Singular cabaret

Al Jarreau. Palau de la M¨²sica. Valencia, 14 de julio de 1999.El vocalista de Milwaukee es lo que es. Incontinente, histri¨®nico y amanerado. Pero tambi¨¦n sobrado de facultades vocales y bendecido por los ¨¦xitos de ventas. ?se es Al Jarreau: Lo tomas o lo dejas. Conocimiento de los recursos y t¨¦cnicas del jazz no le faltan, pero hace tiempo que los puso al servicio de un show f¨¢cil y autocomplaciente, donde predomina el funk y a?ade unas gotas de tropicalismo latino. Con esos mimbres, Jarreau hizo el cesto que puso punto final al III Festival de jazz del Palau, con una carga variopinta en la que entraban est¨¢ndares como Stella by starlight o Take five, piezas de Jobim como Agua de beber o los ¨¦xitos personales (Roof Range, Sticky wicket, Pleasure) que han jalonado una dilatada carrera. Jarreau es una m¨¢quina de sonidos y ritmos (no en vano abri¨® el paso a Bobby Mc Ferrin, si bien las comparaciones a estas alturas resultar¨ªan un tanto inc¨®modas) m¨¢s bien descontrolada a la que, por momentos, parec¨ªa sobrar cualquier arropamiento. El joven cuarteto acompa?ante, b¨¢sicamente el¨¦ctrico con espor¨¢dicas incursiones ac¨²sticas, se mostraba divertido con el juego que el cantante se tra¨ªa entre manos y se limitaba en apariencia a rellenar los escasos huecos que ¨¦ste dejaba entre ejercicios vocales y mera palabrer¨ªa, al tiempo que tej¨ªa ritmos de corte funky que invitaban a cimbrearse a un p¨²blico que, por necesidades del gui¨®n, permanec¨ªa atrapado en sus butacas. La desbordante gesticulaci¨®n, las bromas constantes e incluso la autoparodia vocal que hacen de Al Jarreau un showman excesivo, daban la impresi¨®n de encontrarnos ante una f¨®rmula de cabaret jazz¨ªstico apenas explotada y el convencimiento que ¨¦se y no otro es el tipo de espect¨¢culo en el que el veterano cantante norteamericano se siente c¨®modo. Si es as¨ª y sus ¨¢lbumes se siguen vendiendo bien, para qu¨¦ cambiar.