Pensar lo impensable
Tocar fronteras: tema tab¨². En los Balcanes se han modificado violentamente en los ¨²ltimos a?os, y las actuales, a todas luces, no son las definitivas. No para hoy, ni ma?ana, pero s¨ª pasado ma?ana, hay que prepararse a favorecer una configuraci¨®n de la zona que reconozca las realidades y las posibilidades. A la larga, la soluci¨®n no es que la comunidad internacional mantenga una especie de protectorados internacionales en Kosovo o en Bosnia-Herzegovina. La tarea de una futura Conferencia de los Balcanes va a ser muy ardua. Pero no debe repetir los errores del Congreso de Berl¨ªn de 1878, cuando las grandes potencias, tras tres a?os de conflictos en la zona, dibujaron un mapa de los Balcanes que para nada tom¨® en cuenta los deseos de sus habitantes. No cabe olvidar que el origen de tantas inestabilidades en el mundo actual, de ?frica al espacio de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, es el de los Estados fracasados. La guerra de Kosovo ya ha cambiado en algo la situaci¨®n: si el plan de Rambouillet manten¨ªa, al menos por un tiempo, un Kosovo aut¨®nomo dentro de Serbia, la resoluci¨®n del Consejo de Seguridad del pasado 10 de junio habla ya s¨®lo del territorio dentro de la Rep¨²blica Federal de Yugoslavia, dando un paso, cuando menos, hacia eso que algunos llaman la "autodeterminaci¨®n interna", y que probablemente lleve a m¨¢s. Al tiempo, soplan vientos independentistas en Montenegro. Probablemente, si hubiera un cambio positivo en Belgrado, estas tendencias podr¨ªan invertirse, aunque quiz¨¢s sea ya tarde para ello. Por su parte, Bosnia-Herzegovina es un Estado cuyo presente es absolutamente necesario, pero que, m¨¢s all¨¢ de su ficci¨®n multi¨¦tnica, no necesariamente tiene viabilidad en el futuro. Por eso tantos refugiados no han regresado all¨ª.
Desde 1989 han cambiado algunas fronteras en Europa: la que hab¨ªa entre las dos Alemanias se ha borrado, mientras la Rep¨²blica Checa y Eslovaquia se han separado (y un r¨¢pido ingreso de la primera en la UE puede separarlas a¨²n m¨¢s). Pero, y esa es la gran diferencia con Yugoslavia, en estos dos casos se ha hecho de forma pac¨ªfica en respeto del Acta Final de Helsinki de 1975, que proclama la "inviolabilidad" pero no la "inmutabilidad" (justamente porque Alemania rechaz¨® tal t¨¦rmino) de las fronteras. Hay que afrontar estos problemas con un sentido pr¨¢ctico y no doctrinario. Existen procesos de paz con todo tipo de caminos marcados. En Irlanda de Norte se trata de obligar a cooperar a todos y hacer irrelevantes las fronteras. La separaci¨®n es un principio que puede chocar, pero en Oriente Pr¨®ximo es justamente el que anima las negociaciones entre israel¨ªes y palestinos, lo que podr¨ªa permitir un reencuentro en el futuro. Rambouillet, inteligentemente, situaba la mayor parte del poder, sobre todo en materia educativa y cultural, en los municipios.
La historia muestra que cuanto m¨¢s importancia cobran, m¨¢s dif¨ªcil resulta cambiar las fronteras. Que el espacio balc¨¢nico se haya descompuesto no significa que no se deba recomponer, en un ejercicio que puede hacer las fronteras m¨¢s visibles para que, con el tiempo, acaben difumin¨¢ndose. La ¨²nica manera de hacerlo es desde la democracia y el respeto a los derechos humanos y de las minor¨ªas. El Pacto de Estabilidad para Europa del Sureste va en buena direcci¨®n, con la presi¨®n que va suponer una importante presencia de la OTAN en la zona, y, sobre todo, si se logra impulsar una ilusi¨®n de futuro.
Pues es necesario generar procesos que releguen la cuesti¨®n de las fronteras a un lugar rec¨®ndito en las preocupaciones de las gentes. ?sa es la historia de Europa occidental, de la inacabada UE, un ejercicio de integraci¨®n voluntaria que, para los que participan en ¨¦l, vac¨ªa el sentido de la autodeterminaci¨®n y de la independencia, hace casi impracticable la escisi¨®n si se pretende permanecer en la UE y favorece una ¨®smosis que convierte a las fronteras en v¨ªas de comunicaci¨®n sin atentar a la identidad de lo que contienen. Es urgente que este ejercicio se abra al Este. Ser¨¢ la mayor contribuci¨®n de la UE a la estabilidad del continente, a la europeizaci¨®n de Europa. De toda Europa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.