El muro

VICENT FRANCH Se les llama barreras electorales, cl¨¢usulas de exclusi¨®n o de cierre, listones, o simplemente porcentaje, pero sea cual sea el t¨¦rmino empleado su finalidad es bastante clara: Establecer un porcentaje de votos m¨ªnimo a obtener por los partidos para poder acceder al reparto de esca?os responde a la necesidad de corregir los sistemas electorales proporcionales o bien para evitar una excesiva fragmentaci¨®n del parlamento o, como instrumento disuasorio que el sistema lanza sobre partidos escindidos o minor¨ªas epis¨®dicas para que busquen acomodo en las mayor¨ªas y no se arriesguen a quedar por debajo de la cl¨¢usula. En los sistemas electorales que nos tocan a los valencianos hay tres cl¨¢usulas: la gen¨¦rica del 3% de los votos v¨¢lidos emitidos (vve), necesaria para entrar en el reparto de esca?os en las tres circunscripciones provinciales en las elecciones al Congreso de los Diputados; la del 5% de los vve en cada municipio, para estar en el reparto de concejales en las elecciones locales; y, finalmente, la del 5% de los vve en el total de la Comunidad Valenciana, para entrar en el reparto de esca?os en cada una de las circunscripciones provinciales en las elecciones a Cortes Valencianas. Mientras la primera barrera es un poco superflua porque el n¨²mero de esca?os a repartir en las tres circunscripciones dif¨ªcilmente permitir¨ªa que un partido obtuviese representaci¨®n s¨®lo por el hecho de superarla, las otras dos tienen efectos bastante serios. De hecho, en el ¨¢mbito municipal, la presencia de la cl¨¢usula del 5% deja fuera de los consistorios a un buen n¨²mero de listas que se acercan a ella sin superarla. La ¨²ltima, la auton¨®mica sirvi¨® en su dise?o inicial por los redactores del Estatuto al inter¨¦s por impedir la presencia de AP en las primeras Cortes Valencianas, pero acab¨® cerrando el paso a UPV y al PDL en el 83, al CDS y a UPV en el 91, a UPV-BN en el 95, y, ahora, el domingo pasado, a UV y BNV-EV. Adem¨¢s, en el caso de la cl¨¢usula de cierre auton¨®mica se pod¨ªa dar la paradoja de que una fuerza con menos votos en una circunscripci¨®n obtuviera representaci¨®n y que otra m¨¢s votada en esa misma circunscripci¨®n no la consiguiera, porque no lleg¨® en el c¨®mputo global al 5%. Ya ocurri¨® en el 91, cuando EU alcanz¨® en Castell¨® 11.964 votos y un esca?o, frente a los 12.267 de UPV-BN, y ning¨²n esca?o. Ahora, se ha repetido el caso all¨ª, y por partida doble, al conseguir un esca?o EU con 11.164 votos (el 4,2%) y no obtenerlo ni el BNV-EV con 14.248 votos (5,4%), ni UV, con 11.632 votos (el 4,4%). Hace muchos a?os que vengo denunciando que pod¨ªa llegar a darse una situaci¨®n como esta, de inconstitucionalidad sobrevenida de la cl¨¢usula de cierre, pues acabar otorgando esca?os en las circunscripciones a partidos con menos votos supone romper la l¨®gica que acompa?a a la circunscripci¨®n como ¨¢mbito en el que se asignan esca?os, se presentan listas y se realiza el escrutinio, es decir, la de par¨¢metro objetivo que ha de permitir la realizaci¨®n coherente de las previsiones legales en materia de representaci¨®n. En el caso que nos ocupa, la vigencia del art. 12 del Estatuto de Autonom¨ªa de la Comunidad produce una vulneraci¨®n expresa de los arts. 14 y 23 de la CE al otorgar un esca?o a una formaci¨®n que obtiene menos votos, en detrimento de las m¨¢s votadas. Volvi¨® la cl¨¢usula, un muro incluso para quienes (UV) despreciaban su amenaza. Vicent.Franch@uv.es -