?Juguetones o asesinos?
Mucha gente adora a los delfines, esos simp¨¢ticos animales que protegen a los n¨¢ufragos y pasan el tiempo jugueteando felizmente en las olas. Pero algunos expertos, siguiendo el rastro de pistas sangrientas, est¨¢n viendo que los delfines pueden tener instintos asesinos no relacionados con la necesidad de comer y han observado actos recurrentes de infanticidio. En EEUU se han producido casos de personas mordidas por delfines y algunos expertos y autoridades temen que se puedan registrar accidentes graves ante la moda de los programas tur¨ªsticos que incluyen, como aventura, alimentar a estos animales en libertad y nadar con ellos.
Amy Samuels, del Instituto Oceanogr¨¢fico Woods Hole, dice que las lesiones han sido hasta ahora relativamente menores, pero a?ade: "Su aparente sonrisa no significa que los delfines no sean agresivos".
Entre las 32 especies que forman la familia de los delfines (Delphinidae), est¨¢ la ballena asesina, de hasta diez metros de longitud y famosa por su agresividad. Pero el resto son animales m¨¢s peque?os: el delf¨ªn corriente mide unos dos metros y medio. La mayor¨ªa tienen morro pronunciado y todos tienen una aleta dorsal central y dientes afilados que usan para alimentarse, sobre todo de calamares y peces.
Son animales sociales y, aparentemente se comunican entre ellos con sonidos, aunque los cient¨ªficos dicen que no tienen un lenguaje complejo. Son m¨¢s inteligentes que los perros y similares en este aspecto a los chimpanc¨¦s.
Los primeros indicios de muertes producidas deliberadamente por delfines surgieron aprincipios de los a?os noventa, en la costa escocesa, cuando unos expertos hallaron marsopas muertas con extra?as heridas, m¨²ltiples fracturas en el esqueleto y ¨®rganos internos da?ados. Primero sospecharon de barcos y de redes de pesca, pero en 1994 encontraron una marsopa con el flanco desgarrado y mordeduras que encajaban perfectamente con los dientes de delf¨ªn adulto.
Se encontraron m¨¢s indicios al repasar datos: entre 105 marsopas examinadas entre 1991 y 1993, se determinaron ataques de delfines en 42 casos. Relatos de testigos acerca de ataques de estos animales reforzaron las sospechas.
Despu¨¦s, el hallazgo de cr¨ªas de delf¨ªn muertas, con huesos rotos, se intent¨® explicar con la hip¨®tesis de que los agresores ser¨ªan machos intentando eliminar descendientes de sus competidores para liberar a las hembras y acceder a ellas, ya que ¨¦stas cuando tienen cr¨ªas pasan a?os sexualmente inactivas. Pero no hab¨ªa datos sobre el sexo de los agresores. Eran los primeros indicios de infanticidio entre cetaceos, un comportamiento corriente en la naturaleza. Los cient¨ªficos pensaron que tal vez los ataques a las marsopas "desarrollaban habilidades utilizadas en los actos de infanticidio".
Investigadores de EEUU hallaron marsopas y cr¨ªas de delf¨ªn muertas en la costa de Virginia. En 1997 apareci¨® una cr¨ªa con desgarros, costillas rotas y pulmones lacerados. Al repasar los datos correspondientes a 1996 y 1997 se descubrieron ocho muertes inusuales de cr¨ªas de delfines, sin mordeduras de tibur¨®n ni heridas producidas por embarcaciones.
Los expertos creen que los factores evolutivos pueden explicar el infanticidio, pero no entienden los ataques de delfines a marsopas, dado que ambos mam¨ªferos comen peces diferentes y no parece que compitan por la comida. Se empieza a sospechar que los delfines salvajes pueden ser fr¨ªos asesinos. Pero los expertos creen que no es peligroso nadar o jugar con los delfines cautivos, dado que suelen estar amaestrados y vigilados.
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