Una nueva generaci¨®n de pol¨ªticos
3.000 nuevos concejales populares y 2.500 socialistas de menos de 30 a?os inician su actividad al frente de los ayuntamientos
J¨®venes y mujeres han demostrado ser el mejor reclamo electoral del 13-J. Las juventudes del PP se atribuyen el m¨¦rito de haber consolidado la imagen de centro gracias a sus 6.000 candidatos menores de 30 a?os, de los que casi la mitad se han colocado como concejales frente a los 500 de las ¨²ltimas elecciones municipales. Otro tanto sucede con los j¨®venes socialistas que han pasado de 500 cargos electos en el 95 a 2.500. "La vida de Juventudes Socialistas cambia tras estas elecciones, por primera vez vamos a tener un poder y peso institucional que asegura la renovaci¨®n", dice euf¨®rico el secretario general de la organizaci¨®n, Jos¨¦ Manuel Caballero. Los de Juventudes Comunistas y de IU se declaran tan perplejos y desolados que no saben c¨®mo interpretar el descalabro, sobre todo cuando "cre¨ªamos defender las posiciones que mantienen la mayor¨ªa de los j¨®venes, como es la condena a los ataques de la OTAN a Yugoslavia", dicen sus militantes.
Ha sido una de las campa?as en las que m¨¢s duro han trabajado los j¨®venes de todos los partidos. Para buena parte de ellos ha sido un final de curso en el que han tenido que compaginar ex¨¢menes con pegar carteles y sus primeros m¨ªtines. Pero es ¨¦ste uno de los veranos en que menos descansar¨¢n. Se trata ahora de extraer conclusiones y calentar motores de cara a las legislativas. Son los j¨®venes que han encontrado una v¨ªa de entrada a la pol¨ªtica y est¨¢n dispuestos a aprovecharla.
Gran parte de ellos son estudiantes que ocupan ya cargos, otros simplemente militan, y se consideran a s¨ª mismos agitadores, respondones, y con muchos menos prejuicios que sus mayores. El PP fue el primero que abri¨® su puerta de forma masiva a los j¨®venes y a sus ideas, pero tambi¨¦n los j¨®venes socialistas sienten que les ha llegado el momento de hacerse escuchar.
El paro, la vivienda y otros problemas comunes han hecho que unos y otros tengan hoy m¨¢s conciencia generacional que de pertenecer a unas u otras siglas de partido. Como reconoce Caballero, "la realidad socioecon¨®mica hace que hoy exista una solidaridad intergeneracional" Coincidencias que son a¨²n mucho mayores entre las chicas y que hacen que j¨®venes del PP como la presidenta nacional de la asociaci¨®n estudiantil Aire, Aruca G¨®mez, de 22 a?os, digan que "si mand¨¢ramos las mujeres, la guerra contra Yugoslavia no se habr¨ªa producido".
Unos y otros se dicen "hartos de los malos rollos" de los pol¨ªticos veteranos, cuestionan liderazgos carism¨¢ticos, y se muestran favorables a la limitaci¨®n de los mandatos. Pero sobre todo, tienen en com¨²n un ansia por participar, dejan de ser sujetos pasivos, impotentes, sin voz ni voto en la toma de decisiones que afectan a sus vidas.
"La pol¨ªtica est¨¢ muy desprestigiada, pero desde una perspectiva global no ha dejado de ser el ¨²nico medio de incidir", se?ala Lu¨ªs Fajardo, un joven de 28 a?os que se acerc¨® al socialismo cuando la plataforma de apoyo a Jos¨¦ Borrell abri¨® sus puertas a los simpatizantes. Son j¨®venes que tras largos a?os de activismo en ONGs se sienten arrinconados de las verdaderas decisiones pol¨ªticas.
