?Hacia qu¨¦ nuevo orden mundial?
La guerra de la OTAN contra Yugoslavia ha abierto una nueva etapa en las relaciones internacionales. Anuncia el alba de un nuevo orden global.La mundializaci¨®n econ¨®mica, que constituye la din¨¢mica dominante de nuestro tiempo, necesitaba ser completada con un proyecto estrat¨¦gico mundial en el ¨¢mbito de la seguridad. El conflicto de Kosovo da la oportunidad de dise?arlo a grandes rasgos. Para la comunidad internacional significa adentrarse en un terreno desconocido que sin duda reserva sorpresas buenas, pero tambi¨¦n numerosos peligros.
Las causas, la manera en que se ha llevado a cabo y los objetivos de esta guerra no tienen nada que ver con los que eran habituales en los conflictos de la misma naturaleza.
Causas. Partiendo de las atrocidades cometidas por Belgrado en Kosovo, la OTAN ha avanzado, como causa del conflicto, argumentos de orden humanitario, moral e incluso de civilizaci¨®n. La historia, la cultura y la pol¨ªtica, causas de todos los conflictos, adquieren de golpe dimensiones obsoletas. Ello constituye una revoluci¨®n.
En nombre de la injerencia humanitaria, considerada ahora como moralmente superior a todo, la OTAN no ha dudado en transgredir dos importantes prohibiciones: la soberan¨ªa de los Estados y los estatutos de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas.
En el ancien r¨¦gime, la soberan¨ªa resid¨ªa en la persona del rey: "Por la gracia de Dios". Pero por influencia de los fil¨®sofos de la Ilustraci¨®n y de las revoluciones americana y francesa, en todas las democracias reside hoy en el pueblo.
Este principio de soberan¨ªa autoriza a un Gobierno a resolver sus conflictos internos en virtud de sus leyes, votadas por los representantes del pueblo, y sin que nadie pueda inmiscuirse en sus asuntos internos. Y ha sido este principio, con una antig¨¹edad de dos siglos, el que se hizo a?icos el pasado 24 de marzo. Algunos dicen: bien hecho, porque, en nombre de este principio, los Estados han cometido demasiados abusos con sus ciudadanos. Y, en el caso de Yugoslavia, muchos estiman que si bien Slobodan Milosevic ha sido formalmente elegido, no deja de ser un d¨¦spota condenado por el Tribunal Internacional de La Haya por "cr¨ªmenes de guerra". A un d¨¦spota no le confiere legitimidad el pueblo, por lo que la soberan¨ªa de su Estado no es m¨¢s que un artificio legal y no merece ser respetada.
?D¨®nde reside a partir de ahora la soberan¨ªa de un pa¨ªs? No se sabe. ?Nos dirigimos hacia la instauraci¨®n, a escala planetaria y bajo la ¨¦gida de Occidente, de unas "soberan¨ªas limitadas", semejantes a las que quer¨ªan instaurar en los a?os sesenta y setenta Leonid Br¨¦znev y la URSS en los Estados del ¨¢mbito socialista? ?Habr¨¢ que pensar en la resurrecci¨®n de la figura colonial del protectorado?
La soberan¨ªa, que pas¨® de Dios a la naci¨®n, ?va a pasar ahora al individuo? ?Va a tener cada individuo los atributos y prerrogativas que hasta el presente ten¨ªan los Estados?
En lo que respecta a la ONU, los bombardeos contra Yugoslavia se decidieron sin que ninguna resoluci¨®n del Consejo de Seguridad los autorizara expl¨ªcitamente. Es la primera vez que, en un asunto de tal gravedad, se deja de lado a la ONU.
Desde el comienzo de los a?os noventa hab¨ªa muchos indicios de que Estados Unidos ya no deseaba que la ONU desempe?ara su papel: la no renovaci¨®n de mandato de Butros-Gali, sustituido por el nuevo secretario general, Kofi Annan, considerado m¨¢s d¨®cil; la firma de los acuerdos de Dayton sobre Bosnia bajo la ¨¦gida americana, y no de las Naciones Unidas; lo mismo respecto a los acuerdos palestino-israel¨ªes de Wye River; la decisi¨®n unilateral de bombardear Irak sin que la ONU lo decidiese...
Todo indica que Estados Unidos no acepta el freno que suponen los procedimientos legalistas de las Naciones Unidas. Uno se da cuenta, as¨ª, de que la existencia de ¨¦sta, a lo largo de todo el siglo (primero bajo la forma de la Sociedad de Naciones), no era debida al progreso de la civilizaci¨®n como se cre¨ªa, sino a la existencia simult¨¢nea de potencias comparables, ninguna de las cuales pod¨ªa ganar militarmente a las dem¨¢s. Tal equilibrio se ha roto con la desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y, por primera vez, una "hiperpotencia" domina abrumadoramente el mundo en las cinco esferas del poder: pol¨ªtico, econ¨®mico, militar, tecnol¨®gico y cultural. Estados Unidos no ve por qu¨¦ va a tener que compartir su soberan¨ªa cuando la puede ejercer sin que nadie (ni siquiera las Naciones Unidas) se la cuestione.
