Atada a una dinast¨ªa pol¨ªtica
Sonia Gandhi, presidenta del Partido del Congreso, se ha visto obligada a dirigirlo en un sistema pol¨¬tico que le resulta ajeno
Sonia Gandhi, presidenta del Partido del Congreso, el partido pol¨ªtico m¨¢s antiguo de India, naci¨® en una peque?a ciudad del norte de Italia llamada Orbassano, donde su padre era un pr¨®spero constructor local. En 1965, con 18 a?os, fue a Cambridge a trabajar como chica au pair y estudiar ingl¨¦s.Fue en un restaurante griego de Cambridge, llamado Varsity, donde vio por primera vez a Rajiv Gandhi. En alguna ocasi¨®n ha declarado que fue para ambos un caso de amor a primera vista. Rajiv estudiaba ingenier¨ªa mec¨¢nica en el Trinity College. Ella no ten¨ªa ni idea de qui¨¦n era aquel joven; en aquella ¨¦poca ten¨ªa ideas muy vagas sobre India, "con sus serpientes, sus elefantes y sus junglas", seg¨²n dice. "No sab¨ªa con seguridad ni d¨®nde estaba ni en qu¨¦ consist¨ªa".
A pesar de las en¨¦rgicas objeciones de su padre, cuando Rajiv volvi¨® a India ella le sigui¨®, se cas¨® con ¨¦l en una ceremonia hind¨² y, como correspond¨ªa a la leal nuera de Indira, comenz¨® su largo aprendizaje sobre lo que significaba ser miembro de la poderosa dinast¨ªa Nehru-Gandhi.
Lo que ha significado para esta mujer europea, procedente de un entorno discreto y convencional, ha sido una vida de aterradores excesos: exceso de fama y apariciones p¨²blicas, exceso de poder, exceso de adulaciones sin sentido, exceso de peligro y sufrimiento. Ha sido un exceso de todas esas cosas no por una decisi¨®n deliberada o debido a la ambici¨®n desmesurada, sino sin que hubiera otra opci¨®n, como si el karma lo hiciera inevitable.
Sonia Gandhi es la ¨²nica dirigente imaginable para el Partido del Congreso, porque el principio din¨¢stico es el ¨²nico que entiende esta formaci¨®n pol¨ªtica. La familia Nehru-Gandhi es el n¨²cleo, el esp¨ªritu, la personificaci¨®n, la raison d"¨ºtre del Congreso. Sin un miembro de la familia que dirija el partido, ¨¦ste se queda reducido a nada.
Esta situaci¨®n se ha ido consolidando durante 50 a?os o m¨¢s. Jawaharlal Nehru, hijo de otro gran personaje del Congreso, Motilal Nehru, fue el primero en desempe?ar el cargo de primer ministro de India despu¨¦s de la independencia. Le sucedi¨® (aunque no de forma inmediata) su hija Indira, que adopt¨® el nombre de Indira Gandhi al casarse con Feroze Gandhi. Este ¨²ltimo no ten¨ªa ning¨²n lazo de sangre con el mahatma Gandhi, pero los ecos que evocaba el nombre eran ¨²tiles.
Indira, a su vez, prepar¨® a su hijo menor, el ambicioso y obstinado Sanjay, para que la sustituyera. Pero, en la primera de las numerosas tragedias que se han cernido sobre la familia, Sanjay se estrell¨® mientras realizaba acrobacias con una avioneta y muri¨®. Indira apel¨® a su hijo mayor, Rajiv, un piloto de l¨ªneas a¨¦reas que entr¨® en la pol¨ªtica muy a su pesar. Cuando Indira muri¨® asesinada por sus guardaespaldas en 1984, Rajiv se convirti¨® en primer ministro. En 1991, Rajiv tambi¨¦n muri¨® asesinado, despedazado por una bomba que colocaron, en un atentado suicida, los Tigres de Tamil originarios de Sri Lanka.
Sus correligionarios, con una especie de automatismo y de cansancio, volvieron la mirada hacia su viuda, Sonia, y la nombraron presidenta del partido sin molestarse siquiera en preguntarle si deseaba el puesto.
Pero Sonia dijo no. Durante los siete a?os posteriores al asesinato de su marido, Sonia Gandhi se neg¨® a involucrarse. Se qued¨® en Delhi y se ocup¨® de mantener viva la llama familiar: supervis¨® la Fundaci¨®n Rajiv Gandhi, edit¨® vol¨²menes de textos escritos por su suegra y el padre de su suegra, public¨® un libro de fotograf¨ªas hechas por Rajiv o en las que aparec¨ªa ¨¦l. Todos los dignatarios extranjeros que pasaban por la ciudad le hac¨ªan una visita ritual. Pero se negaba a desempe?ar un papel activo en la pol¨ªtica del Partido del Congreso. Durante siete a?os, mientras la organizaci¨®n se debat¨ªa una y otra vez e intentaba salir adelante con otros l¨ªderes mediocres y ajenos a la dinast¨ªa, Sonia permaneci¨® en su refugio.