Como dice tambi¨¦n D¨®menec Ruiz Devessa, de 21 a?os, otro de los j¨®venes que integraron la plataforma de apoyo a Borrell, "no es verdad que estemos desmotivados. Al no encontrar un lugar en los partidos, no hemos tenido otra forma de participaci¨®n m¨¢s que a trav¨¦s de las ONGs". Quieren dejar de ser la generaci¨®n del quej¨ªo, como se denominan a s¨ª mismos, y romper con la imagen estereotipada del joven pasota. M¨¢s participaci¨®n que no siempre est¨¢ refrendada por asumir riesgos como el dar la cara para defender las propias ideas. As¨ª, entre los ocho j¨®venes de la plataforma de apoyo a Borrell con los que discurri¨® la conversaci¨®n para este reportaje, s¨®lo dos quisieron identificarse con su nombre y apellidos. Otro tanto sucedi¨® con j¨®venes de IU, que ve¨ªan en su identificaci¨®n un posible obst¨¢culo a su carrera en la universidad.
Es el PP el que mejor ha sabido aprovechar el caudal de energ¨ªa juvenil. "Yo siempre sent¨ª un cosquilleo por la pol¨ªtica, lo que nadie en casa se explicaba es que me apuntara al PP. Hab¨ªa estudiado en una ikastola, en mi familia todos votaban PNV y el ¨²nico que participaba en pol¨ªtica es un t¨ªo m¨ªo militante de UGT. Pero supongo que me atrajo el ambiente de gente joven y din¨¢mica que ve¨ªa en Nuevas Generaciones", dice Arantxa Quiroga, que a sus 25 a?os es una de las concejales estrella del Pa¨ªs Vasco tras lidiar en las plazas m¨¢s duras, como Ir¨²n y O?ate, adem¨¢s de diputada en el Parlamento auton¨®mico.
"Lo que me atrajo del PP era la posibilidad de opinar de forma distinta y novedosa. El PP ha dado entrada a la gente joven y se han incorporado muchas de nuestras ideas que no se hab¨ªa atrevido a defender ning¨²n partido, como la supresi¨®n de la mili, o que la mayor¨ªa de los nuevos empleos fueran para j¨®venes", dice otro universitario de Nuevas Generaciones de carrera mete¨®rica, Jos¨¦ Carlos Reguil¨®n, cabeza de lista para el Ayuntamiento de Azuqueca en Guadalajara y quien a sus 25 a?os ya ha pasado por diversos cargos en el partido.
Uno de los mayores ¨¦xitos de Nuevas Generaciones se los apunt¨® el anterior secretario general Pedro Calvo, ¨¦l mismo un objetor de conciencia, al cuestionar p¨²blicamente al ministro de Defensa, Eduardo Serra, y lograr que se incorporaran sus propuestas sobre la supresi¨®n del servicio militar obligatorio.
Cuando el actual secretario general de Juventudes Socialistas, Jos¨¦ Manuel Caballero, trat¨® de expresan un sentimiento general de los j¨®venes diciendo que "la sociedad ve¨ªa en el PSOE a un partido de rancios y casposos y quer¨ªa caras nuevas", se desat¨® una tormenta pol¨ªtica dentro del PSOE que estuvo a punto de costarle el cargo.
Norma Bernard, 22 a?os, presidenta de Juventudes Socialistas de Arag¨®n y uno de los nombres que m¨¢s suenan para suceder al actual secretario general, se queja de que no les escuchan: "Estamos cansados de que nos llamen la generaci¨®n m¨¢s preparada. Si lo creyeran en serio tendr¨ªan m¨¢s en cuenta nuestra opini¨®n. Diariamente emitimos comunicados, pero s¨®lo cuando damos ca?a al partido los recoge la prensa. Y no es porque no tengamos una voz propia. Ya en 1994 dijimos que las leyes laborales que legalizaban las ETTs eran una barbaridad. Rechazamos frontalmente la corrupci¨®n. En la Internacional de las Juventudes Socialistas hemos hecho un cuestionamiento de la mundializaci¨®n de la econom¨ªa que no tiene nada que ver con la posici¨®n oficial de los partidos. Hemos tenido nuestra propia posici¨®n de condena a los bombardeos de la OTAN en Yugoslavia". "Pero es verdad —a?ade Norma— que el condicionamiento del partido existe. S¨®lo cuando podamos financiarnos directamente se garantizar¨¢ nuestra independencia real".