Estas dos transgresiones -el no respeto a la soberan¨ªa y la no aceptaci¨®n del magisterio de la ONU-, llevadas a cabo en nombre de lo humanitario, no dejan de plantear algunos problemas. Por ejemplo, ?c¨®mo conciliar la preocupaci¨®n humanitaria y el uso de la fuerza? ?Puede haber bombardeos ¨¦ticos, sobre todo cuando m¨²ltiples errores de tiro provocan centenares de v¨ªctimas civiles? ?Se puede hablar de "guerra justa" cuando la desproporci¨®n militar y tecnol¨®gica entre los dos adversarios es abismal? ?En nombre de qu¨¦ moral la leg¨ªtima protecci¨®n de los kosovares supone la destrucci¨®n de los serbios? Algunos dirigentes ecologistas, convertidos al belicismo, constatan que la guerra en Yugoslavia, como toda guerra, es en s¨ª una cat¨¢strofe ecol¨®gica: se destruyen refiner¨ªas de petr¨®leo con las consiguientes emanaciones de nubes t¨®xicas; se bombardean f¨¢bricas qu¨ªmicas que contaminan los r¨ªos y matan la fauna; se lanzan bombas de grafito que desprenden polvo cancer¨ªgeno; se arrojan bombas de uranio empobrecido radiactivas; se utilizan bombas de fragmentaci¨®n que siembran miles de artefactos similares a las minas antipersonas (Estados Unidos se neg¨® a firmar el Tratado de Ottawa que proh¨ªbe su uso); se descargan bombas activadas en el Adri¨¢tico que constituyen una amenaza para los pescadores...
?Por qu¨¦ la OTAN no interviene, en nombre de la injerencia humanitaria, en otros pa¨ªses a favor de sus poblaciones sufrientes: en el sur de Sud¨¢n, en Sierra Leona, en Liberia, en Angola, en Timor Este...?
Actuaci¨®n. Este conflicto constituye tambi¨¦n, en el modo en que ha sido llevado a cabo, una guerra de nuevo tipo. En la historia militar, nunca el principio de "cero muertos" ha sido un imperativo absoluto. Tras dos meses de bombardeos, ning¨²n militar de la Alianza ha muerto en acto de guerra. Jam¨¢s se hab¨ªa visto algo parecido.
Las p¨¦rdidas materiales alia- Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior das parecen ser insignificantes. El n¨²mero de misiones a¨¦reas ha sobrepasado las 25.000 y s¨®lo se han perdido dos aviones (y sus pilotos fueron recuperados sanos y salvos, en terreno enemigo, por comandos especializados), lo que confirma el proyecto del general Clark de llevar a cabo una guerra "sin p¨¦rdida de aviones". Ning¨²n nav¨ªo, ning¨²n tanque, ning¨²n helic¨®ptero parece haber sido da?ado en combate.
Por el contrario, la destrucci¨®n material sufrida por Yugoslavia es considerable. Seg¨²n estiman algunos generales americanos, el pa¨ªs habr¨ªa retrocedido ya dos d¨¦cadas y, si los bombardeos continuaran, podr¨ªa llegar al estado en que se encontraba al final de la Segunda Guerra Mundial... La relaci¨®n militar entre las fuerzas de la OTAN y las yugoslavas es tan desigual que no parece propio hablar de guerra. En realidad se trata de un castigo. Un castigo como ning¨²n pa¨ªs (a excepci¨®n de Irak) ha recibido jam¨¢s.
De hecho nos enfrentamos a dos guerras. Una, del fuerte contra el d¨¦bil, de la OTAN contra Yugoslavia, que es m¨¢s bien un castigo, y otra, del d¨¦bil contra el m¨¢s d¨¦bil, de Serbia contra los kosovares. Por un lado, una guerra sofisticada, electr¨®nica; por otro, masacres brutales, deportaciones masivas, violaciones y ejecuciones sumarias.
Otra originalidad de este conflicto: la OTAN ha declarado expl¨ªcitamente que no quiere matar. Ni a militares serbios ni, mucho menos, a civiles. Es una guerra de artefactos contra artefactos, de m¨¢quinas contra m¨¢quinas. Casi un videojuego. Y cuando, por un error de tiro, se ha matado a civiles, la Alianza se ha deshecho en arrepentimiento, excusas, disculpas, expresiones de remordimiento y en todo tipo de petici¨®n de perd¨®n. "En la neoguerra", observa Umberto Eco, "pierde ante la opini¨®n p¨²blica el que ha matado demasiado". ?sa es la nueva ley.
