Paco Roig en el ojo del hurac¨¢n J. J. P?REZ BENLLOCH
Un grupo de socios del Valencia CF asesorado por el letrado Ram¨®n Gomis Bernal ha conseguido que el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 11 de los de esta ciudad impute a Francisco Roig, ex presidente del club, un delito societario y otro de apropiaci¨®n indebida de fondos de la entidad. El mismo grupo tiene presentada ante la Audiencia Nacional otra querella criminal contra ¨¦ste por un presunto pago de comisiones ilegales, acerca de cuya admisi¨®n a tr¨¢mite ha de resolver el juez Baltasar Garz¨®n. As¨ª pues se confirma el "empapelamiento" del singular mandatario merengue, del que tanto se ha rumoreado estos ¨²ltimos meses en los cen¨¢culos futbol¨ªsticos de la capital, un tanto esc¨¦pticos en punto a la consumaci¨®n de esta singular iniciativa procesal de imprevisibles consecuencias sociales y econ¨®micas. En punto al contenido de las querellas apenas se sabe m¨¢s de cu¨¢nto se ven¨ªa propalando sin el debido respaldo probatorio. Me refiero a los enredos para el acaparamiento de acciones de la entidad -alguno de ellos pormenorizado en estas p¨¢ginas-, el uso inmoderado de tarjetas de cr¨¦dito a cargo del Valencia CF, las retribuciones millonarias "pro domo sua" por la venta de derechos televisivos o las muy afamadas comisiones por los fichajes y traspasos de jugadores, protagonistas inocentes en algunos casos de rocambolescas operaciones. Incluso la ampliaci¨®n del Campo de Mestalla, con tan sustanciosas cifras presupuestarias, ha dado p¨¢bulo a historias para no dormir, sobre todo quienes sientan insomnio con s¨®lo pensar en el penal de Picassent. Dimes y diretes, en suma, que ten¨ªan el mayor o menor cr¨¦dito seg¨²n la fuente informadora. Y tal es, precisamente, la novedad m¨¢s notable de este episodio judicial: que los dimes y diretes, las imputaciones, en fin, tienen el respaldo suficiente de pruebas y testimonios. A mi entender, y dada la poluci¨®n de sospechas que abruma al ex presidente, ¨¦sta es la mejor oportunidad que se le brinda para desfacer entuertos y aventar de una vez por todas las pertinaces acusaciones que ha decantado su agitado tr¨¢nsito por el club. Creo que el incriminado comparte esta idea cuando declara que colaborar¨¢ con la justicia para que se investigue a fondo. Nadie como ¨¦l para dar cuenta de tantas opulencias y cacareados agios. Pero ha de saber y sabe, obviamente, que los querellantes y quienes se solidarizan con ellos, as¨ª como los abogados que intervienen, no se han echado al monte sin haberse atado bien los machos. Tambi¨¦n a ellos les va el prestigio en este desaf¨ªo, por no hablar de los inevitables gastos. Por ello han rastreado las pistas, escarbado en papeles y exprimido testimonios, vi¨¦ndose recompensados, seg¨²n cuentan, por la colaboraci¨®n espont¨¢nea de personajes que han sido tan agonistas como el mismo Roig de ciertos episodios. Colaboraciones ins¨®litas y documentadas que ser¨¢ muy dif¨ªcil desautorizar, por lo que afirman. Tampoco han de resultar tan chocantes estas contribuciones espont¨¢neas si tenemos en cuenta la personalidad del imputado, que ha pasado por la vida pisando callos y administrando desdenes, con el agravante de su poca ma?a para disimular las codicias y la pueril certeza de que se eternizar¨ªa en la poltrona blind¨¢ndola contra toda requisitoria Vae victis, que dec¨ªa el cl¨¢sico. El asunto no ha hecho m¨¢s que irrumpir en su hora de la verdad y es previsible que en las pr¨®ximas fechas afloren novedades escandalosas. Llegados a ese punto ser¨¢ oportuno recordar a cuantos se reputen observadores imparciales que las posibles trastadas societarias y econ¨®micas del hoy imputado contaron en su d¨ªa con la complicidad activa o t¨¢cita de otras personas, y fundamentalmente los consejeros del club, o buena parte de ellos. No est¨¢n limpios de polvo y paja, cuanto menos de responsabilidad moral, y ser¨ªa injusto que se salieran de rositas en el supuesto de que se sustanciasen las acusaciones. Roig es un urdidor portentoso de maquinaciones que jam¨¢s hubiesen prosperado de no contar con la torpeza, condescendencia o amparo de su cohorte. Todos, en consecuencia, tienen su porci¨®n de este viscoso queso.
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