Cada ma?ana, una batalla
Cada ma?ana compro el peri¨®dico antes de entrar en el ascensor que baja al garaje donde aparco mi coche. Cada ma?ana lucho desesperadamente con todos los fasc¨ªculos y coleccionables que, aconsejado por expertos comerciales, ustedes encartan entre las hojas de su ejemplar.
Cada ma?ana recojo, apresuradamente, los folletos que, deslizando entre las p¨¢ginas caen al suelo varias veces; intento doblar el coleccionable por una l¨ªnea de puntos que no distingo sin mis gafas; lo arrugo por innumerables l¨ªneas que s¨®lo existen en mi imaginaci¨®n, ya con el formato adecuado, me esfuerzo en introducir tan generoso bot¨ªn en mi cartera. Todo ello antes de salir del ascensor, buscar la llave del coche, que he abandonado en alg¨²n bolsillo durante el fragor de la batalla papelera, y precipitarme a ponerlo en marcha con la prisa de cada d¨ªa.
Cada ma?ana sufro con indignaci¨®n creciente esta absurda
agresi¨®n que quiebra mis nervios y me cambia el humor. ?Por qu¨¦ se empe?an en meter todo tipo de fasc¨ªculos en mi ejemplar? ?No pueden reducir su volumen, eliminar esos elementos r¨ªgidos que impiden el oportuno doblez y dejarlo en el quiosco con un medio formato elegante y pr¨¢ctico? ?Son capaces de imaginar los inconvenientes que provocan con su absurdo empe?o?
Cada ma?ana me acuerdo de ustedes; les imagino rodeados de coleccionables in¨²tiles, doblados pulcramente por la l¨ªnea de puntos, mientras nuevos expertos comerciales les presentan peri¨®dicos cada vez m¨¢s gruesos, imposibles de doblar.
Quiz¨¢s, condescendiente, est¨¦n pensando que el problema tiene f¨¢cil soluci¨®n: que saque los folletos y coleccionables del peri¨®dico y los tire a una papelera. Pero no es tan sencillo, porque ya est¨¢n dentro de mi ejemplar; ser¨ªa estupendo que no existieran, pero no puedo tirar tan f¨¢cilmente algo que he comprado, que forma parte de mi peri¨®dico, que tengo que conservar para amontonar con otros miles que les antecedieron y que nunca leer¨¦.
Por eso se lo pido con desesperaci¨®n, se lo ruego con la garant¨ªa de un cliente fiel: supriman los fasc¨ªculos, eliminen los coleccionables, saquen de mi ejemplar todos esos elementos extra?os que su experto comercial maquina introducir.
Suban el precio del peri¨®dico si quieren, p¨®nganlo mucho m¨¢s caro, pero, por favor, no me castiguen con la l¨ªnea de puntos, permitan que mi ejemplar se doble de forma natural; sean comprensivos, no quiero perder el humor, tan temprano, cada ma?ana.-
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