no admite concesiones.
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