Sonia Gandhi no ha concedido ninguna entrevista detallada, por lo que es imposible saber cu¨¢les fueron los motivos de un rechazo tan insistente, pero se pueden aventurar muchas explicaciones satisfactorias. Para empezar, no es ni ha sido nunca una profesional de la pol¨ªtica. Ha sido chica au pair, ama de casa, restauradora de fotograf¨ªas y editora, pero nunca pol¨ªtica.
Y siempre ha sentido un odio mortal por la pol¨ªtica india: eso es lo que con m¨¢s fuerza se advierte en los escasos textos que se conocen de ella. En la introducci¨®n que escribi¨® para el libro de fotograf¨ªas de Rajiv, afirma que "luch¨® como una tigresa" para impedir que su marido se viera absorbido por la pol¨ªtica tras la muerte de Sanjay. Fracas¨®, y el resultado fue otro m¨¢rtir m¨¢s en la familia.
De todas formas, la raz¨®n m¨¢s l¨®gica y evidente para que rehusara emprender una carrera pol¨ªtica en India es que Sonia es extranjera. Toda la extraordinaria pantomima de la pol¨ªtica democr¨¢tica india, con esas inmensas concentraciones pol¨ªticas en las que se re¨²nen cientos de miles de peones agr¨ªcolas pagados y llevados en autobuses, las enormes siluetas recortadas de 40 metros de altura en las que aparecen los h¨¦roes del partido, las distancias agotadoras, las lealtades feudales, el populismo insensato; todo eso est¨¢ a un mill¨®n de kil¨®metros del universo mental de la Europa moderna. Nadie puede reprocharle que tuviera reparos ante la idea de sumergirse en ese mundo.
Pero de repente, a finales de 1997, cuando la campa?a para las ¨²ltimas elecciones generales estaba en plena aceleraci¨®n, cambi¨® de opini¨®n y se lanz¨® al combate.
Nadie sabe por qu¨¦ lo hizo; una explicaci¨®n es que tem¨ªa las secuelas de un esc¨¢ndalo relativo a los sobornos pagados por la empresa sueca de armamento Bofors, y que se remontaban a la ¨¦poca en la que su marido era primer ministro; pens¨® que necesitaba estar en una posici¨®n de poder que le permitiera resistir la oleada. Pero Sonia ha rechazado con firmeza esta explicaci¨®n.
Sea cual sea la raz¨®n, el hecho es que el Congreso se reanim¨®; volv¨ªa a haber un Nehru-Gandhi en el sill¨®n de mando. En aquellas elecciones, el partido obtuvo resultados mucho mejores, aunque no gan¨®. Y consigui¨® mantener el impulso; despu¨¦s de los comicios, Sonia se alz¨® con la presidencia del partido sin ninguna oposici¨®n, y, en las siguientes elecciones parciales, el Congreso obtuvo el control de dos Estados fundamentales. Casi nadie dudaba de que, si el partido consegu¨ªa ganar las siguientes elecciones, Sonia Gandhi ser¨ªa la nueva primera ministra de India.
Sin embargo, durante el ¨²ltimo mes, los ¨¢nimos se han alterado. Por primera vez, el Partido Bharatiya Janata (PBJ) empez¨® a atacarla con el argumento de que es extranjera de nacimiento y de origen. El Partido del Congreso se mostr¨® indignado: hasta entonces esa cuesti¨®n se hab¨ªa considerado tab¨². Pero la cr¨ªtica tuvo eco no s¨®lo dentro del PBJ, sino en otras instancias.
De pronto se proclamaban desde los tejados todas las dudas que siempre se hab¨ªan desechado sobre la conveniencia de ser gobernados por "un ama de casa italiana", y la semana pasada tres veteranos miembros del Partido del Congreso dijeron lo mismo.
Como en 1991, Sonia Ghandi opt¨® el 17 de mayo por retirarse a su refugio. Pero el asedio de los pol¨ªticos de su partido, implor¨¢ndole el regreso al campo de batalla, ha tenido su peso. El lunes pasado, un portavoz del Partido del Congreso lo anunci¨®: "Sonia Ghandi ha aceptado retirar su dimisi¨®n y seguir como presidenta del Partido del Congreso".
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