Entre patriarcas
La pol¨ªtica en ?lava es masculina y cincuentona. Entre los aut¨¦nticos candidatos a dirigir la Diputaci¨®n los pr¨®ximos cuatro a?os no se ha reservado ning¨²n resquicio para las mujeres ni para la renovaci¨®n. Los partidos saben lo que se juegan: es el ¨²nico territorio donde la hegemon¨ªa del nacionalismo corre un riesgo real de resquebrajarse. As¨ª que todos han decidido ir a lo seguro. Las elecciones del 13 de junio se presentan en ?lava como una batalla entre jefes. Entre el nacionalista F¨¦lix Ormazabal y el popular Ram¨®n Rabanera por el primer puesto. Y justo por detr¨¢s, el socialista Fernando Buesa. Los tres representan a los aparatos. Son, o han sido, los patriarcas alaveses de sus partidos y ellos mismos quieren cargar con la responsabilidad del triunfo o del fracaso. Claro que hay quienes parten con m¨¢s ventaja. ?lava es un feudo tradicionalmente peneuvista: hoy 41 de los 51 ayuntamientos tienen alcalde del PNV, exactamente un 80%. Esto se traduce en una mayor¨ªa en las Juntas dif¨ªcil de desbancar. Sin duda, este partido se ha sabido trabajarse la fidelidad de los pueblos de la provincia. El PNV siempre ha mimado a sus comarcas afines mediante los planes de obras y las subvenciones de la Diputaci¨®n. El hombre clave en ese entramado es Jos¨¦ Mar¨ªa Gerenabarrena, el Arzalluz alav¨¦s, presidente del partido en ?lava. Se rige por una m¨¢xima sencilla: un territorio satisfecho es m¨¢s dif¨ªcil que cambie el voto. F¨¦lix Ormazabal (Araia, 1940) es otro peso pesado. El diputado general, de pasado eclesi¨¢stico, licenciado en Teolog¨ªa y Derecho, movi¨® los hilos de su partido antes que los de toda ?lava. Presidi¨® el Araba Buru Batzar de 1988 hasta 1995. Pese al dominio nacionalista, las encuestas conceden entre 15 y 16 junteros a la coalici¨®n PNV-EA, cuando en los ¨²ltimos cuatro a?os sumaban un total de 19 (15 m¨¢s cuatro). La otra gran alternativa, el PP, ha respondido a su rival con un contingente nunca conseguido por una formaci¨®n ajena al PNV: presenta listas en todos los ayuntamientos. As¨ª, aunque s¨®lo sea por una simple cuesti¨®n num¨¦rica, aumentan sus posibilidades en las Juntas. De partida cuenta con su fuerza emergente en la capital. De los 51 procuradores que se eligen en el parlamento foral, hasta 39 proceden de Vitoria. Su candidato, Ram¨®n Rabanera, de 51 a?os, es un hist¨®rico. Dirige el PP alav¨¦s desde 1993 (tambi¨¦n en un primera etapa entre 1985 y 1986), y su primer carn¨¦ del partido lo tiene ya caducado: se afili¨® a AP en 1977. Tiene indisimuladas ansias de ocupar el cargo, despu¨¦s de toda una vida en la oposici¨®n. Ese af¨¢n ya lo saci¨® Fernando Buesa en una ¨¦poca pasada. ?l, que esta semana cumplir¨¢ 53 a?os, dirige las operaciones de los socialistas alaveses y posee experiencia como diputado general (de 1987 a 1991). De los tres candidatos es el que m¨¢s se ajusta al perfil cl¨¢sico del animal pol¨ªtico. Desde su salida del Gobierno foral hace dos a?os se muestra m¨¢s reticente a los pactos, aunque sabe que la gobernabilidad de la provincia puede volver a pasar por su partido. Los socialistas tambi¨¦n prev¨¦n aumentar su representaci¨®n, sumando m¨¢s contrapeso a las fuerzas de Lizarra. PNV, EA, HB e IU pose¨ªan una exigua mayor¨ªa en las Juntas en esta ¨²ltima legislatura. ?lava siempre ha sido la provincia