Una plantilla feliz, un entrenador tenso y enfadado

A Radomir Antic se le nota tenso, agresivo, enfadado. Intuye que la final es su despedida del Atl¨¦tico y ¨¦l, que se considera el salvador del equipo, no lo entiende. Se siente injustamente tratado, poco reconocido. Por eso dispara contra todo lo que se mueve. A los jugadores, en cambio, se les advierte felices, relajados, disfrutando de veras por primera vez despu¨¦s de tantos meses de funeral. Lard¨ªn lo supo explicar mejor que nadie: "En realidad llevamos todo el a?o jugando finales en la Liga, pero ¨¦sta es diferente, ¨¦sta es una final de fiesta". As¨ª de contradictorios son los mensajes an¨ªmicos del Atl¨¦tico. Antic se considera maltratado por el club y por los medios de comunicaci¨®n. Sin nombrarlos directamente, los acus¨® ayer de haberle entorpecido la preparaci¨®n de la final: su marcha del club, la sombra de Ranieri y todas esas cosas de las que los jugadores, dicen, han sabido aislarse. Antic, con todo, ve al equipo en "condiciones ¨®ptimas" y apela al apoyo de la afici¨®n -su gran aliado- como principal arma para ganar.

En cuanto a f¨²tbol, Antic asegura que el Atl¨¦tico se mantendr¨¢ "fiel a su estilo", asumir¨¢ la pelota y que ni por el Piojo modificar¨¢ la idea de juego que ha permitido recuperarse al Atl¨¦tico en los ¨²ltimos tres partidos. Aguilera revel¨® que el secreto de esa mejor¨ªa est¨¢ en que "el equipo ya no se queda cortado arriba, juega con ocho jugadores por detr¨¢s del bal¨®n".