"El Estado que representa Milosevic ya no existe"
Veton Surroi, 38 a?os, es el fundador, propietario y editor del diario en lengua albanesa Koha Ditore. Hijo de ex embajador yugoslavo en Madrid que muri¨® en un supuesto accidente en Espa?a atribuido a los servicios secretos yugoslavos, habla un excelente y pausado castellano. El Koha Ditore, nacido como semanario, se convirti¨® en 1997 en diario, el m¨¢s influyente de Kosovo. Fue arrasado por la polic¨ªa de Milosevic, que quem¨® su rotativa de Pristina a final de marzo. Resurgi¨® en el exilio macedonio, donde se distribuy¨® en los campos de refugiados y en Europa. Para entonces, su editor y primer director se hab¨ªa convertido ya en una figura clave de la vida p¨²blica albanokosovar. Veton Surroi dej¨® la direcci¨®n del peri¨®dico porque fue reclamado para incorporarse como miembro independiente a la delegaci¨®n albanokosovar en las negociaciones de Rambouillet, donde desempe?¨® una labor decisiva fraguando el consenso entre sus distintos partidos, envueltos en rencillas internas. Ha mantenido distancias tanto con el grupo de Ibrahim Rugova como con la guerrilla del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK). Se le considera un prometedor V¨¢clav Havel de su pa¨ªs, en joven, por su ascendencia moral y lucidez de an¨¢lisis, aunque ¨¦l rechaza el halago: "Nos separa un oc¨¦ano". No quiso abandonar Pristina durante los tres meses de persecuci¨®n. Se escondi¨® y se le dio por asesinado. Concedi¨® esta entrevista a EL PA?S en la saqueada sede del Koha Ditore, donde yacen a¨²n los ordenadores destruidos por la sa?a policial.
Pregunta. ?Sabe el mundo lo que ha pasado aqu¨ª?
Respuesta. Nadie lo sabemos. Es muy dif¨ªcil comprender sin ver y saber sin averiguar. Lo que pasa estos d¨ªas es que la gente est¨¢ averiguando la intensidad de la destrucci¨®n, no s¨®lo f¨ªsica, sino del tejido social, del trauma colectivo. Pasar¨¢ tiempo hasta hacerse una idea exacta. Por suerte, no dur¨®, podr¨ªa haber durado mucho.
P. ?C¨®mo enfocar¨¢n la reconstrucci¨®n?
R. El ¨¢rea m¨¢s f¨¢cil ser¨¢ la reconstrucci¨®n f¨ªsica. La m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ la de una sociedad que ha pasado mucho tiempo bajo la dictadura y el apartheid, que nunca tuvo en su historia la oportunidad de sentirse libre. Es la primera vez que somos libres. Tenemos un protectorado militar. Lo que ahora necesitamos es una administraci¨®n civil internacional que asegure las condiciones para una transici¨®n r¨¢pida a una democracia con cimientos s¨®lidos.
P. Los partidos deber¨¢n cooperar con ella.
R. No se puede traer una administraci¨®n de 20.000 personas para montar un Gobierno colonial. Necesitar¨¢ el consenso pol¨ªtico. Los partidos albaneses comprender¨¢n que si no establecen un consenso entre ellos no tendr¨¢n oportunidad de cooperar, para la reconstrucci¨®n, con la administraci¨®n internacional. El consenso va en su inter¨¦s. Ser¨¢ dif¨ªcil, pero se puede hacer, como en Rambouillet, reconoci¨¦ndose la legitimidad mutuamente.
P. Se percibe mucho odio.
R. El nivel de odio crecer¨¢, porque el nivel de informaci¨®n crecer¨¢. Para el sentimiento colectivo, es esencial que la nueva Administraci¨®n fije su atenci¨®n en la construcci¨®n del futuro, no en la destrucci¨®n del pasado. No puede crearse un vac¨ªo, lo llenar¨ªa el resentimiento.
