Recordando a Pedro Duran Farell
Pedro Duran i Farell nos ha dejado sin avisar. Trabajando hasta el final. Queriendo decir, quiz¨¢s, que una vida tan intensa como la suya no puede acabar languideciendo, sino que debe mantener el tono, el empuje, mientras dure. Las opiniones que se han publicado por parte de quienes le hemos conocido, sean desde el campo empresarial, el pol¨ªtico o el acad¨¦mico, coinciden, sobre todo, en destacar su capacidad de iniciativa como empresario con propuestas constantes y siempre innovadoras. Ya empez¨® en Hidroel¨¦ctrica de Catalunya buscando la eficiencia con presas de reducido tama?o, que romp¨ªan con la inercia de los grandes pantanos del r¨¦gimen anterior. Despu¨¦s vendr¨ªa la energ¨ªa nuclear y, sobre todo, su gran intuici¨®n y decisiva aportaci¨®n: el gas natural.
Conoc¨ª a Pedro Duran hace m¨¢s de treinta a?os, en plena lucha por llevar la nueva fuente de energ¨ªa al puerto de Barcelona. Fue Pau Roig -un gran amigo de mi padre y que me ayud¨® decisivamente cuando ¨¦ste falleci¨®- quien le habl¨® de m¨ª y nos present¨®. En aquellos momentos acababa de terminar mi carrera y Pedro Duran me doblaba la edad. Buscaba gente nueva para impulsar sus proyectos y me propuso trabajar, junto con Miguel Roca, en uno con el que tambi¨¦n se adelant¨® a su tiempo: la apertura de Barcelona al mar. Se hizo evidente que las grandes operaciones de renovaci¨®n urbana requieren di¨¢logo con los ciudadanos y legitimidad democr¨¢tica de las administraciones que deben gestionarlas.
Pero qued¨® tambi¨¦n claro que esta utop¨ªa era realizable y se sentaron las bases y las ideas para que, 15 a?os despu¨¦s, y tras las elecciones, el Ayuntamiento de Barcelona, lig¨¢ndolo a los Juegos Ol¨ªmpicos, consiguiera una de las transformaciones urbanas m¨¢s profundas que ha vivido nunca una ciudad europea. Sin su iniciativa de los a?os sesenta dif¨ªcilmente habr¨ªamos tenido la Villa Ol¨ªmpica y el puerto en los a?os ochenta.
Pedro Duran, en la empresa y en la sociedad, estuvo siempre pensando en qu¨¦ progreso podr¨ªa traernos el futuro para, inmediatamente, intentar acercar este futuro al presente cuanto fuera posible. Y esta actitud la tuvo tambi¨¦n en relaci¨®n a la sociedad civil, a la vida pol¨ªtica de nuestro pa¨ªs. Pedro cre¨ªa en el di¨¢logo, en convencer, en el pacto como soluci¨®n entre gente civilizada. Por este motivo se adelant¨® otra vez cuando propuso reconocer la realidad en el campo sindical y aceptar a Comisiones Obreras como interlocutor. Los quebraderos de cabeza que tuvo Adolfo Su¨¢rez cuando, en plena transici¨®n y casi diez a?os despu¨¦s, reconoc¨ªa a los sindicatos dan una medida del valor del gesto pionero de Pedro Duran.
Esta actitud de querer convencer le llevaba a ilusionar a los dem¨¢s detr¨¢s de los objetivos que se trazaba. Sab¨ªa que ¨¦stos deb¨ªan ser econ¨®micamente viables, pero siempre le vi analizando y explicando las consecuencias para la sociedad, c¨®mo contribu¨ªan a lo que en expresi¨®n tan catalana y hoy tan utilizada llamamos "fer pa¨ªs". Nunca le vi demasiado preocupado por el corto plazo, sino por acertar en temas que apoyasen el progreso de nuestro pa¨ªs.
En relaci¨®n a la sociedad civil, Pedro Duran contribuy¨® tenazmente a tejer una red de complicidades, de di¨¢logo entre posiciones diversas, de colaboraci¨®n desde el sector privado con la Administraci¨®n y las instituciones que es parte esencial de lo que en Europa llaman el "modelo Barcelona". En la visita a Londres con ocasi¨®n de la entrega a nuestra ciudad del premio del Royal Institute of British Arquitects he podido comprobar hasta qu¨¦ punto interesa all¨ª -justo cuando van a recuperar la figura del Lord Mayor para la capital brit¨¢nica- este modelo nuestro de aceptaci¨®n del liderazgo estrat¨¦gico del alcalde elegido por parte de los sectores econ¨®micos junto a la b¨²squeda de colaboraci¨®n desde la Administraci¨®n con la sociedad civil y los agentes econ¨®micos. Muchos factores explican nuestra situaci¨®n, pero es de justicia reconocer que no la hemos creado en 15 d¨ªas -ni en 15 a?os- y que actitudes personales como las de Pedro Duran han contribuido de manera resuelta a un estado que, aunque nos parece normal, es estudiado y envidiado fuera de nuestras fronteras.
Creo que Pedro Duran ejerci¨® una virtud social que es imprescindible potenciar: la de la responsabilidad. Pensar que no todo son derechos, que debemos contribuir al progreso com¨²n sin confiarlo todo al Estado, intentar resolver tanto como sea posible desde la sociedad civil los problemas que ¨¦sta tiene planteados. Su vida ha sido un compromiso sostenido en esta direcci¨®n.
Quiero a?adir que esta ejecutoria social y pol¨ªtica (Pedro hizo mucha pol¨ªtica sin afiliarse a ning¨²n partido) no es posible si no existe un grosor personal, una preocupaci¨®n cultural, un creer en nuestras posibilidades como pueblo. Y esta dimensi¨®n personal hay que ponerla tambi¨¦n de relieve. Porque lo merece quien ha contribuido tan decisivamente a descubrimientos arqueol¨®gicos de la trascendencia de la Dama de Baza, quien construy¨® un museo que es testimonio de un inter¨¦s humano y cient¨ªfico inusitado, quien sab¨ªa transmitir con toda su fuerza el sentimiento m¨¢gico de las noches en el desierto, quien se cas¨® y fund¨® una familiar tan numerosa con Montse, pieza b¨¢sica de esta trayectoria que en tantas y tantas cosas ha sido vivida a d¨²o.
Le¨ª en un libro de Domenach que lo contrario de la responsabilidad no es la irresponsabilidad, sino el conformismo. Nos ha dejado un inconformista tenaz porque fue un hombre responsable en el sentido m¨¢s activo y amplio de esta palabra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.