Un protectorado
"Un protectorado". Cuando Zbigniew Brzezinski, el que fuera asesor de Seguridad Nacional del presidente Carter, utiliz¨® este t¨¦rmino, caus¨® una conmoci¨®n entre muchos de los presentes en el seminario sobre Diez a?os despu¨¦s de 1989, organizado en Viena por el Instituto de Ciencias Humanas y el Project Syndicate. Naturalmente, Brzezinski no se refer¨ªa a la administraci¨®n internacional de Kosovo, sino a la situaci¨®n de Europa respecto a Estados Unidos. Europa, dijo con franqueza y concisi¨®n -"esa es la diferencia entre la ret¨®rica y al an¨¢lisis", explic¨®- es en gran parte "un protectorado americano". La afirmaci¨®n no es una novedad. Lo m¨¢s sorprendente es que chocara, no tanto a los europeos occidentales presentes, que en el fondo no disputaron la aseveraci¨®n, sino a muchos europeos del otrora Este, entre ellos los de una Polonia reci¨¦n ingresada en la OTAN. As¨ª, medio en broma medio en serio, Adam Michnik, director de Gazeta Wyborcza y uno de los polacos que m¨¢s se distinguieron en la transici¨®n de la dictadura comunista a la democracia, reconoci¨® que escuchar esa calificaci¨®n de la relaci¨®n entre Estados Unidos y Europa hab¨ªa hecho rebrotar desde lo m¨¢s rec¨®ndito de su ser lo que ¨¦l mismo llam¨® su durmiente "chovinismo polaco".
Los pa¨ªses reci¨¦n despertados, doblemente, a la libertad y a la soberan¨ªa nacional, se resisten a admitir esta realidad. E incluso se resisten a relativizar su recuperada soberan¨ªa nacional en una Europa integrada. ?ste puede ser uno de los problemas de la necesaria ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea al Este, respecto a la cual algunos, con el ex primer ministro polaco (1989-1991) Tadeusz Mazowiecki, se preguntan si se va a tratar de una reunificaci¨®n de las dos Europas o, m¨¢s bien, de una "anexi¨®n" de la del Este por la actual UE. A pesar de estas dudas, en Polonia no acaba de arrancar el debate sobre la integraci¨®n, como tampoco lo hubo a fondo sobre la OTAN, quiz¨¢s porque, justamente, se pretende construir un consenso y no crear enemigos o rivales respecto a esta cuesti¨®n.
En cuanto a la situaci¨®n de protectorado, Brzezinski se mostr¨® esc¨¦ptico respecto a las posibilidades de cambiarla en el futuro previsible, aunque apreciara en el nombramiento de Solana como se?or Pesc una cierta voluntad europea de recuperar una autonom¨ªa militar y pol¨ªtica. Algunos de los datos que present¨® resultan elocuentes. As¨ª, ning¨²n pa¨ªs europeo por s¨ª solo hubiera sido capaz de prevalecer sobre la peque?a Serbia. En la guerra por Kosovo, Europa ha dependido absolutamente de EE UU para algunas cuestiones esenciales: no ¨²nicamente para los ataques a¨¦reos -en un 70% estadounidenses, seg¨²n ha se?alado el almirante Guido Venturoni, presidente del Comit¨¦ Militar de la OTAN-, sino para los sistemas de escucha de las conversaciones entre autoridades serbias, u otros elementos de tecnolog¨ªa de punta.
Los miembros europeos de la OTAN dedican a gastos de defensa las dos terceras partes del total de EEUU, pero, seg¨²n Brzezinski, obtienen s¨®lo un 20% del rendimiento de la superpotencia, debido a las redundancias nacionales. ?Cambiar¨¢ la situaci¨®n? El desarrollo de una Identidad Europea de Defensa podr¨ªa contribuir a ello, pero necesitar¨¢ mucho tiempo y esfuerzo. Mientras, EEUU ser¨¢ una potencia quiz¨¢s no omnipotente, pero s¨ª prevaleciente e incluso hegem¨®nica. La cuesti¨®n es si va a seguir si¨¦ndolo en el futuro previsible, si es un estadio terminal, o si se trata de una etapa transitoria. Hoy por hoy, EEUU es un pa¨ªs cuya s¨²bita retirada de su presencia militar en influencia en los Balcanes, Oriente Pr¨®ximo, el Golfo, de Jap¨®n y Corea, llevar¨ªa al mundo a la anarqu¨ªa, seg¨²n el asesor convertido ahora en profesor. Ning¨²n otro Estado est¨¢ en tal situaci¨®n. Pero no est¨¢ garantizado que EEUU, sus ciudadanos y su Congreso, quieran que permanezca con este grado de implicaci¨®n internacional, y no caiga en una tentaci¨®n "minimalista". EEUU podr¨ªa llegar a querer devolver el poder adquirido. Pero para ello tiene que haber alguien a quien devolv¨¦rselo. ?Europa? aortega@elpais.es
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