P. Muchos albanokosovares dicen que la naci¨®n serbia es irredimible, que tras lo ocurrido jam¨¢s podr¨¢n convivir con ella.
R. Es producto del fascismo serbio, algo t¨ªpico de cualquier otro. El fascismo s¨®lo existe si tiene una base social. Desafortunadamente, el pueblo serbio tiene responsabilidades: la autocracia existe porque los serbios la admiten, es consensual. No es un asunto de un solo hombre, los partidos del Gobierno y de la oposici¨®n han sido igualmente fascistas con Croacia y con Bosnia, aunque ha habido excepciones, bravas pero minoritarias. Pero aunque existe esa responsabilidad colectiva, no deber¨ªa haber castigo colectivo. Esa cuesti¨®n de la responsabilidad colectiva debe empujar a la sociedad serbia, por vez primera en diez a?os, a enfrentarse a la cuesti¨®n serbia. Los ciudadanos serbios deben mirarse en el espejo y decidir qu¨¦ quieren. Slobodan Milosevic dec¨ªa, lo primero es la guerra en Bosnia, en Eslovenia... Luego, la democracia. Han mantenido el consenso pol¨ªtico para emprender las guerras. Ahora ya no existe esa coartada de que tienen guerras pendientes que librar previamente.
P. ?C¨®mo ve el papel de Europa?
R. Europa demuestra, no s¨®lo pol¨ªtica y econ¨®micamente, una madurez mucho mayor. Est¨¢ demostrando por vez primera que quiere asumir la reconstrucci¨®n de los Balcanes como una prueba de fuerza.
P. ?Es partidario de la independencia de Kosovo?
R. No me preocupo de eso. No pienso en el techo, sino en el suelo, en los cimientos, en cu¨¢les van a ser las paredes de esta casa. Ahora, lo importante es construir una democracia, una econom¨ªa din¨¢mica y unas buenas relaciones con el exterior. La cuesti¨®n del estatuto final vendr¨¢ despu¨¦s.
P. ?Puede alcanzarse todo eso si en Belgrado no hay democracia?
R. La autocracia de Milosevic est¨¢ en sus ¨²ltimos d¨ªas. A lo mejor no es una cuesti¨®n de horas o de semanas, quiz¨¢ incluso permanezca varios a?os. Pero la comunidad internacional reconocer¨¢ una realidad: el pa¨ªs que representa Milosevic no existe. En Yugoslavia hay un Estado fascista, el serbio; en Montenegro, una democracia que se ha ido fortaleciendo, y aqu¨ª, en Kosovo, un protectorado militar. Esos tres elementos no conviven en un Estado. Ese Estado no existe ya.
P. ?C¨®mo eval¨²a la firma del compromiso entre el ELK y la Kfor?
R. Es el precio a pagar por tener aqu¨ª a la OTAN y a una administraci¨®n internacional y por dar un nuevo impulso democr¨¢tico, estableciendo nuevas pautas. Todos los firmantes de Rambouillet lo hemos comprendido.
P. ?Tiene a¨²n un papel Ibrahim Rugova?
R. Todav¨ªa tiene su lugar hist¨®rico, pero creo que su rol es simb¨®lico. Tendr¨¢ que irse, hist¨®ricamente, pero participando personalmente en esa marcha. Las pr¨®ximas semanas y meses certificar¨¢n el final de su fuerza pol¨ªtica. Pero su ida deber¨¢ ser producto del consenso y no de la exclusi¨®n.
P. ?C¨®mo ve el calendario inmediato?
R. La gran reconstrucci¨®n f¨ªsica de viviendas e infraestructuras llegar¨¢ hasta octubre, aunque no se podr¨¢ reconstruir todo, es imposible. Luego entraremos en el cap¨ªtulo social y pol¨ªtico. Las elecciones podr¨¢n celebrarse la pr¨®xima primavera, de modo que tenemos casi un a?o para preparar esa transici¨®n a la democracia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.