Una ley sobre la que velan los medios de comunicaci¨®n. La manipulaci¨®n de ¨¦stos es uno de los objetivos principales de las partes en conflicto. Esta guerra no ha aportado ninguna innovaci¨®n importante respecto al modelo Malvinas (1982). En lo esencial, la OTAN aplica un dispositivo elaborado en 1986 y corregido por las lecciones de la guerra del Golfo. Se trata de hacer la guerra invisible, de permanecer como la principal fuente de informaci¨®n de los periodistas. Los medios de comunicaci¨®n se ven reducidos a comentar una imagen central ausente: la de las atrocidades cometidas por las fuerzas de Belgrado contra la poblaci¨®n civil de Kosovo. De estos cr¨ªmenes, cuya realidad no ofrece ninguna duda, no se nos ha mostrado ninguna imagen, ning¨²n periodista los ha visto con sus propios ojos. Lo que significa un fracaso para la m¨¢quina medi¨¢tica, especialmente la audiovisual, que intentaba persuadirnos de que informar consist¨ªa, en lo esencial, en hacernos "asistir" al acontecimiento.
Finalidades. Respecto a los objetivos reales de esta guerra, la Uni¨®n Europea y Estados Unidos han tenido prop¨®sitos muy diferentes.
La Uni¨®n Europea la ha llevado a cabo por consideraciones estrat¨¦gicas. Pero la importancia estrat¨¦gica de una regi¨®n ya no es la que era. Antes, una zona era "estrat¨¦gicamente importante" cuando su posesi¨®n aportaba una ventaja militar considerable (acceso al mar, a un r¨ªo navegable, a una cota dominante, a una frontera natural...), permit¨ªa controlar riquezas decisivas (petr¨®leo, gas, carb¨®n, hierro, agua...) o rutas comerciales vitales (estrechos, canales, pasos de monta?a, valles...).
En la era de los sat¨¦lites y la mundializaci¨®n, el concepto de "importancia estrat¨¦gica" se ha venido abajo. A este respecto, la posesi¨®n de Kosovo no aporta ni ventaja militar, ni riqueza decisiva, ni control de ruta comercial vital. ?D¨®nde reside hoy, para una entidad opulenta como la UE, la importancia estrat¨¦gica de un territorio? Esencialmente, en la capacidad de ¨¦ste de exportar da?o: caos pol¨ªtico, inseguridad cr¨®nica, emigraci¨®n clandestina, delincuencia, mafias ligadas a la droga... Desde este punto de vista, hay dos regiones que, desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, tienen para Europa una importancia estrat¨¦gica: el Magreb y los Balcanes.
Por el contrario, para Estados Unidos, Kosovo no tiene ning¨²n inter¨¦s estrat¨¦gico, ni en el antiguo ni en el moderno sentido del t¨¦rmino. El asunto de Kosovo les ha servido de pretexto para cerrar un cap¨ªtulo para ellos de gran importancia: la nueva legitimaci¨®n de la OTAN. Tras la desaparici¨®n de la URSS en diciembre de 1991, la OTAN deber¨ªa haberse disuelto y ser sustituida por una organizaci¨®n de defensa espec¨ªfica. A lo que se opone Washington, que desea seguir siendo una potencia europea: "Indiscutiblemente", reconoce William Pfaff, "la OTAN se ha mantenido por la influencia pol¨ªtica que procura a Estados Unidos en Europa y porque bloquea el establecimiento de un sistema estrat¨¦gico europeo rival del de Estados Unidos".
La crisis de Kosovo ha dado, pues, a Estados Unidos la posibilidad de aplicar el nuevo concepto estrat¨¦gico de la OTAN, semanas antes de su adopci¨®n oficial en Washington, el 25 de abril de 1999. Su resultado no es evidente. Tras m¨¢s de dos meses de bombardeos, la Alianza todav¨ªa no ha ganado. Hasta el punto de que algunos oficiales americanos se preguntan si, a fin de cuentas, no hubiera sido m¨¢s eficaz intervenir bajo mandato de la ONU, como en el Golfo, y no en el marco de la OTAN, con las complicaciones que imponen las consultas entre 19 gobiernos.
Pero todav¨ªa ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil para Estados Unidos actuar unilateralmente -su supremac¨ªa militar se lo permitir¨ªa- para imponer, bajo el imperio del mercado, un nuevo orden global. ?Es, acaso, chocante? No, afirma el almirante William J. Perry, ex secretario de defensa del presidente Clinton: "Puesto que Estados Unidos es el ¨²nico pa¨ªs con intereses globales, es el l¨ªder natural de la comunidad internacional".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.