Por encima del bien y del mal
Dicen que Portugal es como una sirena que est¨¢ descansando junto a la orilla del agua, en duermevela. En la sinuosidad del regazo, all¨ª donde la belleza femenina ubica el pecho, la ciudad de Lisboa surge en la toda plenitud de su hermosura. Protegida por la sobriedad de Extremadura y las orillas risue?as del Tajo. Esta bella met¨¢fora sobre la capital lusitana inspira Masurca fogo, la obra sobre la ciudad de Lisboa que cre¨® Pina Bausch para la Expo de 1998. Lo que qued¨® claro en la noche del pasado viernes tras asistir a la funci¨®n de Masurca fogo es que la Bausch posee el don de la genialidad y, presente lo que presente, nace con su sello: calidad art¨ªstica.
El p¨²blico que llenaba la Sala Gran del TNC, en su mayor¨ªa, grit¨® "bravo" puesto en pie, si bien hubo un sector que silb¨® y otro que permaneci¨® indiferente. Pina no se inmut¨® por la divisi¨®n de opiniones, y a la hora de los saludos, dedic¨® su carism¨¢tica media sonrisa, mezcla de ternura y crueldad. Sabe que su brillante carrera profesional la ha situado por encima del bien y del mal e incluso puede permitirse el lujo de tomar el pelo al p¨²blico sin que ¨¦ste se enfade. Lo intenta y lo logra en la segunda parte de este imaginativo y bello espect¨¢culo sobre la ciudad de Lisboa, cuya mayor fuerza reside en su primera parte.
Masurca fogo
Tanztheater Wuppertal. Direcci¨®n y coreograf¨ªa: Pina Bausch. Escenograf¨ªa: Peter Pabst. Vestuario: Marion Cito. Colaboraci¨®n musical: Matthias Burkert y Andreas Eisenschneider. Teatre Nacional de Catalunya. Barcelona, hasta el 28 de junio.
El espacio esc¨¦nico, ideado como una costa en la que una sensual sirena, a ritmo de blues atrae a los hombres-navegantes, es la primera tentaci¨®n en la que cae el espectador para sumergirse en el mundo de sensaciones y texturas que envuelve a los lusitanos. Hombres y mujeres que hablan m¨¢s alto de lo normal, el acento con ritmo de samba del idioma portugu¨¦s, que emanan nostalgia y seducci¨®n. La cualidad que m¨¢s potencia la core¨®grafa en este montaje es el poder de seducci¨®n de estas gentes y de sus tierras. La seducci¨®n se convierte en baile.
Los componentes de la compa?¨ªa Tanztheater Wuppertal, suponen la mayor baza de su directora. Re¨²nen todos los requisitos que les convierten en artistas totales. Son actores, son bailarines y tienen personalidad esc¨¦nica. Los cuerpos de los bailarines -esponjas de ideas- se distorsionan en¨¦rgicamente o desfallecen melanc¨®licamente, manipulados por el fluido y voluptuoso lenguaje gestual de la Bausch, en esta ocasi¨®n a caballo entre el romanticismo y el asfalto de una de las ciudades m¨¢s bellas del mundo.
Son intensos los fragmentos corales, especialmente aquel en el que los bailarines interpretan el tango, y emotivos los solos en que dejan que se mezca el cuerpo a ritmo del fado. La melancol¨ªa hecha m¨²sica. La voz de Am¨¢lia Rodrigues nos susurra al o¨ªdo como un presagio. El dolor, el amor, la tristeza y la risa murmurada como un secreto.
Ritmo descendente
El espect¨¢culo, de dos horas y media de duraci¨®n, desfalleci¨® en la segunda parte, reflejo de la ciudad de hoy. Basuras, indigentes, tr¨¢fico ca¨®tico, hombres en paro jugando en la calle, etc¨¦tera. La autora dilata en demas¨ªa su contenido y recurre a ideas de otros montajes o simplemente pone a danzar a sus bailarines para llenar los minutos. Es Pina Bausch y se lo puede permitir, pero rompe el ritmo ascendente de la primera parte. Al final se recrea hasta la saciedad en una nueva proyecci¨®n en que el oc¨¦ano envuelve el escenario -ni la presencia de un simp¨¢tico elefante marino aligera la escena-, as¨ª como en una muestra de las flores m¨¢s representativas de Portugal. Falt¨® el clavel.
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