El que Caballero se pronunciara en las primarias a favor de Joaqu¨ªn Almunia, en quien la mayor¨ªa de los j¨®venes ve¨ªan la viva imagen del aparato y de lo que llaman "los cincuentones" o "generaci¨®n tap¨®n", reforz¨® a¨²n m¨¢s esa imagen de ap¨¦ndice del partido que tanto lastra a los j¨®venes socialistas.
Pero fueron los esc¨¢ndalos relacionados con la corrupci¨®n y el GAL los que los dejaron noqueados y sin argumentos ante s¨ª mismos. "En las elecciones de 1993 y de 1996, s¨®lo se o¨ªa la voz de Nuevas Generaciones en la Universidad. Los que nos sent¨ªamos socialistas habr¨ªamos salido a defender nuestras ideas si hubi¨¦ramos cre¨ªdo en ello, pero no nos atrev¨ªamos a hablar, nos sent¨ªamos deslegitimados. Quer¨ªas ilusionarte, pero no sab¨ªas c¨®mo. El GAL y la corrupci¨®n nos desconcert¨®. Sobre todo despu¨¦s de leyes que nunca entendimos, como la reforma laboral 94, o que se elevara el delito fiscal de 5 a 15 millones en 1995 porque ya se ve¨ªan venir casos como el de Mariano Rubio", se?ala Luis Fajardo.
Los que s¨ª se atrevieron a salir a la calle para dar la cara, como Bernard, lo confirman: "Me impact¨® mucho la virulencia de la campa?a del 96, en la que yo iba de candidata en el n¨²mero cinco con Belloch. Te tiraban los panfletos a la cara, sufrimos todo tipo de boicoteos, pintadas en la sede del PSOE en las que nos llamaban "chorizos". A nosotros Rold¨¢n nos rob¨® mucho m¨¢s que a los dem¨¢s: la autoestima".
Pero aunque los j¨®venes populares sigan utilizando el GAL y la corrupci¨®n como bandera contra el PSOE, la mayor¨ªa de los que ahora votan PSOE dicen que ya no les averg¨¹enza confesarlo y defenderlo.
El giro fundamental se produjo con las primarias del PSOE. Aunque el partido no facilita cifras oficiales, todas las fuentes socialistas coinciden en que dieron un tir¨®n a las afiliaciones, pero sobre todo a una militancia sin carn¨¦ de simpatizantes. Cristina Narbona cita como ejemplo Almer¨ªa, la provincia por la que es diputada y en la que gan¨® Borrell, donce "se doblaron los afiliados". Tambi¨¦n en ciudades como Madrid, seg¨²n Elena Valenciano, ex militante de Juventudes Socialistas y responsable de la comisi¨®n de la juventud que elabora el programa electoral del PSOE, "se produjo una movilizaci¨®n sin precedentes en todas las asociaciones de barrio".
"La renuncia de Borrell nos ha dejado con el paso cambiado", reconoce Luis Fajardo. "Borrell ofrec¨ªa la posibilidad de superar la imagen de divisi¨®n entre las bases y el aparato". Han quedado descabezados, pero no desactivados.
La victoria de su candidato les sorprendi¨® y les dio medida de su fuerza. Por ello sienten que el verdadero vencedor de las primar¨ªas fueron las bases, sobre todo los j¨®venes. Ahora sienten que ha llegado el momento de retomar el debate de la renovaci¨®n y de su participaci¨®n en el partido. Por ello, muchos de los que se resist¨ªan .a tomar el carn¨¦ como Fajardo lo van a hacer ahora "para intentar cambiar las cosas desde dentro".
