Un colaborador de Hassan II amenaza con revelar secretos perjudiciales si no libera a sus familiares
"Comprenda, majestad, que para mi defensa y la de las personas de mi entorno, he preparado informes que contienen informaciones (...) perjudiciales para su imagen en el mundo". El que avisa a Hassan II de Marruecos, a trav¨¦s de una carta abierta pagada como publicidad en el diario The Washington Post, es Hicham Mandari, miembro del "equipo en la sombra" del rey y recientemente exiliado en EE UU. Le amenaza con revelar secretos si no otorga su gracia a personas encarceladas de su entorno, ceja su persecuci¨®n policial y le devuelve sus propiedades.
, En los c¨ªrculos diplom¨¢ticos de Rabat no se habla de otra cosa que de la advertencia de Mandari, sobre la que la prensa marroqu¨ª no ha publicado ni una l¨ªnea. Fontanero del Palacio Real de Rabat, Mandari trabajaba a las ¨®rdenes del jefe del gabinete del monarca, Abdelkrim Bennani, del jefe de seguridad, Hadj Mediuri y, sobre todo, del jefe de la secretar¨ªa particular, Abdelfettah Frej, el hombre que lleva las cuentas del rey, se ocupa de sus inversiones y tambi¨¦n de las "operaciones sensibles". Por cuenta del jefe del Estado o del pr¨ªncipe heredero, Sidi Mohamed, efectuaba misiones confidenciales. En el verano del a?o pasado Mandari abandona el palacio y, poco despu¨¦s, Marruecos. Su familia m¨¢s cercana tambi¨¦n emigra. Su salida del pa¨ªs coincide con una cascada de detenciones y una purga que afecta al menos a siete encargados de la seguridad de las dependencias reales. Poco antes de las destituciones, varios talonarios emitidos contra las cuentas de Hassan en grandes bancos de Francia, Suiza y EE UU fueron robados en la secretar¨ªa particular. Los cheques v¨ªrgenes se rellenaron y se entregaron a intermediarios extranjeros que cobraron cientos de millones de pesetas hasta que los bancos, escamados, advirtieron a Frej. Las autoridades marroqu¨ªes lanzaron a continuaci¨®n, a trav¨¦s de Interpol, una orden de busca y captura de Mandari, al que acusaron de falsificar moneda aunque, en el fondo, le reprochan estar asociado al robo de los talonarios. "Como su Majestad sabe", afirma el ex fontanero en su misiva, "yo y mi entorno hemos sido acusados sin raz¨®n (...); algunos documentos presentados ante nuestros tribunales (...) estaban basados en mentiras". A?ade que se ha hecho todo lo posible para ensuciar su reputaci¨®n, "la de mi familia y la de personas que estaban a mi servicio, algunas de las cuales han sido torturadas". Desde su exilio, Mandari pide "respetuosamente" a Hassan que conceda su "gracia real" a las personas de su entorno a¨²n encarceladas, que retire la orden de busca y captura contra ¨¦l, que se basa en "documentos falsos", y que le sean devueltos todos sus bienes.
Informes comprometedores
Si el monarca no accede a ello revelar¨¢ secretos perjudiciales. Entregar¨¢ dossiers comprometedores a los congresistas estadounidenses, a los diputados europeos y a... los lores brit¨¢nicos. A los parlamentarios norteamericanos ya les ha pedido ayuda. No se trata, dice en su carta, de una "amenaza", sino de una demostraci¨®n de su "firme decisi¨®n". Y a?ade: "Sepa, Majestad, que el ministro del Interior, Basri, y el general Kadiri [jefe de los servicios secretos] saben lo que he preparado". "El hombre sabe muchas cosas", asegura el diario Le Monde, que revel¨® el jueves el asunto, sobre los negocios del rey, asuntos pol¨ªticos delicados, el tr¨¢fico de droga en el Reino y los que se benefician de ¨¦l. El rotativo parisino se?ala que el robo de los cheques, alentado por personas cercanas al monarca, sirvi¨® para financiar hace un a?o "una operaci¨®n de desestabilizaci¨®n de Hassan II" cuyos detalles a¨²n se ignoran. En c¨ªrculos diplom¨¢ticos deRabat se relaciona la desaparici¨®n de los talonarios con el misterioso accidente de helicoptero, cerca de Meknes, que el verano pasado cost¨® la vida a varios oficiales marroqu¨ªes, entre ellos el n¨²mero dos del cuerpo expedicionario en el S¨¢hara. Fue enterrado con gran discreci¨®n. Poco despu¨¦s, cuando se jubil¨® el general Mohamed Achahbar, que mandaba el Estado Mayor, Hassan lo sustituy¨®, por primera vez, por un civil, Abderrahman Sbai, dando as¨ª la impresi¨®n de que desconfiaba de los militares. La decisi¨®n caus¨® gran malestar en el Ej¨¦rcito.
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