La oportunidad turca
Nunca en sus 75 a?os de Historia ha tenido la Turqu¨ªa moderna la oportunidad que ahora se le brinda de zanjar sus mayores cuitas hist¨®ricas. Llega adem¨¢s en el momento en que m¨¢s se necesita, en el que la par¨¢lisis en la creaci¨®n de un Estado de derecho, acorde con la democracia parlamentaria existente, amenaza con forzar un conflicto de culturas que podr¨ªa desestabilizar a este gran pa¨ªs y a Oriente Pr¨®ximo, y poner en peligro la seguridad europea. La detenci¨®n de Ocalan hace unos meses, de forma harto rocambolesca y con ayuda apenas disimulada de diversos servicios de informaci¨®n extranjeros, supone ni m¨¢s ni menos que Ankara ha ganado la guerra contra la insurgencia kurda en el sureste de Anatolia. Seguir¨¢ habiendo muertos en la regi¨®n. Porque los grupos armados kurdos s¨®lo ten¨ªan a Ocalan como punto de referencia y pronto estar¨¢n enzarzados en luchas m¨¢s o menos tribales. Y porque la guerra ha favorecido la creaci¨®n en el seno del aparato del Estado turco de grupos pol¨ªtico-mafioso-militares que saquean los presupuestos nacionales por medio del conflicto y han creado zonas sin otra ley que sus intereses en el tr¨¢fico de hero¨ªna, en la extorsi¨®n y el lavado de dinero de todo un sinf¨ªn de oscur¨ªsimos negocios.
Son muchos los pol¨ªticos y funcionarios turcos que deben su procaz opulencia a esta guerra que tantos miles de muertos ha causado en los ¨²ltimos a?os. Desde alguna exprimera ministra hasta jueces, oficiales e industriales.
Pero son muchos, y es de esperar que se impongan, aquellos que creen en que Ocalan en la c¨¢rcel puede imponerse la conversi¨®n real desde el terrorismo sanguinario que ha sido la divisa del Partido de los Trabajadores kurdo al pol¨ªtico negociador que se convierta en un factor de moderaci¨®n entre los kurdos. La guerra en el sureste ha sido en los ¨²ltimos a?os el principal lastre econ¨®mico del Estado, pero, m¨¢s grave a¨²n, se ha convertido en el mayor obst¨¢culo para la evoluci¨®n de Turqu¨ªa hacia un Estado respetuoso con los derechos humanos y homologable con las democracias europeas.
Los enemigos de la sociedad abierta y las libertades han hecho de esta guerra de baja intensidad el principal pretexto para mantener leyes y pr¨¢cticas del Estado absolutamente intolerables en un pa¨ªs con leg¨ªtimas aspiraciones para adherirse a la Uni¨®n Europea. Por eso y pese a toda la agitaci¨®n de un nacionalismo turco creciente, y fomentado involuntariamente por el desd¨¦n de Bruselas, parece razonable pensar que Ocalan, condenado a muerte, no ser¨¢ ejecutado y servir¨¢ a Ankara para buscar una soluci¨®n mediada de la espantosa sangr¨ªa del sureste.
El final del conflicto no ser¨¢, por supuesto, inmediato. Pero si en aquella regi¨®n se logran unas m¨ªnimas cotas de normalizaci¨®n y se liquida as¨ª el protagonismo del Ej¨¦rcito y de los grupos paramilitares o somatenes auspiciados y financiados por clanes mafiosos locales y de Ankara, las fuerzas democr¨¢ticas, tambi¨¦n las kurdas, tendr¨¢n mayores m¨¢rgenes para impulsar la imprescindible democratizaci¨®n y limpieza de un Estado que ha quedado en su desarrollo ya muy por detr¨¢s de la sociedad turca.
La oportunidad es grande y la necesidad de aprovecharla a¨²n m¨¢s. Turqu¨ªa no debe perderla. Hace ahora falta que sus l¨ªderes tengan la visi¨®n, la sabidur¨ªa y la destreza en llevarla a buen fin. htertsch@elpais.es
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