Listas abiertas, primarias sin cortapisas y abiertas a los simpatizantes, democratizaci¨®n interna, parecen aspiraciones mayoritarias entre los que tienen menos de 30 a?os. Lo que m¨¢s les cuesta es volver a creer en un l¨ªder.
"Un mito que no compartimos es el del liderazgo carism¨¢tico", se?ala Fajardo. "Es dif¨ªcil saber qu¨¦ diferencia hay entre un l¨ªder y un trepa, pero queremos eliminar entre nosotros a los que quieren medrar, queremos cambiar ese tipo de hacer pol¨ªtica basado en cu¨¢ntos indios tengo yo y cu¨¢ntos tienes t¨²", explica Domenec Ruiz. "Hay que dejar de generar pol¨ªticos profesionales. A todos les conviene apearse y estar cuatro a?os comprando el pan. Deben fluir ideas y personas. La vida en com¨²n genera tensiones que terminan paralizando a los partidos por personalismos".
Una idea que comparten algunos de los nuevos l¨ªderes juveniles como Bernard. "Es importante saber el rol que juegas. S¨¦ que a mi me toca dar la imagen joven del partido. Pero punto. Los liderazgos son algo fabricado, y hay que empezar a desmitificar toda esta escenograf¨ªa pol¨ªtica".
La presidenta de Juventudes Socialistas de Arag¨®n es de las que creen que "hay que limitar los mandatos. La pol¨ªtica debe ser una vocaci¨®n, la profesionalizaci¨®n es peligrosa. El partido no est¨¢ para resolver la vida de nadie. Lo hemos visto con Felipe y con todos aquellos que le rodean".
Pero no todos consideran a Gonz¨¢lez un lastre. Muchos j¨®venes siguen consider¨¢ndolo un atractivo. Montse Reyes, de 27 a?os, en quien todos quieren ver la futura alcaldesa de Torremolinos despu¨¦s de haber logrado doblar el n¨²mero de concejales como cabeza de lista, no opina lo mismo: "Felipe sigue siendo un l¨ªder carism¨¢tico al que los j¨®venes ven como alguien que ha transformado la sociedad". Pero eso no justifica la inmovilidad del partido. "Tiene que producirse una renovaci¨®n amplia e inminente, pero de forma pac¨ªfica. No qu¨ªtate t¨² porque tienes 50 a?os que me pongo yo. El partido se lo tiene que plantear desde la conciencia. Pero seria un error la celebraci¨®n de un congreso extraordinario. Eso requiere un tiempo y preparaci¨®n que, ahora no tenemos por la cercan¨ªa de las elecciones auton¨®micas andaluzas y generales. Adem¨¢s, nos llevar¨ªa a empantanarnos de nuevo en temas internos".
'Menos cr¨ªticos con sus l¨ªderes son los j¨®venes del PP y de. IU, a pesar del descalabro de Julio Anguita. "No cuestionamos a Anguita porque sentimos que es un l¨ªder elegido por el partido", asegura Miguel, estudiante de 24 a?os de la Complutense y miembro de Juventudes Comunistas. Por ello, se siente "muy afectado por el fracaso electoral". "Cuando hablo con mis compa?eros de universidad o con la gente que me rodea todos parecen conectar con nuestro mensaje, no puedo entender qu¨¦ ha pasado".
A pesar de la participaci¨®n minoritaria, sigue siendo la universidad el principal trampol¨ªn a la pol¨ªtica de partido. Los j¨®venes de izquierda como Miguel ven en los militantes de Nuevas Generaciones "m¨¢s inter¨¦s por colocarse y medrar en pol¨ªtica que ideales". Pero lo cierto es que cuando se trata de defender los intereses de los estudiantes contra las tasas o el desempleo, ah¨ª est¨¢n tambi¨¦n los militantes de Nuevas Generaciones como Jos¨¦ Carlos Reguil¨®n, el mayor de una familia de ocho hermanos. "Estar en la delegaci¨®n de alumnos me permite participar en la organizaci¨®n de cursos y conferencias con mis compa?eros del PSOE e IU, lo que te posibilita traer a la universidad a gente tan diversa como Ru¨ªz-Gallard¨®n o Cristina Almeida".
