Ex polic¨ªas pol¨ªticos de Ceausescu se hacen pasar por agentes espa?oles para robar a los turistas Hombres de la Securitate rumana asaltan a los visitantes en las zonas tur¨ªsticas de Barcelona

De un tiempo a esta parte, grupos organizados de ciudadanos rumanos, compuestos por ex jefes y agentes de la temible Securitate, la polic¨ªa pol¨ªtica del desaparecido dictador rumano Nicolae Ceausescu, han hecho de las calles de Barcelona su campo de actuaci¨®n y se han especializado en el robo a turistas. Para ello utilizan un sistema que tienen muy perfeccionado: se hacen pasar por agentes espa?oles y, tras exhibir una falsa placa de policial, abordan al turista y le piden la documentaci¨®n. Despu¨¦s, mediante logradas escenificaciones que van cambiando en funci¨®n de cada circunstancia, se apoderan de su dinero y de sus tarjetas de cr¨¦dito y huyen precipitadamente dejando pasmado al incauto visitante.

La polic¨ªa, que se muestra reacia a hablar del asunto de los ex agentes rumanos, admite que tiene controlados a un centenar de ex agentes de la Securitate en Barcelona y se limita a a?adir que ¨¦stos est¨¢n encuadrados en una banda fuertemente jerarquizada. Asimismo, la polic¨ªa admite que en lo que llevamos de a?o se han denunciado unos 70 robos por parte de extranjeros que dec¨ªan haber sido asaltados por agentes espa?oles en alguna calle de Barcelona. Los integrantes de las bandas rumanas tienen todos ellos una formaci¨®n y una cualificaci¨®n policial de alto nivel, se dirigen al turista en su idioma y su forma de comportarse como falsos polic¨ªas -no pod¨ªa ser de otra manera porque en su d¨ªa fueron polic¨ªas de verdad- es totalmente convincente, como perfectamente cre¨ªble es la cambiante escenificaci¨®n que ponen en pr¨¢ctica para apoderarse del dinero ajeno. Utilizan sistemas de protecci¨®n y de contravigilancia propios de especialistas en seguridad y los grupos est¨¢n permanentemente comunicados entre s¨ª con modernos y sofisticados sistemas. Sus v¨ªctimas siempre son extranjeras, ya que un espa?ol, aunque estos ex sicarios de la Securitate hablen castellano, notar¨ªa su fuerte acento extranjero y sus ardides perder¨ªan efecto y fuerza al descubrirse la trampa desde un principio. Para apoderarse del dinero utilizan varias modalidades. Una de ellas, la m¨¢s perfeccionada y la m¨¢s complicada, tiene una puesta en escena muy lograda: se seleccionan los objetivos por su aspecto y por su apariencia de tener y manejar dinero. Despu¨¦s, uno de los rumanos aborda a los turistas y entabla conversaci¨®n con ellos en su idioma. Se interesa por su estancia en Barcelona y se ofrece a acompa?arles cuando, de pronto, en plena calle -preferentemente en lugares retirados de miradas indiscretas-, tres personas se abalanzan sobre ¨¦l, le derriban y le esposan con gran estr¨¦pito ante la mirada at¨®nita de los visitantes. Tras inmovilizar a su colega, uno de los asaltantes ense?a a los turistas una placa de polic¨ªa falsa y les explica que la persona que ha entablado relaci¨®n con ellos es un peligroso terrorista. Despu¨¦s de esta convincente exhibici¨®n teatral, el polic¨ªa ful les pide el documento de identidad y registra sus pertenencias -no fueran a esconder armas o documentos de alguna organizaci¨®n terrorista-. Con el bolso o las carteras en la mano, el falso agente recibe en su intercomunicador una falsa llamada urgente de su central y todos emprenden una veloz huida en un coche matriculado en Francia con el dinero y las tarjetas de los sorprendidos turistas. Otra modalidad consiste en interceptar a visitantes de fuera de la Uni¨®n Europea, ya que los ciudadanos de la UE pueden circular libremente por Espa?a y lo saben, y hacerse pasar por polic¨ªas que controlan la inmigraci¨®n ilegal. La trampa siempre acaba igual: pidiendo la documentaci¨®n y registrando las pertenencias del turista para, en un momento dado, volver a simular la llamada y huir a toda prisa con el dinero ante la estupefacci¨®n del asaltado. Prost¨ªbulos La tercera modalidad, no tan usual, pero no menos efectiva, consiste en abordar a personas que salen de conocidos prost¨ªbulos o saunas. En este caso, los falsos polic¨ªas explican a sus v¨ªctimas extranjeras que est¨¢n llevando a cabo una operaci¨®n de control de la prostituci¨®n o de tr¨¢fico de drogas. Les piden la documentaci¨®n y, o bien les chantajean directamente, o bien fingen la llamada urgente de la central para salir a todo correr con el dinero del turista. El territorio de actuaci¨®n de estas bandas, que tienen su base en las localidades francesas de Niza y Marsella, lo constituyen las zonas tur¨ªsticas de Barcelona: el Barri G¨°tic, los alrededores de la catedral y la calle de Montcada; las cercan¨ªas de la plaza de Catalunya o los alrededores de la estaci¨®n de Renfe de Sants y el complejo del Marem¨¤gnum. Las distintas bandas est¨¢n dirigidas por un tal Ciulifica, que tiene encuadrados a sus hombres bajo una f¨¦rrea disciplina y forman un grupo altamente cohesionado. La organizaci¨®n renueva frecuentemente a sus miembros para complicar el trabajo de la polic¨ªa espa?ola y los integrantes de la banda suelen vivir en pensiones -una en la calle de Roger de Ll¨²ria, otra en la ronda de Sant Pau de Barcelona y una tercera en Castelldefels- y tienen como centros de reuni¨®n y descanso un bar en las proximidades del Paral.lel y otro ubicado en las cercan¨ªas de la avenida de Roma.