Los documentales figuran como el principal aliciente del Festival de M¨¢laga

Si el Festival de Cine Espa?ol de M¨¢laga sirviese para calibrar la temperatura ideol¨®gica del cine nacional, habr¨ªa que desanimarse. La cinta estrenada ayer, Zapping, de Chumilla Carbajosa, adolece, igual que el d¨ªa anterior Se buscan fulmontis, de una solidez de posicionamiento preocupante. Descubrir que la televisi¨®n mediatiza las vidas de los ciudadanos no es decir mucho cuando no se analizan las causas del qui¨¦nes lo hacen y para qu¨¦. As¨ª las cosas, lo mejor del festival hay que buscarlo en los documentales.

No est¨¢ el buen cine donde debiera en esta fatigosa segunda edici¨®n del festival malague?o. La pel¨ªcula a concurso diaria o, en su lugar, casi todas las proyectadas como "eventos especiales" no contribuyen, ni mucho menos, a alegrar la pupila del esforzado cin¨¦filo que siga las sugerencias de los programadores. El buen cine hay que ir a buscarlo, en cambio, en la selecci¨®n documental, que, con la mirada puesta en la realidad hispana y latinoamericana, aporta d¨ªa a d¨ªa trabajos de obligada visi¨®n para cualquier espectador inquieto.De la pel¨ªcula a concurso proyectada ayer, Zapping, de Chumilla Carbajosa, protagonizada por Natalia Dicenta, una Paz Vega hablando con acento natural andaluz, Eduard Fern¨¢ndez y Alberto San Juan, s¨®lo hay que decir un par de cosas. Una, que parte de una buena idea, la de convertir la pantalla televisiva y el palimpsesto de programaci¨®n en instancia decisiva, en continua interferencia con la vida de los protagonistas, que el director dilapida por su incapacidad para establecer el menor diagn¨®stico personal sobre tal interferencia. Y dos, que la historia que pretende contar, un tri¨¢ngulo amoroso pronto ampliado por la irrupci¨®n de un psic¨®pata, es de una inanidad prodigiosa, adem¨¢s de basarse en los peores t¨®picos: que las mujeres son fieras que luchan por la posesi¨®n de su hombre o que los hombres son o pusil¨¢nimes o ultraviolentos ante la p¨¦rdida de su objeto amoroso, y todo ello contado con una torpeza considerable. El director nos aclar¨® ayer que "la televisi¨®n es el espejo de Alicia" y que "se ha metido en los cerebros y camas de la gente", y que la suya es una cinta de g¨¦neros mestizos. La pel¨ªcula ha costado unos 160 millones de pesetas. Cuenta con la producci¨®n de Antena 3.

Televisi¨®n y realidad son para el director cartagenero meras (y malas) excusas argumentales, pero en manos de otros creadores se convierten en brillantes recursos para explicar la vida.

Por ejemplo, Javier Rioyo y Jos¨¦ Luis L¨®pez Linares se acercan con respeto y af¨¢n de conocimiento al universo de Federico Garc¨ªa Lorca en un documental tan inspirado como efectivo, Lorca, as¨ª que pasen cien a?os (ya emitido por Canal +), una excelente contribuci¨®n al descubrimiento del Lorca real en el a?o de su centenario. Y, sobre todo, el chileno Sergio Caiozzi, quien, con un documento hecho desde el m¨¢s estricto pudor, Fernando ha vuelto, hace reventar ante los ojos de quienes se empe?an en enterrarlo el dolor que vivi¨® su pa¨ªs con la represi¨®n pinochetista.

Filmaci¨®n de la entrega de los restos de un desaparecido a su familia, por completo alejada de cualquier discurso pol¨ªtico al uso, su carga emotiva es de tal intensidad que su visi¨®n se hace terrible porque toca con una mano el horror en estado puro -ahorraremos al lector los detalles del padecimiento de Fernando Olivares, el el¨ªptico aunque muy real protagonista del filme-, y con la otra borda una reflexi¨®n implacable sobre la barbarie humana en su m¨¢s abyecta expresi¨®n, el desprecio absoluto por la vida de un semejante. Filme modesto, discreto en sus formas hasta el oscurecimiento voluntario de sus responsables, Fernando ha vuelto es uno de esos productos imprescindibles para profundizar en el necesario debate sobre las ¨²ltimas d¨¦cadas de historia del pa¨ªs andino; de toda Latinoam¨¦rica, a decir verdad.