Tambi¨¦n cuando se trata de luchar contra la intolerancia son capaces de arriesgar su vida, como Arantxa Quiroga. "Cuando asesinaron a Jos¨¦ Luis Caso siendo yo concejala de Ir¨²n me pas¨¦ muchas horas d¨¢ndole vueltas y pregunt¨¢ndome: ?merece la pena? Aquello parec¨ªa una pel¨ªcula en la que no sab¨ªas qui¨¦n iba a ser el siguiente. Y yo que soy una miedosa aqu¨¦llo me parec¨ªa dantesco. Pero llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que s¨ª merece la pena. Quiero que mis hijos hereden un Pa¨ªs Vasco diferente". A punto de casarse y en quinto de Derecho, Arantxa siente que forma parte de "una generaci¨®n en la que nos han inculcado el odio en los colegios porque nos han trasladado los rencores del pasado. Nos corresponde a nosotros romper con esta cadena. Creo que nuestra mejor labor como concejales es no dejarnos llevar por el rencor transmitido por las generaciones anteriores y oponernos a la radicalizaci¨®n que est¨¢ viviendo la sociedad vasca".
"Soy solidaria y de derechas", asegura tambi¨¦n Aruca G¨®mez. Con un hermano discapacitado, se declara activista incansable contra todo tipo de barreras arquitect¨®nicas o laborales adem¨¢s de participar con organizaciones de izquierda como Paz en la recogida de comida o juguetes para ni?os siempre que se tercie, como Kosovo.
Pero es en el tema de los derechos de la mujer en el que menos diferencias siente con sus compa?eras de izquierdas. "Lo que me fastidia es que sean hombres los que legislan sobre el aborto, cuando es algo que nos afecta a nosotras. No es que crea que el aborto deba ser como un m¨¦todo anticonceptivo m¨¢s, pero tampoco deber¨ªa penalizarse cuando no tienes otra salida. Creo que faltan pol¨ªticas de prevenci¨®n, como es una buena educaci¨®n sexual. La gente no sabe qu¨¦ hacer si le falla un preservativo. Yo creo que puedes ser muy religioso y explicar a tu hijo por qu¨¦ crees que es mejor la abstenci¨®n".
?Qu¨¦ lleva a esos j¨®venes de poco m¨¢s de 20 a?os que tantas cosas quieren cambiar a afiliarse o votar por un partido conservador? "La oferta de los partidos pol¨ªticos dirigida a los j¨®venes suele estar relacionada con el ocio y el tiempo libre. Pero, seas del partido que seas, lo que de verdad nos preocupa son las salidas laborales o c¨®mo comprarse una casa. Se creen que estamos en casa de nuestros padres por pereza, pero es porque no tenemos otra opci¨®n", se?ala Aruca G¨®mez, quien sostiene que todo lo que la separa de sus compa?eros de otros partidos es que "los del PP somos m¨¢s realistas, mientras los de izquierda est¨¢n llenos de tab¨²es y reticencias a que venga una empresa o un militar a dar un curso de formaci¨®n a la universidad. Los ven como tiburones".
M¨¢s celosos de la diferencia, los de izquierda como Domenec Ruiz dicen: "Soy socialista porque el PP no tiene la misma sensibilidad social que el PSOE". Pero tambi¨¦n para ¨¦stos, el verdadero enemigo ya no es tanto el otro partido, como los que est¨¢n al otro lado en temas que consideran clave para el mundo en el que vivimos como son la liberalizaci¨®n de la econom¨ªa, los bombardeos de la OTAN o las pol¨ªticas de igualdad de la mujer.
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