Un legado imperceptible
Una d¨¦cada despu¨¦s no existe una interpretaci¨®n aceptada de forma general sobre la crisis de Tiananmen de 1989. Sobre las causas de las protestas y manifestaciones que desbordaron Pek¨ªn en la primavera de ese a?o existen an¨¢lisis muy diversos. Al margen de la interpretaci¨®n de los hechos, ni siquiera existe un consenso claro acerca de cu¨¢les fueron ¨¦stos. ?Cu¨¢ntas v¨ªctimas se produjeron? ?Varios miles, como se ha dicho desde los c¨ªrculos de oposici¨®n al r¨¦gimen de Pek¨ªn, o unos cientos, como se?al¨® la versi¨®n oficial? Si hubo o no muertes de estudiantes en la propia plaza de Tiananmen ha sido una cuesti¨®n que ha provocado una amplia pol¨¦mica.?Y qu¨¦ se puede decir de las consecuencias que ha tenido la crisis en la evoluci¨®n posterior de China? En mi opini¨®n, el legado de Tiananmen no ha sido muy amplio o importante, al menos con la perspectiva que tenemos en la actualidad.
Desde el punto de vista pol¨ªtico, no ha habido durante la d¨¦cada de los noventa cambios sustanciales en el r¨¦gimen pol¨ªtico chino, que sigue estando dominado por el poder del Partido Comunista. ?ste ha cortado con firmeza los conatos de disidencia. S¨ª ha habido una progresiva extensi¨®n del imperio de la ley, de la protecci¨®n a las libertades individuales, de elecciones m¨¢s democr¨¢ticas a nivel de gobiernos locales, pero ello no es atribuible a Tiananmen. Este proceso se hab¨ªa iniciado con anterioridad, y se explica en ¨²ltima instancia por la modernizaci¨®n y el crecimiento econ¨®mico, as¨ª como por la integraci¨®n de China en la comunidad internacional.
En cuanto a los movimientos pol¨ªticos de oposici¨®n en el exilio, no deja de ser llamativa su irrelevancia. Muchos de los l¨ªderes estudiantiles que se exiliaron de China despu¨¦s de 1989 fundaron o se integraron en organizaciones pol¨ªticas opuestas al r¨¦gimen del Partido Comunista, como hicieron tambi¨¦n algunos de los disidentes expulsados de China en los a?os siguientes. Ninguna de ellas ha llegado a tener una importancia m¨ªnimamente apreciable. Su influencia sobre la evoluci¨®n de China, o incluso sobre la pol¨ªtica que hacia China aplican Estados Unidos u otros pa¨ªses occidentales, es pr¨¢cticamente nula.
Desde el punto de vista de la evoluci¨®n econ¨®mica, Tiananmen tampoco parece haber tenido consecuencia. A ra¨ªz de la crisis, muchos analistas pronosticaron una involuci¨®n en la pol¨ªtica de reforma. No ha sido as¨ª: China ha proseguido avanzando por la senda de la pol¨ªtica de reforma, creciendo econ¨®micamente. De particular importancia ha sido el impulso con que se ha mantenido la apertura al exterior, que ha culminado con la pol¨ªtica "responsable" de no devaluar su moneda en los momentos de turbulencias econ¨®micas en Asia.
Aunque no se refiera a legado o herencia, hay un aspecto en el cual la referencia a la crisis de Tiananmen puede tener un sentido en nuestros d¨ªas. Para una cierta l¨ªnea de interpretaci¨®n, a la que me adscribo, detr¨¢s de las protestas que estallaron en 1989 se encontraba el descontento por los efectos indeseados causados por la reforma: inflaci¨®n, corrupci¨®n, desequilibrios en la distribuci¨®n de la renta, criminalidad, etc¨¦tera. Tras la crisis, el Gobierno de Pek¨ªn lanz¨® una en¨¦rgica campa?a para combatirlos. Si una lecci¨®n clara extrajeron los dirigentes chinos de los complejos e inesperados acontecimientos de ese a?o fue la necesidad de prestar mayor atenci¨®n a esos efectos indeseados.
En la actualidad, y desde hace alg¨²n tiempo, el Gobierno chino ha emprendido un en¨¦rgico proceso de reforma de las empresas estatales y de la Administraci¨®n p¨²blica, que est¨¢ teniendo un fuerte coste social, en primer lugar en t¨¦rminos de desempleo. El primer ministro, Zhu Rongji, parece estar imbuido de una aut¨¦ntica obsesi¨®n reformista. El problema es que, con la crisis asi¨¢tica, y su extensi¨®n a otras zonas del mundo, el crecimiento de la econom¨ªa china se ha resentido, y han disminuido las posibilidades de absorber a los parados que originan las reformas.
Sin duda se plantea un dilema dif¨ªcil. Las reformas son necesarias para aumentar la eficiencia econ¨®mica a medio y largo plazo. Pero sus costes sociales, en momentos de freno econ¨®mico, son elevados. ?No ser¨ªa mejor moderar un poco el ritmo de las reformas traum¨¢ticas, al menos hasta que el crecimiento econ¨®mico recupere un mayor dinamismo? Para algunos observadores, los gobernantes chinos no est¨¢n prestando la suficiente atenci¨®n a los costes sociales, a los efectos indeseados de esas reformas, que en el 89 fueron el detonante b¨¢sico de las protestas, y que constituyen cara al futuro la principal amenaza a la estabilidad social del pa¨ªs.
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