El PP celebr¨® su aplastante triunfo electoral y el descalabro de UV sin esperar a Eduardo Zaplana
S¨®lo cuando el escrutinio oficial confirm¨® que hab¨ªa ganado las elecciones, el l¨ªder del PP valenciano, Eduardo Zaplana, rompi¨® el hielo y acudi¨® al cuartel general instalado por los conservadores en el sal¨®n Alameda Palace de Valencia para celebrarlo con los candidatos, militantes y simpatizantes. El presidente electo impuso la prudencia hasta el final, aunque para cuando lleg¨® el partido ya era pura fiesta y en un ambiente de euforia se festejaba tanto la aplastante victoria popular como el descalabro de los regionalistas de Uni¨®n Valenciana en las urnas. "No vendr¨¢ hasta estar seguro", repet¨ªan sus colaboradores.
La noche electoral que vivi¨® el PP el ya hist¨®rico 13-J fue tan at¨ªpica como la campa?a. En el recuerdo de todos estaba la jornada vivida el 28 de mayo de 1995, cuando algunos dirigentes populares se adelantaron a los resultados y anunciaron una mayor¨ªa absoluta que, finalmente, frustraron las urnas. "?sta vez no pasar¨¢ esto, y el presidente no vendr¨¢ hasta le certifiquen los resultados", dec¨ªan una y otra vez los encargados de la organizaci¨®n. La primera fotograf¨ªa electoral, reflejo de las encuestas realizadas a pie de urna, no alter¨® la calma en el Sal¨®n Alameda, donde al cierre de los colegios electorales la asistencia se limitaba a periodistas y cargos medios del partido. "Hay que esperar", repet¨ªan hasta la saciedad el secretario general y el vicesecretario del PP, Jos¨¦ Luis Olivas y Sefar¨ªn Castellanos, respectivamente, los ¨²nicos dirigentes populares que hablaron hasta la llegada de Zaplana, bien entrada la madrugada. Y es que la baja participaci¨®n convert¨ªa en incierto cualquier pron¨®stico ante la posibilidad de que tanto Uni¨®n Valenciana (UV), como la coalici¨®n Bloc-Els Verds, consiguieran alcanzar el 5% de votos necesarios para obtener representaci¨®n en las Cortes Valencianas, lo que modificar¨ªa la distribuci¨®n de esca?os. El escenario estaba preparado desde bien temprano, el p¨²blico fue puntual, pero faltaron los actores principales para poder escenificar la victoria antes de la 1.00 de la madrugada. Para entonces, ya nadie se interesaba por los resultados y el personal opt¨® por desplazar posiciones, abandonar las pantallas de televisi¨®n instaladas dentro y fuera del recinto y acudir en masa a las barras de bar dispuestas para saciar la sed y descargar tensiones. Zaplana y la vencedora por tercera vez consecutiva a la alcald¨ªa de Valencia, Rita Barber¨¢, se hicieron de rogar. La alcaldesa electa irrumpi¨® con su uniforme de campa?a -el ya famoso vestido rojo- y con su potente voz areng¨® a sus m¨¢s fieles a seguir trabajando por la ciudad de Valencia. Hasta su llegada, una avanzadilla integrada por consejeros, directores generales y candidatos, luciendo amplias y delatoras sonrisas, iban apareciendo con cuentagotas y cubr¨ªan espacios radiof¨®nicos y televisivos, imponiendo tambi¨¦n la prudencia en cada declaraci¨®n. "Todav¨ªa faltan un importante n¨²mero de votos por contabilizar, y no hay nada seguro", dec¨ªan. "Hoy se ha registrado un triunfo hist¨®rico para el PP, con una triple victoria en los comicios europeos, auton¨®micos y locales, donde hemos obtenido mayor¨ªas absolutas que nos llenan de emoci¨®n". Fueron las primeras declaraciones que lanz¨® Rita Barber¨¢ a un millar de fieles que se agolpaban en los salones y que hasta la madrugada comentaban indistintamente los resultados electorales y la derrota del Valencia C.F. ante el Tenerife. Un griter¨ªo generalizado, al que se sumaron tambi¨¦n las se?oras elegantemente vestidas con tac¨®n algo y vistosos collares, salud¨® a la alcaldesa, materialmente abordada. Mientras tanto, Eduardo Zaplana se manten¨ªa encerrado en su propio cuartel general, al que s¨®lo ten¨ªan acceso su equipo de campa?a y sus m¨¢s allegados colaboradores. En el Hotel Rey Don Jaime, el presidente iba recibiendo informaci¨®n de primera mano, y aunque las encuestas de campa?a, los sondeos a pie de urna y los propios datos oficiales coincid¨ªan en se?alar que hab¨ªa la mayor¨ªa "suficiente" que se hab¨ªa marcado como objetivo, no quiso atender a su p¨²blico hasta que el escrutinio oficial alcanz¨® el 90% de los colegios electorales de la Comunidad Valenciana. La euforia fue doble: la mayor¨ªa absoluta y la derrota sin paliativos de Uni¨®n Valenciana, partido al que la opci¨®n popular engull¨® fuera de todo pron¨®stico.
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