Backstreet Boys no llena Anoeta en su primer concierto en Espa?a
Las casi 10.000 localidades puestas a la venta fueron m¨¢s que suficientes para atender anoche la demanda provocada por la primera escala espa?ola de A concert in the round, la actual gira de Backstreet Boys. Las fans protagonizaron las escenas t¨ªpicas (carreras, lipotimias, griter¨ªo) y el quinteto de Florida tuvo que esforzarse poco para satisfacerlas, pero m¨¢s de 1.000 localidades del vel¨®dromo de Anoeta en San Sebasti¨¢n quedaron sin cubrir.
Cual futboleros impacientados ante la m¨¢s anhelada de las finales, varias adolescentes llevaban m¨¢s de una semana apostadas ante el acceso al vel¨®dromo, y m¨¢s de 3.000 improvisaron una zona de acampada el pasado s¨¢bado. Todo por asegurarse un buen puesto desde el cual seguir las evoluciones en escena del grupo, que inauguraba en la capital donostiarra el periplo espa?ol de la gira de presentaci¨®n de Millennium, su tercer elep¨¦. Por la ma?ana, los alrededores de Anoeta estaban tomados por centenares de jovencitas (los chicos eran s¨®lo una peque?a minor¨ªa) desperdigadas en busca de un codiciado pedazo de sombra, engalanadas con banderas y camisetas del grupo, y con el cuerpo toscamente pintado con los nombres de sus ¨ªdolos o leyendas tan originales como I love BSB. S¨®lo as¨ª, con mucha pasi¨®n, se entiende el universo de unas fans que horas antes del concierto intentaban colarse por la parte de atr¨¢s del recinto acotado, blandiendo excusas tan inocentes e incre¨ªbles como "soy su novia" o "soy m¨¦dico". Con Larger than life, que abre Millennium y fue compuesto en agradecimiento a sus fans, comenz¨® un show de dos horas en el que no faltaron almibaradas, pop comercial y bailable, gotas de hip-hop, pianos que sal¨ªan volando del escenario, explosiones, llamaradas, mecheros al viento, frases en castellano, anecd¨®ticos pasajes jazz¨ªsticos, ejercicios de funk blando superficial y gal¨¢ctico emparentado con Michael Jackson y hasta un solo de guitarra breve y estratosf¨¦rico.
De colof¨®n a los dos bises (It's gotta be you y un I want it that way cantado ondeando una ikurri?a) sirvi¨® una lluvia de confeti que puso punto final a un recital con el que los Backstreet Boys encandilaron a sus incondicionales con canciones repletas de corazones rotos y declaraciones de amor. Pero igual pod¨ªan versar sobre la reproducci¨®n del caracol, ya que el auditorio, lejos de escuchar con atenci¨®n, se pas¨® la velada tapando a los int¨¦rpretes con su constantes agudos y molestos chillidos.
Despu¨¦s de una lluvia de cientos de peluches sobre un escenario pentagonal, Kevin, Howard, Alexander, Brian y Nick aparecieron uniformados y montados en tablas de surf voladoras y con el tema de la banda sonora de Superm¨¢n como fondo. Daba inicio as¨ª su espect¨¢culo, plagado de pop comercial.
Cada movimiento de los cinco miembros de la banda era correspondido por el p¨²blico con un griter¨ªo infernal. Por no hablar de las reacciones que suscitaban los breves instantes en que la coreograf¨ªa tomaba un tinte sensual. Arranc¨® la fiesta con Larger than life, el tema que abre el ¨²ltimo elep¨¦ del grupo y que los Backstreet Boys han compuesto en agradecimiento a sus enardecidas seguidoras ("Todo vuestro tiempo perdido nos mantiene vivos", cantan los cinco).
El conjunto encandil¨® al respetable con una bater¨ªa de canciones repletas de corazones rotos y declaraciones de amor. Pero igual podr¨ªan haber versado sobre cualquier otro asunto mucho m¨¢s alejado para la acogida que tuvieron. El auditorio, lejos pararse a escuchar, sigui¨® tapando a sus cinco ¨ªdoloss con sus constante e insoprtable griter¨ªo.
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