Ojal¨¢, usted
Cuando los tinerfe?os quieren que pase algo imposible, dicen socarronamente: "Ojal¨¢, usted". Fue lo que dijo antes del partido el doctor Toledo, un aficionado como miles de tinerfe?os de la di¨¢spora que en Madrid esper¨¢bamos ayer que se produjera el milagro de ver que aquel verdugo del equipo blanco volviera por sus fueros, esta vez para salvarse de la situaci¨®n de descenso autom¨¢tico en que se encuentra. "Ojal¨¢, usted". El deseo del ilustre m¨¦dico tinerfe?o choc¨® contra una realidad que ya se parece a la despedida del Tenerife de la esperanza que ha dejado paso al Tenerife de la derrota. Aquel equipo que queda en la memoria se asemeja a un Tenerife virtual, una invenci¨®n de Valdano que ha ido naufragando poco a poco: las c¨¢maras de Canal + enfocaron alguna vez la grada anoche y all¨ª se vieron, desencantados y ausentes, los rostros de dos aficionados ilustres, el alcalde de la ciudad de Santa Cruz, Miguel Zerolo, y el presidente del Tenerife, Javier P¨¦rez; los dos tienen mucho que ver con la medicina, como el doctor Toledo, y parec¨ªan decir en aquella distancia aislada del palco lo mismo que el aficionado de la di¨¢spora: "Ojal¨¢, usted". Pero se les ve¨ªa tan propicios a la decepci¨®n que sus mismos rostros presagiaban el desastre. Sobre el campo, el sol de Santa Cruz ya se echaba como la sombra de un cipr¨¦s, e incluso eso era un presagio, y aunque en las botas de Pier Luigi Cherubino, la consecuencia animada del pasado cosmopolita de Tenerife, se advert¨ªa la posibilidad del milagro, era obvio que el Real Madrid estaba pertrechado para perpetrar el desastre. Es evidente que el equipo blanco es un conjunto de colegiales que se lleva mal, pero en el que juegan Morientes y Ra¨²l, que como son los amigos de todo el mundo chutan confiados, rematan y a veces ganan; con esa baza y algunas nostalgias, como la de la buena disposici¨®n de ¨¢nimo del malcriado Seedorf, el equipo de Fernando Redondo -?qu¨¦ pasar¨¢ por la mente de los antiguos tinerfe?istas cuando hunden en la tabla a sus antiguos compa?eros de vestuario?- se dispuso a matar y a rematar. Los optimistas que vieron en el 0-2 de hoga?o el presagio del 3-2 con el que el Tenerife remont¨® anta?o una victoria provisional del Real Madrid se quedaron con las ganas, y todos los que en la di¨¢spora vimos anoche descender las ilusiones de permanecer en Primera tuvimos en los labios, congelada, esa hermosa, vieja expresi¨®n isle?a: "Ojal¨¢, usted". El milagro Pier puso la miel en los labios, pero no quit¨® la melancol¨ªa de los rostros.
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