vasca menos nacionalista. Para el futuro, las quinielas son m¨²ltiples. Baste utilizar la encuesta del Gobierno vasco del 6 de mayo para ver que, en la mejor combinaci¨®n, Lizarra sumar¨ªa 26 junteros -mayor¨ªa absoluta por un solo voto- mientras que en la peor se quedar¨ªa en 23. Las otras fuerzas, PP, PSE y Unidad Alavesa, oscilan entre 26 y 28. Parece claro, por tanto, que en las elecciones habr¨¢ que recurrir a la foto finish para definir los posibles juegos de alianzas. Antes de que empiece incluso la campa?a oficial ya se han dado movimientos evidentes. El PNV y EA quieren pactar con el PP o los socialistas, en un claro gui?o al electorado alav¨¦s, para dejar claro que su pacto con EH en el Gobierno vasco no es extrapolable a la Diputaci¨®n. A Rabanera y Buesa les ha faltado tiempo para lanzar la oferta a la basura. Es m¨¢s, los movimientos entre los populares van en otra direcci¨®n, hacia un posible acercamiento a su enemigo en Madrid. En la precampa?a, se ha a?adido otra nota de color. F¨¦lix Ormazabal envi¨® una propuesta a sus contrincantes en favor de un "pacto de moderaci¨®n" hasta el d¨ªa 13. Otra oferta que termin¨® echa a?icos, incluso por el propio proponente: una semana despu¨¦s aseguraba en una nota que "ni PP, ni PSOE, ni UA tienen proyecto". El lunes pasado, su compa?ero del PNV y candidato a presidir las Juntas, Juan Jos¨¦ Ochoa de Eribe, hac¨ªa votos por que "UA desaparezca". Y eso que ha desaparecido la amenaza de Unidad Alavesa para sus adversarios. En 1995, todos los partidos empleaban un discurso localista para contrarrestar el auge de la formaci??on foralista. Las dem¨¢s fuerzas tem¨ªan un vuelco electoral y, de hecho, UA se convirti¨® en la segunda formaci¨®n de la provincia. En este cuatrienio, en cambio, el ¨ªmpetu foralista se ha ido enfriando. En parte, porque el discurso del partido encabezado por Pablo Mosquera ha perdido su frescura original. Mientras que en la Diputaci¨®n ha defendido su viejo alegato antinacionalista, en el Ayuntamiento de Vitoria ha compartido el gobierno con el PNV en los dos ¨²ltimos a?os. Otro motivo del retroceso foralista se puede buscar en la purga en que deriv¨® el congreso celebrado hace a?o y medio. La ca¨ªda en votos se tradujo en las auton¨®micas: de cinco parlamentarios descendi¨® a dos. Pueden encontrarse m¨¢s ejemplos en las propias Juntas de ?lava. UA comenz¨® la legislatura con nueve procuradores, pero el grupo ha ido sufriendo bajas constantes hasta quedarse en s¨®lo tres. La mayor parte de los escindidos se afili¨® a un nuevo partido, Democracia Foral de ?lava (DFA). Esta formaci¨®n no acudir¨¢ a las elecciones. S¨®lo alguno de sus componentes, de forma aislada. Para esta nueva etapa, UA presenta a Javier Moraza, de 43 a?os, y uno de los hombres fuertes del partido desde su fundaci¨®n. Con su candidatura pretende compensar la ausencia de esca?o en el Parlamento. En EH se opta por la experiencia del juntero I?aki Usategi, cuyo talante encaja con la l¨ªnea dialogadora marcada por Arnaldo Otegi. Sabe, no obstante, que HB es un actor secundario en las Juntas de ?lava. Izquierda Unida representa la excepci¨®n. Lanza a un candidato desconocido y sin experiencia institucional, Jos¨¦ Miguel Fote Fern¨¢ndez, de 27 a?os. Al menos, garantiza un discurso nuevo.
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